viernes, 29 de abril de 2016

Hoy no es tu día

Me contaron que ocurrió cuando tocaste fondo. Esa vez que tiraste la toalla, y que decidiste rendirte sin encontrar ningún motivo que te hiciera seguir adelante. Que fue en esa época, en la que todo te salía mal, y que ya no te valía que te dijeran que solo eran "algunas" malas rachas, porque pensabas que "algunas", ya eran demasiadas. Pero ese día, un día cualquiera, fui yo quien reavivó tus fuerzas.
  
Ya me enteré que fue a ti a quien quitaron el aliento, apagaron tu sed y hambre por sentir, y adormecieron tus ojos, con la intención que fuera para siempre. Que hubo un momento en el cual, para ti vivir, simplemente era la palabra contraria a morir. Pero que de repente cambiaste, porque en ese momento, fui yo quien se te vino a la cabeza.

Fue de ti, de quien me dijeron que caminabas a través de una tierra vacía, sin ningún mapa que indicara tu camino. Las lágrimas nublaban tu vista sin dejarte ver más allá del dolor. Que dejaste sin color tus ojos. Que tu valentía era de mentira, sobre todo cuando apareció el miedo de verdad. El temor que te sacude cuando piensas en esa persona que sufre y que jamás saldrá adelante. Fue ese día; el día en que luchaste por quien quieres. Luchabas por mi.

Me enteré de todo esto, pero es ahora cuando pienso, que igual no me lo contó nadie. Y ni lo hicieron, ni hubiera hecho falta que me lo contaran, porque yo estaba allí para sentirlo. Lástima que a veces cueste tanto ver estas cosas. Como tampoco veía el dolor de tus ojos, esos que sin embargo nunca lloran, o igual lloran a escondidas, y que solo tratan de iluminar mi oscuridad. Aunque estoy seguro, que la mayoría de los ríos que has cruzado, han sido de lágrimas.

Así que en mis desdichas, siempre fue un acierto dejarme llevar, tal y como me dijiste, sobre todo, porque hiciera lo que hiciese, de cualquier manera mis pasos me llevarían a ti. Aún cuando erróneamente pensaba que encontraría las huellas de tus pisadas en mi trayectoria. Porque no, eso no podría ocurrir. Y ya veo que es, porque nunca caminas ni delante, ni tan siquiera a mi retaguardia, sino siempre a mi lado. Es que tanto aprendí de ti ,que ya nada puedo enseñarte.

Recuerdo una vez, o quizás fueron varias las veces, en la que me presenté ante ti muy magullado. Tenía los huesos deshilachados, habían zarandeado mi alma y roto mi corazón. Tú me reparaste, me recompusiste. Me remendaste con ese hilo que guardas en algún lugar secreto. Ese que usas para coser los corazones rotos y que haces que vuelvan a latir de nuevo. ¿Cómo lo haces?.

Ha tenido que ser con el paso del tiempo, para que también entendiera tus mentiras. Esas, acerca de que nunca estabas cansada, ni enferma, ni que no tenías hambre o que no necesitabas dinero. Esas pequeñas "trolas", cuando me decías que lo tenías todo, y que no necesitabas nada, que tu felicidad estaba repleta. Que todo estaba bien, y que no me preocupara. Esas pequeñas mentiras, que también corresponden a las mejores madres, por "culpa" de sus hijos. Gracias a esas mentiras supe de tu sufrimiento. Aunque ahora te costaría mucho engañarme; ya no lo permitiría.

Ese rol que se te ha asignado, donde a veces siento como si hubieras hablado con Dios, y ya conocías mis frustraciones para entender tan bien mis fracasos. Desde luego que me tocó la lotería contigo, o ha sido como encontrar el tesoro perdido que todos buscaban. Y es que es tan sencillo serte fiel, que improvisar lo contrario, no saldría nunca bien.  

Sé donde ir si quiero sentir amor verdadero. También eterno. Incluso cuando te digo que no te necesito, antes que te hayas ido, ya quiero que vuelvas. Conozco el sendero como la palma de mi mano, da igual lo lejos que estuviera y el camino a recorrer. Porque siempre, en lo más oscuro, veía una luz que me llevaba a ti. Desde luego, es el mejor lugar para empezar de cero.

Pero hoy no es tu día, no. Tengo suficientes razones para pensar eso. Porque el día de la madre, no es solo un día. Ser madre, es para toda la vida....



Lola&Lola. Fuente de Cantos, 29 de abril de 2016. Fotografía de Lola Alaminos.


  



    

viernes, 22 de abril de 2016

El hijo del posadero

La luna miraba de soslayo su propio reflejo en los charcos provocados por la lluvia. A veces, con la interrupción de las pisadas serenas de los dos caballeros que recorrían las calles de un concurrido barrio madrileño. La noche quería ser tibia, pero no podía dejar de abrigarse en medio de nubes negras; quizás grises. Ambos caballeros respetaban sus correspondientes silencios, absortos tal vez en sus pensamientos; en alguna conclusión extraída de cualquier corral de comedia en la que hubieran coincidido esa noche. Bien vestidos, cada cual a su estilo, pero de buena presencia y digna apariencia, entran en la única posada abierta a esas horas.

El bullicio era ebrio, contrastando con la luz del local, que apenas sostenida por unas velas, creaba un ambiente sobrio. En un lateral, descansaba una vieja escalera de madera, que en su subida, se adivinaba llevaría a las habitaciones de la entreplanta. En el otro extremo, un mostrador de madera, donde detrás del mismo, despachaba el dueño de la posada. Un hombre alto y de mediana edad, con el pelo blanco y una pronunciada perilla y bigote, también canosos, con una alargada y triste cara. Ataviado con un mandil lleno de manchas de vino, sofocaba la sed de los clientes, sin soltar un viejo búcaro sostenido en su mano derecha, y que rellenaba de manera intermitente de una gran tinaja. 

Los dos caballeros ocuparon una mesa de madera vieja, la única vacía de la posada, la más cercana a la lumbre. Ésta, era avivada tímidamente por un chico rechoncho y arrecío (con mucho frío), arropado con una gastada manta, bajo la que pretendía buscar el sueño, sentado en un tronco de leña, mientras apoyaba su redonda cabeza en uno de los laterales exteriores de la chimenea, para así, percibir en su cuerpo el calor de la piedra.

Uno de los caballeros llamó la atención del dueño con un movimiento de cabeza, solicitando su servicio. El posadero, a la misma vez tabernero, incorporando algún mensaje a su griterío, pareció reclamar la presencia de algún ayudante para despachar la mesa de los dos nuevos clientes. Pero tras pasar un instante sin que fueran atendidos, llenó un vaso con la jarra de vino, y tras un preciso lanzamiento del líquido color rojizo, acertó en la cara del muchacho, que cayó hacia atrás del tronco de leña, despertando las carcajadas embriagadas de todos los presentes. Tras incorporarse y acercarse a la mesa que debía atender, y ver a los dos caballeros tan serios, justificó su vergüenza por el ridículo, diciéndoles, mientras se encogía de hombros; "ande yo caliente, ríase la gente".

Uno de los dos caballeros, tras solicitarle al chico regordete lo que quería, anotó con su pluma en una hoja garabateada, la graciosa frase que les había dicho el joven. Al momento, llegó con una jarra que derramaba vino por una grieta, con la que se apresuró a servir dos copas metálicas, para que el líquido bajara por debajo de la fisura, y así parara de derramarse. El tabernero se acercó a la mesa, dejó caer en el centro un plato de madera con dos grandes trozos de queso, cubiertos por una tira de tocino cada uno, y rebanó una hogaza de pan con su afilada navaja. Mientras los miraba fijamente, y le soltaba un manotazo en la cabeza al muchacho que seguía en la escena, les dijo; 

"Si vuesa merced precisara más vino, pueden avisar al vago de mi hijo, que a buen seguro estará al abrigo del fuego, mientras su padre trata de mantener este maldito negocio, del que solo un loco puede sobrevivir ".

Los dos comensales saborean el bocado sobre la rebanada de pan, mientras vacían en largos tragos sus copas de vino. Uno de ellos, el de piel blanca y pálida, despeja el centro de la mesa, y saca un pliego de papel enrollado a modo de papiro. De un zurrón de piel extrae un pequeño frasco de color negro, y de una caña de bambú hueca, desliza hacia afuera una pluma. El muchacho, de nuevo desde su acomodada posición en la chimenea, y a escasos metros de ambos, puede observar como el pálido señor, empieza a mojar la pluma de manera delicada, y con ella a escribir sobre el papel. De forma algo lenta y torpe, y con un marcado acento extranjero, como si estuviera traduciendo el manuscrito, empieza a leerle a su compañero de mesa....

"¿Qué es más noble para el alma?. ¿Sufrir las puñaladas de la estrambótica fortuna?. ¿Levantarse en armas contra un mar de adversidades?. Morir. Dormir. Nada más.
Y si es verdad que al dormir, ponemos fin al dolor del alma y a los miles de embates naturales que la carne herede, desearía de todo corazón la consumación. Morir. Dormir. Tal vez soñar; eso lo complica.
Ese es el recelo, que la desgracia sea tan duradera. Si no, ¿quién soportaría el abuso del tiempo?. ¿Quién soportaría estas cargas bajo el peso de la vida?"

"¡Ahh, la vida amigo mío!", le interrumpió el otro caballero, tocándole su hombro amigablemente, y en señal de aprecio sobre el hermoso texto que acababa de leerle, para seguir diciéndole:

"Es en esta vida, 
yo que siempre trabajo y me desvelo,
por parecer que tengo de poeta,
la gracia que no quise darme el cielo".

A lo que el caballero extranjero contestó, en un torpe pero valiente castellano; "Sí amigo. La vida es una historia contada por un idiota. Una historia llena de estruendo y furia, que nada significa".

Al instante, el tabernero se presentó nuevamente a la mesa, esta vez dispuesto a rellenar el vino de los extraños clientes, y con la intención de curiosear sobre la charla que ambos acompañaban, a la par que hacían anotaciones en sus respectivos papeles. Mientras llenaba sus copas lentamente, apreció el acento extranjero de uno de ellos. Los veía mojar sus plumas en el tintero, y escribir con una letra firme y precisa, propio de quien lo hace constantemente. Con su mandil, lleno completamente de manchas, limpió la comisura de la jarra, tratando de hacer tiempo para obtener más información de lo que ocurría en esa mesa. Ambos caballeros, que habían dejado de escribir por un momento, cruzaron su mirada con él, mientras el tabernero preguntaba a uno de ellos;

"¿De qué país extranjero tenemos el gusto de atender a vuesa merced?"

-- Mi amigo es de Inglaterra --, respondió el otro. 

"¿Y el gusto de la visita?", preguntó queriendo saber de manera indiscreta.

-- Ha viajado hasta nuestro país para buscar inspiración --, le dijo de manera rotunda.

El tabernero quedó mirándolos fijamente, mientras observaba como su regordete hijo, acurrucado junto a la lumbre, no perdía detalle de toda la conversación. Asintiendo con la cabeza, aunque mostrando extrañeza con los caballeros, les dijo; 

"Está claro, y sin ánimo de ofender, y si me lo permiten vuesas mercedes, que siempre he pensado que todo aquel que escribe, algo de loco tiene. Pero más vale locura sana, que locura de guerra".

-- La pluma es la lengua del alma, amigo mío --, dijo uno de ellos, mientras anotaba algo en el papel, para acto seguido preguntarle; 

-- ¿Tendrían en esta posada alguna habitación digna para hospedar a este noble extranjero y futuro amigo mío? --.

"La tengo, gentil hidalgo", le contestó el tabernero. "Esta posada, aunque sencilla y humilde, es tan digna y honorable de aposentar a tal noble señor, sin importar si fuere inglés, y que Dios decida nuestras batallas con ellos. Y aquí en esta casa, encontrará una cama tan limpia y fresca, como las musas en las que se inspirará su amigo esta noche", le dijo mientras le guiñaba descaradamente un ojo. 

"Mi hijo le dará la llave de cuál aposento a vuesa merced", continuó hablándoles, esta vez más discretamente y queriendo volver a ganarse la confianza de ambos.

El joven muchacho, testigo de la conversación, se levantó de su improvisado asiento de leña, se acercó a ellos, y les indicó que le acompañaran a una pequeña mesa, situada junto a la escalera que subía a la planta de las habitaciones. Allí tomó una desgarbada pluma, que mojó como pudo en la seca tinta de un cuenco de madera, para preguntarle descaradamente;

"Tiene usted señor que decirme el nombre de su amigo", intuyendo que éste, no entendería su idioma, o quizás la pregunta.

-- No. Le diré en todo caso el mío --, le dijo secamente el otro, que percibía que el atrevido muchacho quería curiosear más de la cuenta.

"El suyo no lo necesito, si a su merced no le resulta inconveniente. Pero es el extranjero quien va a dormir aquí y del que necesito saber", volvió a insistir el chico regordete, queriendo asumir su papel de buen posadero.

Antes de que siguieran en ese devenir, y advirtiendo la disputa, el caballero extranjero les interrumpió, para decirles con su fuerte acento, pero con la suficiente claridad para que lo entendieran;

"¡Qué importa, si Ser o no Ser yo, si solo quiero dormir!. William; Me llamo William Shakespeare", para dejar así zanjado el tema.

El joven hizo una mueca, satisfecho de obtener la información que necesitaba, mientras que el caballero, asumiendo la inocente indiscreción del chico, le dejó sobre la mesa las 13 "blancas" que le había pedido por la habitación. Buscando la complicidad y buen trato del muchacho para con su amigo, sobre su mano le dejó de propina un maravedí. El chico, agradecido y ya de manera más educada, les dijo;

"Le daré la mejor habitación. Es la del fondo; yo la llamo Dulcinea, porque en ella se consigue soñar dulcemente".

El caballero sonrió por la picaresca del joven regordete, y antes de acompañar a su amigo a subir las escaleras, se giró hacia el muchacho para preguntarle;

-- ¿Y tú chico, cómo te llamas? --

"Me llamo Sancho, señor. Pero el loco de mi padre, siempre me llama Sancho Panza".

--  Yo me llamo Miguel, Miguel de Cervantes. Igual yo también consigo algo de inspiración esta noche. --....


P.D. Hay quien dice que Cervantes y Shakespeare, nunca supieron el uno del otro. Otros en cambio, aseguran que el segundo sabía de la existencia del primero. Yo quiero pensar, que antes de escribir sus grandes obras, se conocieron tal cual aquí relato.

Valga mi humilde homenaje, a estos dos genios que nos dejaron hace hoy, 400 años.






Fuente de Cantos, 22 de abril de 2016. Dibujos libres en la red.
















viernes, 15 de abril de 2016

Un destino animal

Una de las cosas que más me apasiona de visitar algún país, es escuchar las historias que éste tiene. Pero a veces necesitas rodearte de las gentes del lugar, para que te cuenten anécdotas que no podrías leerlas o escucharlas si no viene por boca de ellos. El verano pasado, apenas si gasté una semana en Sicilia, y solo con pisar esa isla, yo sabía que tendría más de una historia interesante de escuchar. Además de ser una de las regiones más bellas de Italia, es un lugar que te invita a descubrir cada uno de sus rincones, con el gran valor añadido de la hermosa gente que en ella habita.

Mis alojamientos se iban sucediendo de manera improvisada, según me iba pareciendo, excepto la reserva del último día, que debía hacer noche en Palermo, pues era de donde salía mi vuelo. Así que antes de partir de Grammichele, donde pasé dos fantásticos días conociendo a Verónica y sus amigos, reservé una noche en Catania. Allí me alojaría en casa de las hermanas Sorbello, a través de "airbnb", una curiosa forma de hospedarse tipo bed and breadfast, y donde compartes casa con los dueños, ocupando uno de sus dormitorios disponibles.

Este tipo de hospedaje, resulta de bastante interés, pues te permite en algunos casos, interactuar con el propietario del establecimiento. Eso te lleva a recibir buenos consejos en favor de conocer la ciudad, en muchas ocasiones, mejores que cualquier guía. Valeria y Grazia, las hermanas propietarias del dormitorio que ocuparía esa noche, ya empezaron ayudándome teniendo el detalle de indicarme a través de un mensaje, cual era el mejor lugar para aparcar, más aún viviendo en el centro de una ciudad tan intensa como Catania. Tras subir a la sexta planta en un viejo ascensor, me presenté en la puerta del piso y toqué un ruidoso timbre.

Las hermanas Sorbello abrieron una desgastada puerta, y se descubrieron ante mi con una apariencia bastante llamativa. Una más alta que otra, pero ambas con aspecto lánguido, demacrado, aún más acentuado por su vestuario; vestidas de negro de arriba abajo y muy descuidadas. Al igual que su piso, con un mobiliario destartalado y senil. Su amabilidad y hospitalidad dejaban aún más al descubierto, que se trataba de dos personas un tanto particulares. Pero el ofrecimiento de ambas en enseñarme la ciudad, no podía ser ni mucho menos rechazado, entendiendo por mi parte, que no dejaban de ser dos chicas normales, solamente con una forma de ser distinta a la mía.

Siempre que viajo, varias bandejas de jamón envasadas al vacío forman parte de mi equipaje. Como aperitivo, en el desayuno, o en caso de una emergencia culinaria, llegan a ser un gran recurso. Y como muestra gastronómica de mi tierra, siendo un producto que despierta siempre gran interés en las gentes de otros países, es el detalle ideal a regalar. Así que justo tras pasar por mi dormitorio, y antes de salir a descubrir la ciudad con ellas, tomé un par de bandejas de la maleta y se las entregué como regalo. Ambas conocían el producto, pues compartieron piso en una ocasión con un español de Erasmus, pero cual fue mi sorpresa que mi ofrecimiento fue rechazado; "Noi siamo amici della mucca Teresa", dijo una de ellas, no pudiendo ocultarles mi cara de asombro. Tras un momento paralizado, regresé de vuelta con las bandejas de jamón hacia la maleta nuevamente.

La explicación era de lo más absurda; "¿he escuchado que son amigas de la vaca Teresa?", me decía a mi mismo para mis adentros, a la vez que compartía el estrecho ascensor con ellas, que sonreían tímidamente, sin tener intención de darme más explicaciones sobre el asunto. 

"He querido entender, ¿que sois amigas de la vaca Teresa?", quise preguntar. Una de ellas, la que más "chapurreaba español", y que al igual que la otra, daba por hecho que tenía que ser algo lógico el hecho de ser amigo de una vaca, trató de explicarme el asunto, pero lió aún más mi cabeza, y ni que decir tiene, que complicó mucho más la impresión que tenía de ellas.
-- Sí, se trata de una vaca que escapó del matadero, y quiso escapar a nado desde el estrecho de Messina hasta Calabria.--

Mi cara debía ser un poema, pero no quise saber nada más. Me tocaría vivir una jornada con dos hermanas rarísimas, misteriosas y desconocidas. Pero sin embargo, la hospitalidad que mostraron desde el primer momento, hizo que no desconfiara y me dejara llevar. Me mostraron una ciudad con una vida nocturna apasionante, en un ambiente cálido y amigable. Presenciamos bonitos espectáculos callejeros, tomamos algunas cervezas, y nos dispusimos a comer algún aperitivo. Y fue de esta manera, como descubrí que se trataba de dos chicas extrañas, si, pero que en definitiva tan extraño como yo puediera ser para quien no piensa o actúa como yo. Antes de elegir cualquier cosa de la carta, me dijeron que eran vegetarianas, entendiendo que rato antes, me hubiera resultado tan difícil relacionar su amistad con la vaca Teresa y este hecho.

Una vez regresamos a casa, de lo más intrigado, y sin poder dormir sin antes de conocer la historia de la "vaca Teresa", decidí navegar por internet y buscar información al respecto.

Cuatro años antes, en la zona de Castiglione, a las faldas del monte Etna, a pocos kilómetros de donde viven las hermanas Sorbello, y justo cuando le tocaba ir al matadero, una vaca consiguió escapar del corral donde esperaba para ello. Su desesperada huída, la llevó a un pueblo de mar llamado Santa Teresa di Riva, en la provincia de Mesina, y de ahí el apodo que adquiriría más tarde el animal.

Sorprendentemente en su fuga, la vaca Teresa se embulle en el mar, y hace a nado casi dos kilómetros en dirección a Calabria, antes de ser rescatada por la Guardia Costera, quienes se las vieron y desearon para conseguir atraparla. Su negativa a salir del agua venía provocada por su lucha desesperada para no ir al matadero. Se negaba a morir de esta manera, yendo en contra de lo que le tenía deparada la vida por pura "naturaleza". De ahí sus tozudos intentos de soltarse de la cuerda que la sujetaba al cuello, y su resistencia a salir del mar. Pero finalmente las autoridades consiguieron sacarla del agua y entregarla a su legítimo dueño, quien la llevaría irremediablemente al matadero.

Pero los ojos del animal en su desesperación por vivir, conquistaron el corazón de una chica que presenció toda la escena, y quien sin pensárselo dos veces, se hizo con el animal para garantizarle una vida placentera en una bonita granja escuela. A las pocas horas, no tardó en hacerse famosa en toda Italia, siendo bautizada como "la vaca nadadora", desde ese momento llamada Teresa. Pero lo que más repercusión tuvo de todo aquello, es que la nueva joven propietaria, declaró a los periodistas que quisieron saber, que tal fue el sufrimiento que le transmitió el animal, que desde ese momento se haría vegetariana para nunca más comer carne.

La noticia no tardó en difundirse en las redes sociales, y cientos de personas se movilizaron a través de ellas, sensibles con lo que había ocurrido, y decidiendo formar un grupo de amigos; "los amigos de la vaca Teresa". Un grupo en continuo crecimiento, que pronto llenaría de mensajes en favor de los animales todas las portadas de periódicos y sería "trending topic" en todas las redes sociales.

A la mañana siguiente, me levanté agradecido de haber conocido a las hermanas Sorbello, y a través de ellas, la bonita historia de la Vaca Teresa y mi admiración por el animal en el desafío por su supervivencia. Pero sobre todo, con la reflexión de que ojalá lucháramos contra nuestro destino, si éste no nos gusta, como hizo la vaca Teresa. Ya quisiéramos a veces parecernos a los animales....

P.D. Aún así, en esa mañana, antes de marcharme, les dejé una bandeja de jamón sobre la mesa de la cocina. ¡No sea que la amistad de las hermanas con "la mucca Teresa", no fuera tan fuerte como ellas decían!.



Fotografía de Carlo Aprile.


Fotografía de Darío Latto.


Maria Marinho, Porto. 15 de abril de 2016



Casa de Maria, Oporto, 15 de abril de 2016.


  

     



   







   



viernes, 8 de abril de 2016

La brújula

A todo el mundo le ilusiona recibir un regalo. Éste, siempre viene como una muestra de afecto, un mensaje de cariño, o sencillamente, porque el emisor piensa que te puede venir bien. Hace algún tiempo, me hicieron un regalo un tanto peculiar. Cuando lo recibí, me quedé un poco asombrado, no sabía como encajarlo. Pero en aquel momento, me lo tomé bastante bien. Ahora mismo, también. ¡Se trataba de una brújula!!.

Todos sabemos que las brújulas son instrumentos de orientación, que utilizan una aguja imantada para señalar el norte magnético terrestre. Se empezó a usar hace más de una decena de siglos en China, principalmente para determinar las direcciones en mar abierto. Esa es siempre la referencia, de ahí la importancia de no "perder el norte", ni tan siquiera en la vida. No creo que el trasfondo del recado fuera ese. Pero bueno, es lo que pasa con los "exploradores", que a veces se sienten perdidos; ¿o acaso sabía Colón dónde iba?.

Sé que el bonito detalle venía con la mejor de las intenciones, porque sobre todo, detrás traía un gran mensaje que descubrí con el tiempo, que ni tan siquiera la persona que lo enviaba sabía, y donde la interpretación que yo le di, era bastante positiva. Es evidente que Lucía, que así se llama la autora del presente, trató de mezclar cariño y amistad con un poco de burla, y esa mezcla por supuesto, fue muy bien recibida por mi parte. Además lo sé, porque este blog acababa de nacer, y el texto que provocó que ella pensara en ese pequeño regalo, en esa brújula cargada de intenciones, también era de lo más peculiar. Decía así;

"Ahí va algo para tu blog....

Luego de pensar un poco en esta semana y de dormirme una siesta a la uruguaya, aunque me han dicho que no piense tanto, creo que voy a lograr decirte algo sobre ustedes, o más bien sobre ti, un par no más, porque quien sabe si todos serán tan raros....

Puedo decir que son personas sumamente amables, educadas, cultas, que por supuesto viven una realidad completamente diferente a la nuestra, y vos además, me hablas de jamones de bellotas.

Y a pesar de eso, algunos completamente perdidos viajan por el mundo y llegan aquí, para conocer otras culturas, vidas, gentes, personas, y por qué no, caminos...

Seguramente también buscando ese algo que todos necesitamos para quizás, sentirnos un poco más completos en la vida...

Y se encuentran con este país; pequeño, desprolijo, con la gente más impuntual de este planeta, y a pesar de todo, siguen siendo positivos. ¡Realmente admirable!!.


Lucía acertó de lleno respecto a que en aquel momento, quizás andaba un poco perdido, o a lo mejor mucho, y tal vez yo ni tan siquiera lo sabía. Y a pesar de ello, me sentía de lo más positivo, optimista y conciliador con mi vida. Y mira que no es algo muy común hoy día, ya que para muchas personas, el hecho de estar perdidos, supone un gran obstáculo en sus vidas. Un gran freno que te impide avanzar, te estanca y te queda paralizado por un tiempo.

Y resulta que hablo con "gente perdida" casi a diario. Y la mayoría de esas personas sin ellas saberlo. Porque quien ha estado perdido más de una vez, puede ver con más claridad quienes pasan por eso mismo. Y esforzarse por enmendar la situación, cuando ni tan siquiera hay nada que hacer, puede derivar en un error. Pero si el "hallarte", está en tus manos, no deberías esperar ni un segundo y salir de esa, a veces, "maldita zona de confort". Porque lo peor de todo, es saber que estás perdido y aún así, dejar que el tiempo se apodere de tus decisiones, o mejor dicho, de tus no-decisiones. , 

Del mismo modo que todo llega a quien sabe esperar, y a la vez lo anda buscando, todo aquel que se halla perdido y quiere encontrarse, lo acaba consiguiendo. La clave es la paciencia, y el punto fuerte dentro de ésta, el hecho de saber afrontar esa espera con la mejor de las actitudes. 

Lo que no sabría Lucía, es lo que me ayudaron sus palabras, incluso su brújula. Y es que, uno no puede encontrarse, hasta que no sabe que está perdido. Incluso a veces, es bueno perderse para encontrar lo que ni sabías que andabas buscando....




Fuente de Cantos, 8 de abril de 2016. Fotografía de Jesús Apa.





viernes, 1 de abril de 2016

Solo he sido un olvido

Solo será un minuto, 
no te robaré más tiempo.
Apenas pocos segundos,
y dejaré que sigas contento.

Si solo pasabas por aquí,
y me has visto por accidente.
No te aflijas por mi;
no le pasa a mucha gente.

Nací sin saber mi historia,
más luego me contarían,
que solo estaré en tu memoria,
justo al perder mi vida.

Seré un simple refugiado,
ni siquiera un "espalda mojada".
Un cambio de canal precipitado,
apenas una triste mirada.

Saltar una alambrada,
no me causa ningún miedo.
Es mi alma la arañada;
es mi vida la que pierdo.

Huyo de una guerra,
más tengo sed y hambre de paz.
Todas mis heridas abiertas;
me saciaré de agua y sal.

Mi barco es de papel;
seré escupido en la arena.
No llevamos timonel,
solo un ancla sin cadena.

Naufrago en un mar de dolor,
sin alivio y cura alguna.
Aquel que antes me escupió,
será esta noche mi cuna.

Me pintarán como un angelito,
un niño de cuento de hadas.
Quise volar al infinito,
pero mis alas estaban mojadas.

No soy yo quien duerme,
ni tú andas muy despierto.
Pero te escucho decir entre dientes;
"solo es un niño muerto".

Valga otra vez este recuerdo, 
de la inocencia interrumpida.
Una muerte sin remedio,
de quien buscaba nueva vida.

Disculpa si te he molestado,
y tu sensibilidad he herido.
Ya no soy un refugiado.
Solo he sido un olvido.

P.D.- "Me llamo Aylan Kurdi,  y soy de Siria". 






Imágenes libres en la red.