viernes, 28 de noviembre de 2025

Cuentos para dormir: La bicicleta de los sueños

Desde que tenía memoria, Cata soñaba con una bicicleta voladora. No de esas con alas de metal o motores rugientes, sino una que se elevara suavemente, como una madeja de hojas de otoño al viento.

Cada noche la imaginaba diferente: a veces hecha de nubes trenzadas, otras con ruedas que brillaban como lunas llenas. Y mientras soñaba, guardaba tornillos, cintas, hojas y plumas que encontraba en su camino, convencida de que algún día todo encajaría.

Una madrugada, cuando el cielo aún era azul oscuro, Cata salió al patio con su pequeña montaña de tesoros. Los colocó en el suelo, respiró hondo y dijo:

"Hoy aprenderás a volar conmigo."

Nadie sabe exactamente qué ocurrió después. Solo que, al amanecer, los vecinos juraron haber visto una silueta pequeña pedaleando entre las primeras luces, dejando una estela de plumas y risas en dirección a la enorme montaña de Marbella.

Y desde aquel día, cuando el viento sopla con dulzura, parece escucharse el timbre lejano de la bicicleta de Cata, como si aún recorriera los cielos en busca de nuevos sueños.



Marbella, 28 de noviembre de 2025. Fotografía original y retocada de Jesús Apa.



viernes, 21 de noviembre de 2025

Cuentos para dormir; Lilas, la cuenta cuentos

Lilas contaba cuentos. Con la imaginación de su voz, nos llevaba a tierras del nunca jamás.

Decía que cada palabra tenía alas, y que si uno la escuchaba con el corazón abierto, podía sentir cómo le rozaban la piel.

Una tarde, mientras el sol se escondía tras los tejados, Lilas narró la historia de una puerta diminuta que solo se abría cuando alguien creía de verdad en la bondad del mundo. Y mientras hablaba, algo extraño ocurrió: la puerta apareció entre sus manos, tallada en un trozo de madera que nadie había visto antes.

“Quien atraviese esta puerta —susurró— volverá cambiado.”

Todos reímos, pensando que era parte del cuento. Pero Lilas sonrió con esa luz que solo tienen quienes guardan secretos antiguos… y la puerta parpadeó, como si respirara.

Dicen que desde ese día, cada vez que alguien escucha a Lilas, siente que algo en su interior se mueve, como si una puerta invisible se abriera muy despacio.

Y algunos juran haber visto, al cerrar los ojos, un destello de esas tierras del nunca jamás.


Fuente de Cantos, 21 de noviembre de 2025. Imagen libre en la red.



viernes, 14 de noviembre de 2025

Cuando la soledad muerde

La soledad es una presencia silenciosa que nos acompaña desde los primeros días, aunque no siempre sepamos reconocerla. La soledad. Nos topamos con ella cuando mamá no está en ninguna parte. En ese instante, cuando la ternura que nos sostenía se disuelve, algo en nosotros despierta: la conciencia de estar solos en el mundo. Al volvernos conscientes, algo más íntimo e intenso nos abraza. Es una sensación extraña, mitad dolor, mitad descubrimiento.

Con el tiempo comprendemos que no se trata de un enemigo, sino de una condición inevitable del ser. Viviremos con ella toda la vida: es necesaria para encontrarnos. En sus silencios aprendemos a escucharnos, a entender lo que deseamos, a crear. Pero también sabemos que si la dejamos quedarse demasiado tiempo, puede convertirse en un filo. Si se hace cotidiana, muerde.

Así, la soledad es maestra y sombra. Nos enseña a habitar nuestro propio interior, pero nos recuerda que, para no perdernos en él, debemos seguir buscando el calor de otros.


Marbella, 14 de noviembre de 2025. Imagen libre en la red.



viernes, 7 de noviembre de 2025

Cuentos para dormir; El juramento de las Hadas

Cuentan los viejos robles que, una noche de luna llena, cuando el mundo aún recordaba los susurros de la magia, las hadas se reunieron en el claro más antiguo del bosque.

No fue para danzar ni para entonar cantos, como en los días felices del principio. Vinieron, en cambio, con semblante grave, pues los humanos habían olvidado los sueños y la tierra gemía bajo su propio ruido.

Durante largo tiempo deliberaron, hasta que la más joven —una hada de luz temblorosa, pero de voz firme— habló así:

“Si los hombres no pueden oírnos, habremos de nacer entre ellos. Que cada nuevo corazón lleve un soplo nuestro, para que no se apague la esperanza.”

Y todas asintieron. Entonces, cuando el alba tiñó de oro las hojas, las hadas se elevaron al cielo y se disolvieron como rocío.

Desde aquel día, dicen los sabios, que en todo niño que nace con la esperanza de sus padres de dejar un mundo mejor, habita el resplandor antiguo de aquellas hadas.


Marbella, 7 de noviembre de 2025. Imagen libre en la red.