viernes, 17 de junio de 2016

100

Es viernes, y aún no he decidido el tema sobre el cuál escribir. Me gusta saber que estás ahí, así que trato de motivarme. Confío en que algo se me ocurrirá. Intento dejar el resto de cosas a un lado, desconectar, quedar la mente en blanco (jamás pensé que esto pudiera resultar tan difícil), y centrarme en la escritura. Y resulta sorprendente el cómo influye el estado anímico en esto de escribir. Es sumamente importante estar bien. Olvidar las cosas cotidianas, como el trabajo, los problemas personales o los de las personas que te rodean, supone un gran ejercicio de evasión mental. Hay que aspirar paz y dejar que salga la inspiración. "Aspirar e inspirar", bonito juego de palabras.

Recuerdo cómo empezó todo, y aún me cuesta creer que continúe con este hábito. Se agolpaban letras en mi cabeza, y trataba de ordenar unas con otras para que dijeran algo, que tuvieran algún sentido. Que te hicieran pensar, con las que pudieras reflexionar; a veces hasta sentir. Así que en mis primeras entradas, sin ni tan siquiera estar el blog aún en marcha, decidí buscar a alguien quien me leyera, pero con la primera intención de buscar una crítica. Alguien que me conociera, pero no lo suficiente; o lo suficiente pero lo justo para no estar bajo cualquier influencia que le impidiera criticarme. Así que pensé en Nazaret, hija de unos amigos, amante de la lectura y profesora de lengua y literatura. Al poco tiempo nos convertiríamos también en grandes amigos.


Pero en esos momentos, (casi dos años ya), no pensaba que esto llegaría tan lejos. Aunque sí recuerdo que le dije, "trataré de escribir todos los viernes", sin saber por qué, pero creyendo que era un buen día para eso. Porque, ¿a quién no le gustan los viernes?. Unas veces por disciplina, y otras por el compromiso que siento con este blog y sus lectores, trato de no faltar cada viernes, y ser fiel a quienes estáis al otro lado. 

Y fue la pasada semana, hablando precisamente con Nazaret, que le dije que la próxima entrada sería la número 100 del blog; "¡parece mentira como pasa el tiempo!", me dijo. Pero realmente lo que me asombra es que semana tras semana, sigan existiendo motivos para que me siente frente al ordenador a escribir una entrada más. Así que con la de hoy, puede ser un buen momento para hablar de esta "relación" que tenemos tú y yo.

Porque de algún modo, este blog es el que nos une, y aunque es un espacio a veces muy personal, es posible que aún no me conozcas. Pero lo que más curiosidad me crea, es que a la mayoría de vosotros soy yo quien no os conoce. No dejo de sorprenderme, como semanalmente, curioseo las estadísticas que me proporciona el blog con respecto a las visitas. Quitando las personas de distintas partes concretas del mundo y que sé que lo leen, me agrada saber que personas de Alaska, Japón, China, Malasia, Turquía, India, Australia, algún país de Africa, y multitud de países de Latinoamérica o Europa, entran todas las semanas a seguirme. 

Es un orgullo increíble, más aún, cuando jamás he hecho público este blog, salvo alguna entrada que alguien ha querido compartir y con la cual, cariñosamente me ha mencionado en la misma. Porque sí que es cierto, que tengo un grupo fiel de lectores, unas diez personas, a las que cada viernes, les envío un mensaje con el enlace (algún día me gustaría saber qué piensan). Ya, por pura tradición, y porque de algún modo, me han estado motivando sin ni que tan siquiera ellas lo supieran. A veces, recibo un saludo de vuelta, otras veces sé que no es necesario que se pronuncien, y cuando lo hacen, ya sé que de alguna manera, les toqué en su interior; les hice sentir algo y levanté en ellos ese sentimiento que todo "escritor" desea alguna vez para con sus lectores. 

Y debéis perdonarme en eso de "escritor", porque en mi caso, Ingeniero de profesión, estoy y estaré muy lejos de ese término. Soy un simple aficionado en esto de escribir. Es más, le dedico muy poco tiempo a esta afición; demasiado poco para lo mucho que me gusta. A veces, en la mayoría de entradas, es en el viernes por la tarde cuando decido sobre qué tema hablaré esa semana. Preciso de mi tiempo para pensar; el deporte me ayuda, la soledad lo favorece, y con el descorche de una botella de vino y música de fondo (suele ser ópera o música clásica), es cuando empiezo a concentrarme. Ahí salen las letras; no me preguntes cómo.

A veces los temas vienen solos. Recuerdo una vez en Nápoles, dando un paseo con mis amigas y hermanas Ale y Emilia, que le dije a esta última, que de repente, en una ráfaga de inspiración, me había surgido el tema para una nueva entrada en el blog. Al menos el cuento o la historia que quería montar (Parténope). Emilia me dijo que no podía creerse que eso fuera así, tan rápido. A lo que yo le dije que tampoco me explico que a veces surja de esa forma. Pero no todo es así de sencillo, pues necesito absorber una gran cantidad de energía positiva para recrearme o inspirarme con algún tema.

Esta inspiración, o estos "sorbitos" de energía, me suelen venir por varias fuentes. Viajar, sin lugar a dudas, es una de ellas. Pero otras veces, me la has dado tú. Un simple comentario, una frase o una reflexión, me ha llegado de tu parte para hacerme pensar. Has convertido, sin tú saberlo, tus palabras, cariño, abrazos, gestos, tus lágrimas o tus risas, en letras para mi. Y así las iba convirtiendo en entradas; muy despacio, pasito a pasito. Viernes tras viernes.

Y creo que este es el espacio y la entrada adecuada, para dar las gracias a María José R.C, quien pacientemente, y me consta que con gran cariño, decidió recopilar todas y cada una de las entradas aquí escritas. Así, uniendo "Amor en un candado; El banco del amor; El carpintero del cielo; Gente pequeña; Otoño en el corazón, o Sábato mattina...., consiguió dar forma a un libro, y con una dedicatoria en su interior, que hizo temblar mis cimientos.  

De estas 100 maneras, he conseguido hablar de la amistad, de la felicidad, del amor, (también del desamor), de los sueños, de la verdad, o sencillamente de la vida. Espero haberte hecho sonreír, emocionarte, sorprenderte, o sencillamente entretenerte. Que imaginaras alguna ciudad, o incluso que vivieras y compartieras ese viaje conmigo. Y pensándolo bien, han sido 100 las veces que lo he intentado o las oportunidades que he tenido para ello. Pero si no he conseguido que sintieras todo eso, y me dices que necesitaré otras 100 para conseguirlo, trataré de buscar la forma de hacerlo.

Aunque lo que hoy quiero hacer, sencillamente, es darte 100 veces las gracias por estar ahí y seguirme cada viernes....



Fuente de Cantos, España. 17 de junio de 2016.


Viajes y Más. María José R.C.




     

4 comentarios:

  1. Yo también te sigo, no con la constancia y asiduidad de tu escritura, pero sabes bien que leer lleva menos tiempo que escribir, y uno puede ponerse al día, más o menos, cuando saca un hueco. Me gusta leerte porque me permite saber más de ti y cuando la distancia aparece, es natural, nuestra relación tiende a moverse en el ámbito de lo profesional, aunque somos grandes amigos, un texto tuyo me acerca al Apa que quiero... En fin, ni siquiera sé si leerás los comentarios, pero ahí queda... Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Por cierto, no sabía nada del libro... ¡Enhorabuena!

    ResponderEliminar
  3. Por cierto, no sabía nada del libro... ¡Enhorabuena!

    ResponderEliminar
  4. Yo también te sigo, no con la constancia y asiduidad de tu escritura, pero sabes bien que leer lleva menos tiempo que escribir, y uno puede ponerse al día, más o menos, cuando saca un hueco. Me gusta leerte porque me permite saber más de ti y cuando la distancia aparece, es natural, nuestra relación tiende a moverse en el ámbito de lo profesional, aunque somos grandes amigos, un texto tuyo me acerca al Apa que quiero... En fin, ni siquiera sé si leerás los comentarios, pero ahí queda... Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar