En los primeros días del diluvio, Noé escuchó un canto delicado. Se asomó por la borda, y había una sirena. Era bellísima, con un pelo dorado y unas facciones exóticas de impresión. Ella pidió subir, como el resto de animales, "en el nombre de Dios".
Noé estuvo tentado a decirle que sí, más recordó que también había gatos a bordo y la sirena no deja de ser un pescado; el caos sería evidente. Ante la negativa del patrón, ella se fue. Más tarde Noé se dio cuenta que, de todos los animales del barco, él era el más imbécil de todos...
Fuente de Cantos, 2 de diciembre de 2022. Imagen libre en la red.
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