viernes, 28 de marzo de 2025

Cuentos para domir; Reunión en el bosque

En lo más profundo de un bosque antiguo, donde los árboles hablaban entre sí en susurros de hojas y la luna se colaba entre las ramas con timidez, se celebraba una reunión muy especial. Una vez cada cien años, los animales del bosque se reunían en círculo bajo el Gran Roble para tomar una decisión de gran importancia: ¿quién sería el guardián de los sueños de una niña humana?

Esa noche, el aire estaba cargado de misterio y expectación. Los búhos llegaron primero, en silencio, posándose en las ramas más altas. Luego, el ciervo blanco, siempre elegante, caminó hasta el claro con pasos solemnes. A su lado venía la zorra roja, con los ojos brillando de picardía. El oso pardo, la liebre de nieve, el lobo gris, la tortuga del río y hasta el murciélago del campanario tomaron su lugar en el círculo.

En el centro, el Gran León, anciano y sabio, habló con voz ronca:

"La niña se llama Cata. Apenas tiene dos años y cada noche se acuesta temblando, temerosa de monstruos que no existen. Pero también sueña con volar, con correr por prados infinitos, con hablar con estrellas. Necesita un guardián. Alguien que la visite en sueños y la acompañe. ¿Quién será?"

Los animales guardaron silencio. Luego, uno por uno, hablaron.

—Yo podría ser , dijo el lobo, porque sé proteger. En mis sueños ella correrá valiente y sin miedo.

—Yo también , dijo la tortuga. Le enseñaré a tener paciencia, a que los sueños no se alcanzan corriendo, sino creyendo.

—Y yo, añadió la hiena, le mostraré la risa. Haré que los monstruos bailen con sombreros ridículos.

Cada animal tenía una razón, un don, una historia. Todos eran valiosos. Pero Cata solo podía tener uno como guía.

Entonces, un leve aleteo interrumpió la reunión. Una pequeña mariposa nocturna, que hasta entonces nadie había notado, se posó en el centro del círculo.

"¿Y tú?" — preguntó el Gran León, sorprendido —. "¿También quieres hablar?"

—No vengo a hablar, vengo a ofrecerme —susurró la mariposa, con una voz que parecía hecha de brisa del mar —. Yo no espanto monstruos ni doy grandes lecciones. Pero en mis alas llevo los colores de la imaginación. Puedo volar con ella a mundos desconocidos, donde todo es posible.

Hubo un largo silencio. Luego, el ciervo blanco inclinó la cabeza. La liebre de nieve aplaudió con sus patas delanteras. El gran oso sacó infló su pecho satisfecho con lo que escuchaba. Uno a uno, los animales asintieron.

El Gran León cerró los ojos y proclamó:

"Así sea. Mariposa de los Sueños, tú cuidarás a Cata."

Y desde aquella noche, cuando Cata duerme, una pequeña mariposa aparece en sus sueños. Juntas atraviesan cielos con nubes de azúcar, mares de tinta y selvas flotantes. Y cuando el miedo asoma, la mariposa bate sus alas y lo transforma en polvo de estrellas.

Cata ya no teme dormir. Porque sabe que alguien la espera en sus sueños y los llena de colores.


Marbella, 28 de marzo de 2025. Imagen libre en la red.


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