Debo andar siempre en la cuerda floja, pues mi deseo no se mueve. A veces quedo atrapado en el pasado solo con pensar en el futuro. Me sacudo a ver qué ocurre, pero nada se alborota, hay un gran vacío. Y eso que mi corazón sonríe, pero anda con la cosa de que no puede estar siempre contigo. Y aunque en verdad lo esté, en la distancia sufre.
Y digo que siento a veces el vacío porque, aunque nuestros momentos son llenados de situaciones dulces e intensas, el hecho de saber que siempre hay un "hasta luego", hace que veces queden insípidos.
Pero si me centro, y desestreso mis sentimientos, entonces veo tu sonrisa, tomo tu mano, y me relajo, aunque también llegue a ser efímero. A veces sentía que doblabas la muñeca, como queriendo escribir algo sobre mi pecho, y yo oponía resistencia, y merodeaba en mi pensamiento el hecho de que no sabría nunca qué sería mejor, si haberte conocido o no.
¡Pobre de mí y mis pensamientos! Porque tardé demasiado en entender que contigo, mis días los llenas, estés o no. Y ahí dejé que doblaras tu mano, y escribieras sobre mi pecho, que lo que importa es "el presente", a ser posible, presente de indicativo del verbo ser.
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