viernes, 8 de marzo de 2024

Las Mujeres con alas

Debo destacar que me siento afortunado con las maravillosas mujeres que forman parte de mi vida. Siempre han tenido un papel clave en mi existencia, y a buen seguro, seguiré admirándolas y respetándolas aún más si cabe y con el paso de los años. Y soy muy agraciado porque cuento con mujeres que tienen en mi vida "el papel" de madre, esposa, hermana, amigas, incluso ahora, con una futura mujer, que es mi hija. ¡No se puede pedir más.!

Hace unos meses, previo al nacimiento de Catarina, en casa habíamos acordado que, por nuestras circunstancias laborales, necesitaríamos ayuda. Una "mano" conocida, que fuera de la mayor confianza posible y pudiera hacerse cargo de cualquier situación con nuestra hija. Y desde un primer momento, mi esposa pensó en la persona que en su niñez cuidó de ella. Pero traer a una persona de Brasil, con toda su vida ya hecha, no iba a ser del todo fácil. Aún así, le hicimos la propuesta a Analia de venir a España y ocupar el papel que, casi cuarenta años atrás, ya le tocó hacerse cargo, pero ahora, con una generación más.

Hace unos meses, previo a la Navidad, hicimos una interesante visita guiada en la parroquia de mi pueblo. Y he de decir que, aunque esa iglesia la conozco como la palma de mi mano, siempre en una nueva visita hay historias desconocidas o que, simplemente antes, le había mostrado menos interés. Basta que tus sentimientos cambien hacia algo, para que tu atención se desvié a temas que ahora consideras mucho más importantes en tu vida.

Carlos, el guía, comenzó su explicación tal que así;

"Tiene nuestra iglesia parroquial tres grandes puertas que la comunican con el exterior: una mira al norte, otra al sur y la tercera, al oeste. Esta última, llamada Puerta del Perdón, hasta la fecha reciente, solo se abría en contadas ocasiones, por ejemplo, para que entrara en el templo la procesión de las palmas del Domingo de Ramos. Toma su nombre del hecho de que, antiguamente, se utilizaba únicamente en tiempo de Cuaresma para entrar por ella a recibir el perdón de los pecados, como preparación de la Semana Santa."

Finalmente, Analia lo dejó todo para venir a España. Su casa, su pareja, amigos y vecinos, pero sobre todo, sus dos hijas y un nieto. Cuando fui a recogerla al aeropuerto, mi primer pensamiento fue el cómo podría compensar el sacrificio que estaba haciendo esta valiente mujer, saliendo de su entorno, viajando por primera vez en su vida fuera de Brasil, para embarcarse en una aventura que, en definitiva, se convertiría en una gran responsabilidad con la llegada de Catarina. No todo el mundo está dispuesto a eso. Merece todos mis respetos.

Carlos, el guía turístico, siguió con su charla enseñándonos la iglesia;

"El nombre de La puerta del Perdón está acreditado documentalmente en el correspondiente libro de Bautismos, que nos dice que en dos ocasiones (1714 y 1715) se encontraron sendos niños abandonados, que fueron bautizados como Benito y María Manuela, en la pila bautismal que hay junto a la puerta.

Durante el transcurso de los años, y aunque ya no fueron anotados en el libro de Bautismo, pero sí en otro registro eclesiástico, han habido numerosos niños los que han sido aquí abandonados, principalmente por madres que no podían sustentarlos. Los dejaban al alba, en un cesto, abrigados y con algún tipo de alimento dentro, como miel o un poco de leche, con la intención que en los primeros compases de la mañana, fueran encontrados por algún alma que se compadeciera de ellos. También se dejaba en la puerta de personas pudientes. A estos niños, se les llamaba "Expósitos". Actualmente, se entregan a los orfanatos."

Ante la explicación de Carlos, busqué la mirada de Analia, que también nos acompañaba en la visita. En muchas ocasiones la observo y veo su mirada perdida, pero esta vez, creo que había un gran brillo en sus ojos. Se trata de una persona muy fuerte, como pocas veces he visto en una mujer, y puedo dar fe, que en cualquier persona el corazón se enternece ante historias como éstas, aunque estaba claro que la vida de Analia lleva dentro emociones tan fuertes como aquellas que escuchábamos.

"De entre las mil interpretaciones que se han dado al término "Expósito" hay una que nos remite al Imperio romano. Allí el paterfamilias, amo absoluto de su casa, podía ejercer el derecho ius exponendi de la potestad patria consistente en sacar de su hogar al hijo no deseado, dejándolo fuera para que muriese o hasta que alguien finalmente lo acogiera. De ahí el origen probable de un término (Ex pósitus, puesto fuera). 

Durante siglos ser un "Expósito" supuso una especie de estigma de por vida cuyo obstáculo no era tan fácil de superar. Al abandono, la vergüenza y la pérdida consiguiente de identidad se sumaba en ocasiones un desprecio social, tan injusto como cruel.

A fin de minimizar los efectos negativos que tal circunstancia pudiera suponer, el monarca Carlos IV decretó la "legitimidad para los efectos civiles de todos los Expósitos del Reino", de manera que a pesar de su origen ilegítimo fueran considerados "como hombres buenos del Estado llano".

Paralelamente, en los propios orfanatos se habilitan fórmulas alternativas como la de poner a los niños el nombre del santo del día, el de la persona que le hubiese encontrado o el de aquella que ejerciera las labores de tutor."

Cuando supe por primera vez de la vida de Analia, que por muchos años ha trabajado con la familia de mi esposa, todos hablaban de ella con un cariño y admiración especial, y no solamente por los buenos cuidados que tuvo hacia ellos. Como digo, Analia lo ha dejado momentáneamente todo para venir a cuidar de Catarina. Ha debido ser muy duro para ella dejar su casa, amistades, familia, su nieto, y sobre todo, a sus hijas... Dani y Paloma, que así se llaman, fueron niñas "Expósitas". Analia, que ayudó en toda la vida de voluntaria en un orfanato, acogió en adopción a estas dos niñas, sus hijas, una de ellas, con apenas 3 horas de vida.

Cuando conocí además la historia de los niños Expósitos, mi admiración hacia ella fue mayor si cabe. Podemos preguntarnos a veces, qué tipo de mujer puede abandonar a su hija en "la Puerta del Perdón", y quiero pensar que tiene que deberse a una causa de fuerza mayor, pero en definitiva un acto quizás de desesperación y que no sabría como llamarlo. Y si los niños abandonados, en la puerta de una iglesia, o en un orfanato, toman el nombre de niños Expósitos, entonces, ¿cómo se llaman aquellas mujeres que los reciben para darles la mejor vida posible?...

No pueden llamarse de otra manera que Ángeles... Por eso, que hoy, en el Día de la Mujer, quiero hacer énfasis en que también hay Mujeres con alas.

¡Feliz día a todas las mujeres!



Analia y Catarina. Marbella, 8 de marzo de 2024. Fotografía de Jesús Apa.




No hay comentarios:

Publicar un comentario