viernes, 19 de abril de 2019

Guerra de hermanos

Los dos hermanos acordaron que aquella fuera una guerra limpia, que ninguno de los dos, llegados al final de su objetivo, guardara algún rencor al otro. Cada uno utilizaría lo que mejor supiera hacer, pero siempre sin causar ningún daño a su hermano, más que lo que supone que uno saldría vencedor, y el otro no.

En lo que también estaban más que de acuerdo es que aquella preciosidad, merecía la pena. Darían lo mejor de sí mismos para conquistar su corazón. Uno de ellos la deleitaría con hermosas frases y versos. Era todo un poeta y de esta forma intentaría que cayera rendida a sus pies. El otro, un artista de los que ya no quedaban. 

Ella en cambio parecía que se lo tomaba como un juego, cosa que a ellos no acaba de hacerle mucha gracia. Eran hermanos, y estaban inmersos en una batalla por su amor, que aunque sería una "guerra artística", sabían que al final alguno quedaría herido por mucho tiempo.

Fina y elegante, risueña y juguetona. Alegre y extrovertida, se contoneaba frente a los hermanos. Sin embargo, nada de lo que ellos hacían parecía llamar su atención. 

Gigante, que así se llamaba el poeta, no paraba de parafrasear la lindeza de Telma, pero ésta ni se ruborizaba. Poemas, versos, frases..., ponía todo su esfuerzo en componer las palabras más bellas de amor. Ella lo miraba extrañada, como pensando "¿para qué tanto cortejo?".

Lucas pintaba todo tipo de dibujos en el suelo, intentando encandilar con su arte a Telma. Dibujaba los más bellos paisajes que adornaba con flores coloridas, preciosos escenarios que enamorarían a cualquiera. Ella en cambio pasaba por encima de éstos como si con ella no fuera la cosa.

La rivalidad de los dos hermanos iba en aumento pues Telma, unas veces parecía inclinarse por las palabras de uno, y otras por los dibujos del otro. No obstante, la confusión los llevó a plantarse frente a ella y que definitivamente se decantara por uno de los dos.

"Trato de componer los mejores poemas para ti. Mi cabeza no para de pensar en un lenguaje lleno de amor, con términos dulces y cariñosos, que estén a la altura de una dama elegante y bella como tú, pero parece que todas mis palabras son sordas", se lamentaba Gigante por ser ignorado de esa manera.

-- Jamás puse tanto empeño en dibujar todo lo que mi corazón me dicta. Nunca usé con tanta delicadeza mis manos para esculpir en barro las figuras más lindas que puedan salir de mi alma. Pero todo es inútil, parece que son invisibles a tus ojos.--, se quejaba Lucas ante la atónita mirada de ella.

Casi al unísono, y con unas tremendas ganas de conocer su opinión, le preguntaron;

"Nos gustaría que te decidieras y pusieras fin a esta guerra de hermanos y que uno de ellos, al menos, gane tu amor para siempre. ¿Qué tienes que decir al respecto?".

Telma los miró extrañada y confusa. No podía imaginar que las palabras de Gigante llevaran esa intención, menos aún que los hermosos dibujos que Lucas hacía en la tierra tuvieran ese objetivo. Pero sí, claro que iba a acabar con esa absurda batalla. Sonrió para ellos, sabiendo que solo necesitaría dos palabras para acabar con aquella ridícula batalla de hermanos.

"¡Soy castrada!"...



Telma, Gigante y Lucas. Cabeza la Vaca, 19 de abril de 2019. Fotografía de Jesús Apa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario