viernes, 3 de mayo de 2019

Lo que no sabe mi madre

Lo que no sabe mi madre es que salgo de noche a cazar estrellas. Las más hermosas, claro que también las más difíciles de coger, pero ella lo merece todo. Soy cauteloso, trato de no descomponerlas, por eso que voy con cuidado, para que sigan con su brillo cuando vaya a regalárselas.

Así que las meto en un saco, pero las doblo delicadamente, a veces incluso les saco brillo, un poco más del que ya traen. Es a la mañana siguiente, cuando percibo que hay más espacio, así que tomo prestada algunas nubes..., blancas, esponjosas, y las acolcho cuidadosamente.

Luego compongo en mi cabeza la música más hermosa posible; hay notas de piano, violines, violonchelos...su sonido es majestuoso. También trato de reunir las más hermosas voces. Celestiales, románticas, melancólicas...

Pero, lo que no sabe mi madre es que con todas esas notas ahí metidas, en ocasiones hasta un poco desperdigadas, sin saber cómo, pero hago que salgan las más lindas melodías. Supongo que es porque me esfuerzo en que sean solo para ella; por ella.

Y no tardo mucho, en esa misma búsqueda por la bóveda celeste, en bajar a la tierra y cortar las más bellas y coloridas flores. ¡Y cómo huelen de bien!. Rosas, jazmines, gardenias... Justo todas las que a ella más le gustan.

Y es que, lo que no sabe mi madre es la ilusión con que hago todo eso. Alguna que otra vez, incluso he metido en ese saco un trocito de luna, de mar, de aire, de cielo..., todo cuánto a ella más le gusta. Hasta recuerdo cuando recogí del suelo esos pedazos de aquella estrella fugaz y con cada uno de ellos pensé un deseo.

Y jugueteo con todo eso, doy vueltas sin parar. Salto, canto, grito de alegría...Pero entre las estrellas, la música, las flores..., de recoger todo y meterlo en ese saco, lo cierto y verdad es que acabo agotado, y es entonces cuando me duermo. O..., ¿tal ve es cuando me despierto?

Ahora no estoy seguro pero, lo que no sabe mi madre, es que todo eso, en sueños o despierto, siempre lo he sentido. Desde bien pequeñito... y todos esos deseos los he acabado convirtiendo en el amor más grande que jamás haya existido. En pasión, en respeto. En orgullo, en fidelidad...

Pero, ¿si mi madre no lo sabe? ¡Ya es hora que lo sepa!...


Fuente de Cantos, 3 de mayo de 2019.




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