viernes, 23 de agosto de 2024

El tío Ambrosio

El tío Ambrosio se solía morir dos veces al día. Una, con mi arco de apache cuando entraba en casa todas las mañanas, y otra, con la espada de mi hermano todas las tardes cuando llegaba del cole y se vestía de pirata.

Al final del día, mi hermano y yo siempre discutíamos sobre con quien moría mejor; para mí, no había punto de comparación. Yo, que iba vestido de piel roja, con mis plumas y todo, acertaba siempre con mi arco, y caía para atrás desplomado, poniéndose la mano en el pecho y haciendo el gesto como que mi flecha lo había atravesado.

En cambio, ni la espada de mi hermano era de la época pirata, ni solía nunca darle un golpe certero como para que muriera de la forma que lo hacía, que era encorvado y cayendo poco a poco al suelo. En cambio mi madre, siempre decía que solía morirse igual de bien con los dos.

Pero eso ocurrió esta mañana, cuando un coche lo lanzó por los aires mientras se dirigía a nuestra casa a recogernos para ir al cole. Mientras nosotros, desde la puerta, saltábamos y aplaudíamos como nunca.


Marbella, 23 de agosto de 2024. Imagen libre en la red.


  

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