viernes, 2 de agosto de 2024

Pesca nocturna

En una noche cualquiera de verano, tras una larga y placentera siesta, Don Luis salió a pescar, y aunque el río estaba manso, iba arrastrando hojarasca de la tormenta de la noche anterior.  También unos barcos de papel, que unos niños soltaron al agua y no habían naufragado aún. Con la caña, llevaba su habitual botella de vino para estas ocasiones, no sea que la jornada resultara aburrida.

Tras varias horas pescando, ni con buen cebo logró que un pez ensartara en el anzuelo. Había prometido llevar peces para la cena, y su mujer aguardaba con impaciencia y mucho apetito, pues no había nada en la alacena desde hacía días. Dio el último trago a la botella de vino, y se rascó la cabeza, como meditabundo.

De repente, un pez navegó en su imaginación, ni corto ni perezoso volteó sobre sí la caña, y la lanzó, enganchando una enorme pieza en el anzuelo. Luchó como un jabato contra tal pez, que a lo poco rondaría los treinta kilos. Lo mantuvo en jaque por unos largos minutos, hasta que dejó agotada a su caza. Recogió hilo, y regresó a casa feliz de atrapar tal bocado. 

No hubo cena, obviamente, porque "aunque la imaginación no alimenta el cuerpo, sí en cambio el alma", como así le dijo a su esposa, ya un poco ebrio... 


Marbella, 2 de agosto de 2024. Imagen libre en la red.



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