viernes, 16 de agosto de 2019

El destino y el tiempo

Padre e hijo estaban boquiabiertos ante tal belleza. La bóveda celeste radiaba como nunca y sus párpados habían dilatado extraordinariamente para percibir aún mejor tal hermosura.

"Entonces hijo, ¿sobre qué tema quieres que hablamos para llevar mañana al colegio?"

-- Tengo que hablar sobre la diferencia que existe entre el tiempo y el destino. --

El padre quedó un buen rato pensativo. Nada fácil lo que su hijo le pedía...

"¿Ves todas esas estrellas?", -- le preguntó al hijo mientras éste asentía con la cabeza aún embobado mirando al cielo. 

"Pues la gran mayoría están muertas. La luz que ves salió de ellas hace cientos de años. Es cuestión de tiempo que dejen de brillar, por consiguiente, de existir. Digamos que su destino se consumó hace mucho."

-- ¿Todas ellas?, -- preguntó el pequeño sin quitar ojo a aquel hermoso espectáculo estelar.

"Casi todas hijo. Y a pesar de eso, de estar muertas, aún nos sorprenden con su luz..."

Hubo un gran silencio. Padre e hijo seguían fijos en lo que aquella noche les estaba regalando. 

-- No sé padre, no lo he entendido muy bien. ¿Tienes otro ejemplo? --

El padre seguía contemplando el cielo, cómo si no hubiera escuchado la pregunta de su hijo. Éste, llamó su atención zarandeando su brazo instándole a responder...

"Claro hijo, te pondré otro ejemplo.... A ver..., allí abajo, aunque no lo veas ahora con la noche, pero sabes que hay un arroyo. Como las ondas de ese riachuelo, así corre el tiempo. Ya te habrán explicado en el colegio cómo funcionan eso de las nubes. Este arroyo lleva su curso, va en su propio caudal, siempre entre sus dos orillas, una a cada lado, hasta que desemboca en el mar, cruza el océano, asciende en forma de vapor hacia las nubes y vuelve a caer sobre la montaña, con la lluvia, y baja finalmente, otra vez convertido en el mismo arroyo...Para él es como si no pasara el tiempo pues siempre le ocurre lo mismo."

-- Pero padre, eso tiene más sentido que sea el destino, ¿no? --, le cortó el pequeño en la explicación de su padre.

"¡Mira mira mira allá arriba!. Eso que ves ahí es una estrella fugaz. Tengo una historia muy interesante sobre eso. Las estrellas fugaces..."
-- ¡Padre, por favor! No te distraigas con otras cosas. Aún necesito que me expliques lo anterior...--

El padre quedó nuevamente pensativo, en silencio, hasta que volvió a hablarle;

"Eso es precisamente el destino hijo, la suma de muchas distracciones".

-- Pero, a diferencia del tiempo, es algo que no puede verse nunca a no ser que ocurra, ¿no es así? --, le dijo el hijo como entendiendo sabiamente la explicación.

"No exactamente hijo. El destino, digamos, consigues verlo cuando aún estás a tiempo de cambiarlo..."


Cabeza la Vaca, 16 de agosto de 2019. Imagen libre en la red.


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