viernes, 24 de febrero de 2023

Sentir lo invisible

Hace unos meses se han incorporado al trabajo un grupo de jóvenes que apenas supera los veinte años. Frescos, impetuosos y con unas ganas de comerse el mundo apasionantes. Me reúno con ellos y quiero que me lleven a mi época, que refresquen mis joviales recuerdos, pero hay muchos que ya parecen enterrados en el olvido. 

Una de las mejores cosas que me transmiten es su inocencia, su forma de pensar tan sumamente pura y transparente. Quizás era como yo pensaba con la edad de ellos, pero el paso de los años, y las malas experiencias con las personas, hace que construyas una coraza con la cual, solo tratas de defenderte de la mala fe y maldad que a veces existe en el interior de mucha gente. También hay cosas buenas, claro está, pero que cuesta ver cada vez más. También es cierto, que lo que no vemos es infinitamente más numeroso que lo visible.

Algo así leía hace poco de un escritor español, y de que esas cosas invisibles y que no se ven, solo en nuestra infancia somos capaces de percibirlas, de sentirlas. Es con la inocencia de la niñez donde visibilizamos las buenas cosas de la vida, muchas, ya invisibles con el paso de los años. Para entenderlo mejor, cómo no, hay un cuento por ahí que lo explica de maravilla. Dice así;


"Poco después del nacimiento de su hermano, la pequeña Sachi empezó a pedir a sus padres que la dejaran sola con el nuevo bebé. Como ellos temían que, al igual que la mayoría de niños de cuatro años, la pequeña estuviera celosa y quisiera golpear o sacudir a su hermano, le dijeron que no. Pero Sachi no daba señales de celos. Era bondadosa con el bebé y pedía cada vez con más urgencia que la dejaran a solas con él. Finalmente, los padres decidieron permitírselo.

Jubilosa, la niña entró en la habitación del bebé y cerró la puerta que, sin embargo, se abrió dejando una rendija suficiente para que los curiosos padres pudieran observarla y escucharla. Entonces pudieron ver cómo la pequeña Sachi se acercaba silenciosamente a su nuevo hermano y, acercando su rostro al de él, le decía en voz baja:

—Bebé, cuéntame cómo es Dios, que yo ya estoy empezando a olvidarme".


Fuente de Cantos, 24 de febrero de 2023. Imagen libre en la red.


viernes, 17 de febrero de 2023

Como las olas del mar

Acostado en la arena, cuento las olas del mar y pienso en ti sin aún verte. ¿Serás morena? ¿Castaña? Tiemblo cuando los barcos silban y me estremezco.

En mis sueños, veo tus ojos tan grandes como girasoles. Pero también te me pareces a un cuadro de Sorolla. Sueño más fuerte, agarro entre mis manos sendos puñados de arena que luego escapan entre mis dedos, y casi consigo tocarte. 

Ya es la ola mil, el barco se ha ido y tú no tardas en pasar con tu vestidito celeste y blanco, y entonces me doy cuenta que serás la niña que quieras ser, fresca y pura, transparente y clara, elegante y revoltosa, como las olas del mar...


Marbella, 17 de febrero de 2023. Cuadro de Joaquín Sorolla. 


viernes, 10 de febrero de 2023

El ronroneo

Analizando a mis dos gatos, a veces me quedo intrigado por su comportamiento. Son tremendamente independientes, pero sin embargo, necesitan de mi. Me esperan en la puerta de casa, pero al verme, vuelven a lo suyo. Pueden pasar todo el tiempo estando a sus cosas, en cambio, al final del día necesitan acercarse. .

En este análisis, ha caído en mis manos un cuento de un tal Fred Wilhelms, que dice así;

"Por lo menos una vez al día nuestro viejo gato negro se acerca a alguno de nosotros de una manera que todos hemos llegado a reconocer como especial. No significa que quiera que le den de comer ni que lo dejen salir, ni nada por el estilo. Lo que necesita es algo muy diferente.

Si tiene un regazo a mano, se sube a él de un salto; si no, lo más probable es que se quede ahí, con aire nostálgico, hasta que vea que hay uno preparado. Una vez acomodado en él, empieza a ronronear antes incluso de que uno le acaricie el lomo, le rasque bajo el mentón y le diga una y otra vez que es un gato estupendo. Después, con su “motor” acelerado al máximo, se acomoda hasta encontrar la posición que le gusta y se instala. De vez en cuando, su ronroneo se descontrola y se convierte en ronquido; entonces te mira con los ojos abiertos de adoración y te dedica ese prolongado ir cerrando los ojos que es la muestra final de la confianza de un gato.

Al cabo de un rato, poquito a poco, se va quedando quieto. Si siente que todo va bien, puede ser que se quede en el regazo para echarse una cómoda siestecita. Pero es igualmente probable que vuelva a bajar de un salto y se vaya a atender sus cosas. Sea como fuere, la razón la tiene él."

Entonces, leyendo esto, te das cuenta que los gatos no son tan diferentes de nosotros. Todos necesitamos encontrar ese lugar seguro, cómodo y confortable donde ronronear. Un regazo donde sentirnos bien, una mano amiga, un abrazo de amor. Para eso, también se precisa de la complicidad, pero por encima de todo, la confianza. Es definitivamente a esta palabra, a la que asocio el poder decir que "todo está bien".

Y la confianza, al igual que el ronroneo, precisa su tiempo. 


Fuente de Cantos, 10 de febrero de 2023. Alfredo y Totó. 


viernes, 3 de febrero de 2023

El lado bueno de las cosas

Desde siempre, he considerado que mi talón de Aquiles se basa en cómo mi mente, a veces, se va al lado malo de las cosas. Es un gran defecto que te hace pasar apuros, ser pesimista y te roba más energía de la cuenta. Según leí alguna vez, el que tu mente se ponga en lo peor, es un mecanismo de defensa de tu cerebro, que lo único que hace es prepararte para un situación adversa. Y si luego, todo va mejor de lo esperado, eso que te has ahorrado. Sin embargo pienso que es un sufrimiento gratuito.

Pero también leí, que las personas optimistas y positivas son infinitamente más felices que las que no lo son. Viven el día a día con entusiasmo, y si se enfrentan a alguna adversidad, la afrontan con mucha positividad y energía de la buena. 

Y realmente me gustaría ser como este segundo tipo de personas, y por eso trato cada día de "entrenar" esa capacidad de ser pragmático, positivo, mas que sumirme en una realidad difusa, pesimista, que será..., o no será. Y no es que sea fácil, pero por eso, muchas veces, los cuentos lo explican mejor que nada...

"Cuentan que hace mucho tiempo, en un lejano templo donde se preparaban las jóvenes mentes más brillantes, un grupo de discípulos le preguntó a su maestro Zen:

- "¿De dónde viene el lado negativo de nuestra mente?"

El maestro, en silencio y sin mediar palabra, se retiró un momento y enseguida regresó con un gran pergamino enrollado. Le quitó el sello que lo mantenía fijado y poco a poco fue abriéndolo hasta que se pudo ver un gran lienzo en blanco. En medio del lienzo había un pequeño punto negro.

- "¿Qué veis en este lienzo?", preguntó el maestro a sus discípulos.

Todos los discípulos respondieron: "Un pequeño punto negro, maestro"

El maestro dijo: "Ese es el origen de la mente negativa. Ninguno de vosotros ha visto el enorme espacio blanco que lo rodea" 

Cabeza la Vaca, 3 de febrero de 2023. Imagen libre en la red.