viernes, 24 de noviembre de 2023

Sobre creer y respetar

Desde hace unos días me encuentro en Honduras, donde estaré trabajando por una semana junto con diferentes delegaciones de otros países de América Latina. En esta ocasión, comparto los días con distintas personas de Uruguay, Paraguay, El Salvador y los propios hondureños. No es la primera vez que vivo este tipo de experiencias en los países hermanos latinos, y lo cierto es, que el aprendizaje que suelo llevarme no tiene precio.

Aunque es la primera vez que visito el país de Honduras, la pasión y admiración que tengo por la gente latina, hace que mi adaptación a sus costumbres sea siempre mucho más fácil. Pero es cierto, que hay tradiciones que no dejan de asombrarme, y me fascina aprender de los distintos puntos de vista con los que se tratan determinadas cosas de la vida cotidiana.

El procedimiento es similar todos los días; una jornada de trabajo en la mañana, por la tarde visitamos algunos municipios donde intercambiamos experiencias y se abre un debate, siempre enriquecedor, y finalizamos con un proceso de conclusiones. El recibimiento, todas las veces, es por demás, pues son gente increíble. Al abrigo de la hospitalidad, compartimos un café, un té, dulces típicos, y con besos y abrazos nos despedimos con el corazón abierto.

Fue en el municipio de Cucuyagua, que estaba en fiesta, donde el recibimiento fue de lo más distinguido. El alcalde y todos los regidores, esperando ansiosos nuestra llegada. Allí había multitud de vecinos, asociaciones, todos ellos gentes de bien que esperaban la visita de sus hermanos latinos. Para mí como español, de no haber venido en numerosas ocasiones a este continente, podrían sorprenderme muchas de sus costumbres, las cuales respeto profundamente, pero siempre hay algo que puede llamar mi atención.

Nos colocamos en nuestros asientos, y frente a nosotros, las distintas autoridades del municipio. Antes de comenzar los discursos, llamaron a un señor que se presentó como D. Ignacio Cortés, Ingeniero jubilado de 65 años, y micrófono en mano, quiso darnos su bendición.

"Agradecido a Dios que os ha traído hasta nosotros, sanos y salvos...., bendito sea Dios, divino salvador, que nos ha permitido conocernos, y etc etc ..." 

Tras un gran discurso seguido de estas gloriosas palabras, comenzó a rezar en voz alta para todos. Y en ese rezo, todas las personas presentes, incluso mis compañeros, cerraron los ojos y en silencio, acompañaban en reflexión aquellas oraciones. Yo, sin embargo, mantuve mi mirada alrededor y fijándome en la actitud de los presentes. Al finalizar, tras unos minutos de oración del señor Cortés, una mujer de mediana edad y presidenta de la asociación de mujeres, que se presentó como Keti, se dirigió a mi;

"He visto que no rezabas. ¿Acaso no crees en Dios?"

El respeto que siento por todas las formas de vida, creo que lo he adquirido viajando. Me ha abierto la mente, me ha llevado a ser empático y eso, a su vez, me ha hecho vivir momentos extraordinarios. De un largo tiempo a esta parte, he dejado de juzgar, de tener prejuicios, he tratado de entender cualquier situación que se me ha pasado por delante, y he querido ver en cada costumbre o hábito, por muy distinto que sea al mío, la mejor forma de vida de esas personas.

Keti me invitó con un gesto que la acompañara a que probara un café, los ricos dulces que hacían y los manjares que nos habían preparado con gran placer. Tras un pequeño momento de servir el café y hablarme de los productos y de quienes lo hacían, vi que no había olvidado su pregunta, y volvió a querer saber;

"¿Y entonces?"

A veces, el no creer lo que los demás, puede llegar a entenderse con no respetar. A veces, podemos encontrar personas extraordinarias, pero que sin embargo, no están acostumbradas a toparse de frente con otros pensamientos. Y en ocasiones, más vale decir algo simple, que tratar de justificar razonamientos personales, que otros nunca llegarían a entender...

-- No sé si creo en Dios, sin embargo, cuando me cruzo con Él, solemos saludarnos... --


Honduras, 24 de noviembre de 2023. Familia llevando un ataúd en su propio vehículo. Fotografía de Jesús Apa.




viernes, 17 de noviembre de 2023

Carta de Navidad

Esta carta ha recibido la Alcaldesa de Fuente de Cantos, firmada por todos los vecinos de la calle. ¿Surtirá efecto?


Estimada Sra Alcaldesa:

Mi nombre es Catarina Aparicio Civeira, y aunque aún ni he cumplido 5 meses de vida, en mi casa, mis padres, me han dicho que me dirija a usted sobre un asunto que concierne a su Ayuntamiento. 

En primer lugar, he de decirle que me encanta el pueblo. Fuente de Cantos es un lugar acogedor, donde las personas vivimos en paz y en armonía, cosa muy importante hoy día. Me han hablado de distintas fiestas que no debo perderme, tales como la Romería, la Chanfaina, los Carnavales…y otras muchas fiestas que generan un punto de encuentro amigable y hermoso.

Y como no, me han hablado de una época del año que se aproxima dentro de poco menos de dos meses, y que según dice todo el mundo (aún no he vivido ese momento), se convierte en algo mágica. Como ya comprenderá, querida alcaldesa, estoy hablando de la Navidad. Además, según me comentan, parece ser que a usted también debe de gustarle, pues el pueblo se viste de gala y se llena de luces y adornos de todo tipo. En la plaza principal suenan villancicos, hay guirnaldas por todas las calles y plazas, los adornos cuelgan de los árboles y, en definitiva, el pueblo se viste con sus mejores galas. 

Cuando estoy en Fuente de Cantos, en la calle donde vivo, hay muchos niños y niñas que dan alegría y alboroto a ésta. Es en la Calle San Isidro, y podemos decir que es una de las entradas principales al municipio donde, además algunos negocios, se encuentra la guardería municipal, y donde diariamente se pueden ver a padres y madres charlar animadamente antes de recoger a sus pequeños. También muy cerca de nuestra propia calle, viven multitud de niños, y hay a pocos metros dos parques donde siempre están jugando.

Pero el motivo de mi carta, no es otro que expresar desde el máximo respecto, la tristeza que he sentido al enterarme que en mi calle y todos esos lindos lugares de alrededor, no se pone ninguna luz de Navidad. Siento decirle que me he quedado muy triste, pues, ¿cómo no existen en mi calle luces ni adornos cuando llega la Navidad? Sé que para una niña de 5 meses puede ser incomprensible, pero según me dicen, también lo es para los mayores que aquí viven.

Desde el primer momento, mis papás me han explicado, que la Navidad es un momento de alegría y, sobre todo, de compartir. Por eso, desde mi inocencia, le pregunto… ¿habría alguna posibilidad de compartir algunas luces o adornos con nosotros?

Creo que sería maravilloso si cada noche, al caminar por la Calle San Isidro, pudiéramos ver las luces parpadeando y sintiéndonos envueltos en la magia de la Navidad. No solo sería emocionante para los niños como yo, sino que también uniría a nuestra comunidad y haría que todos se sintieran más cerca durante esta época tan especial.

Estoy dispuesta a ayudar en lo que pueda para hacer realidad este deseo. Sé que hay muchos vecinos que estarían felices de contribuir de alguna manera, ya sea colgando luces, decorando árboles o participando en cualquier esfuerzo que se requiera. La Navidad es un momento en el que podemos unirnos como comunidad, y creo que esta sería una hermosa forma de hacerlo.

Espero con ansias su respuesta y estoy dispuesta a hablar con otros vecinos para hacer realidad este sueño de tener luces de Navidad en la Calle San Isidro. ¡Gracias por tomarse el tiempo para leer mi carta y considerar mi petición!  

¡Con cariño y emoción por sentir el espíritu de la Navidad por primera vez!

Catarina


Fuente de Cantos, 17 de noviembre de 2023. Fotografía de Jesús Apa.



 

viernes, 10 de noviembre de 2023

El agotamiento

He pasado las últimas semanas en un agotamiento que no había conocido nunca en mi cuerpo. Al contrario que otras veces, que he sentido la necesidad de decir, "¡qué cansado estoy!", he tratado de mantenerlo en secreto dentro de mi interior. Doy por hecho que ha sido aún peor, no expresar o manifestar a alguien, que estaba al límite. Sin embargo, me ha proporcionado un aprendizaje un tanto extraño...

Lo curioso, es que siempre he buscado algo que leer sobre cómo evitar el estrés, el esfuerzo, la fatiga..., pero nunca me había dado por encontrar algo que, una vez ya llegas a ese agotamiento, cómo sacar partido de él. Más que eso, es que, llegado a esa situación crítica de agotamiento, cómo sacar partido de el mismo, a pesar de la contradicción que esto pueda generar.

Así, he dado con un tal Jeff Foster, que tras 25 años de depresión y enfermedad, se embarcó en la búsqueda espiritual de la verdad última de la existencia, ayudando a las personas a descubrir lo que realmente son. Y lo que he encontrado interesante en su lectura, es lo siguiente;

 "¡Hay una gran dignidad en tu agotamiento! No te apresures a asignarle alguna patología o a intentar hacer que desaparezca, pues puede contener una gran inteligencia en su interior e incluso alguna cura, algún remedio que pudieses necesitar.

Amigo mío, has recorrido un largo viaje desde las estrellas. Ahora, inclínate reverencialmente ante tu agotamiento. Deja de luchar contra él.

No hay ninguna vergüenza en admitir que ya no puedes seguir adelante. Incluso los más valientes necesitan descansar.

Porque aún queda por delante todo un viaje, toda una aventura . Y vas a necesitar todas tus fuerzas para emprenderlo.

Ven, siéntate aquí, frente al fuego de la Presencia. Deja que tu cuerpo se relaje. Déjate caer en el silencio de este momento. Olvídate del mañana, no te preocupes por lo que aún te falta por recorrer, sumérgete en la calidez de esta noche.

Todas las grandes aventuras son alimentadas por el descanso.

Tu cansancio es sagrado, amigo mío, y contiene un poder sanador... si tan solo te paras a escucharlo...".

Mi conclusión a todo esto es que, sin de tus peores momentos, no acabas aprendiendo algo más sobre ti, es que ese esfuerzo, no ha merecido la pena...

Marbella, 10 de noviembre de 2023. Imagen libre en la red.


viernes, 3 de noviembre de 2023

Entre el desierto y la montaña

Entre el desierto y la montaña, el cielo es el mismo para todos. Y ahí, donde los de cada bando miran e imploran a diario, ahora solamente pueden verse los destellos de los bombardeos. Las ametralladoras buscan la muerte sin importarles cualquier rastro de inocencia. Luego suele haber un silencio hiriente que ocupa el espacio de las almas.

"Between the desert and the mountain, the sky is the same for everyone. And there, where those from each side look and implore daily, now only the flashes of bombings can be seen. Machine guns seek death without caring about any trace of innocence. Then there is often a piercing silence that fills the space of souls.

Se escuchan sollozos y las lágrimas bañan los pómulos sepias de las mujeres. Gritos de muerte cabalgan en esas tierras de oración y fe. Y entre el desierto y la montaña, en ese mismo cielo, Mahoma y Moisés se miran incrédulos...

Sobs are heard, and tears bathe the sepia cheeks of the women. Cries of death ride through those lands of prayer and faith. And between the desert and the mountain, in that same sky, Muhammad and Moses look at each other in disbelief..."



Marbella, 3 de noviembre de 2023. Imagen libre en la red.