viernes, 31 de marzo de 2017

Para disgustos, los colores

Si dicen que el mundo está loco, dudo entonces que esté gobernado por cuerdos. Y es que toca asumir que en cualquier parte del mundo existe la política, y todo se mueve por sus hilos y decisiones, aunque algunas de ellas son más que cuestionables. Por nombrar unas pocas, de las más recientes, podemos destacar lo que ocurre a diario bajo el régimen en Corea, el famoso futuro muro de Trump, o el referéndum del propio Brexit. Estas determinaciones hacen que la vida de miles de personas se vea afectada por decisiones de esos gobernantes, muchas veces totalmente unipersonales. Pero algunas de ellas, en la historia del poder político, han llegado a provocar guerras, que desgraciadamente se han llevado por delante a millones de personas que han perdido la vida, por sus intereses personales, económicos y de poder. 

Quiero pensar que no todo vale en política, y que hoy también se hace política de la buena. Por ejemplo sí que admiro a los políticos de pueblo, los que están cercanos a la gente y que realmente dan la cara por el bien de los ciudadanos, que si ciertamente tienen su ideología, pero primero están las personas, y luego...., también. Ojalá estos representantes locales, del "mundo pequeño" en el que algunos tenemos la suerte de vivir, pudieran transmitir ese ímpetu y manera de pensar a sus estamentos superiores, cosa que tristemente no siempre pasa.

Claro que incluso aquí, en esta política del "tú a tú", nos podemos encontrar con algunas decepciones en que nos afecten, y casi siempre acabamos de alguna manera llevándonos algún disgusto con ellos. Al fin y al cabo, no deja de ser política, que en mayor o menor medida, al final te acaba llegando. Hay que aceptar el sistema, ni más ni menos. Y es que hace ya muchísimos años, precisamente a alguien que trabajó para su pueblo por otros tantos muchos, llegué a escucharle decir con total rotundidad; "La política es la mejor manera de hacer enemigos de verdad, y amigos de mentira".

Aquí en España, lamentablemente, la política copa las noticias diarias, aunque supongo que debe ser algo universal. No sé si eso es una buena señal como indicador del sistema que nos envuelve, pero lo cierto y verdad, es que a día de hoy la política es la protagonista. Y aquí, y al igual que en el resto del mundo, las ideologías van y vienen tratando de reconvertirse en lo que la gente quiere para ellos en esos momentos. Es lo que se denomina, "dirigir el voto". Las personas que lideran esos partidos políticos (otras veces son auténticas dictaduras), y sus supuestas ideologías, casi siempre van representadas por colores. Digamos que uno ya sabe como piensan los rojos, los azules, los verdes, los naranjas, los lilas..... Cada uno de esos colores va vinculado, o al menos de eso se trata, con una manera de representar unos valores, más allá de sus propias siglas.

A mi personalmente no me gusta opinar sobre política, y aunque pueda tener mi propio punto de vista, como todo el mundo, uno cuando de verdad deja de creer, también deja de pensar, más en algo que no ocupa ya lugar en la cabeza. Solo que siempre tropezamos con la política, lo queramos o no. Pero es que tampoco creo que sea un tema con el que se consigan sacar muchas conclusiones positivas, pues más bien te lleva a frustraciones. Además, ¿has visto alguna vez que un político con sus ideas, pueda convencer a otro con las suyas propias y distintas a las primeras?.

Recuerdo hace algunos años en que me encontraba en Buenos Aires esperando la llegada de un bus que me moviera a otro punto de la ciudad. A mi lado, una señora mayor que esperaba con su nieta el mismo omnibus que el mío y que las llevaría a un concierto de una tal Violeta, conocida ídolo de los adolescentes de entonces. La pequeña, iba vestida a juego con lo que representaba ser fan de esa artista, así que ya podéis imaginarla con toda su ropa de color morado, desde sus zapatos a su cintillo del pelo. Además que realmente se la podía ver muy feliz representada con esos colores.

Su abuela expresaba la misma felicidad que la nieta, la cual me mostró en la entretenida conversación que mantuvimos durante largo rato. Me habló de manera divertida de las ocurrencias de su nieta, de su pasión por el baile o de lo mucho que amaba viajar, y dónde España lo tenía como destino pendiente. La charla era entretenida y estaba calmando el terrible frío que hace en Agosto en la capital Argentina.  

En cierto momento de silencio y que miré a mi lado, pude observar que había multitud de carteles donde se promocionaban los políticos con sus correspondientes partidos, todos ellos identificados con sus propios colores. Estaban en plena campaña electoral para gobernar la ciudad de Buenos Aires. Así pues que en esa espera y para continuar con la amigable charla entre esa señora y yo, sin qué ni por qué, o supongo que motivado por el panorama colorido de tanto cartel, le pregunté qué pensaba sobre la política de su país. Torpe de mí en sacar un tema que no lleva a ningún sitio, y así lo intuí en la cara de esta señora. Aunque la opinión que le merecían sus gobernantes fue tajante, y con ese acento tan particular, me dijo; "Acá los políticos, lo que firman con la mano lo borran con el codo. No hay ninguno limpio". 

Hace un par de años me encontraba visitando lo que fue la fascinante ciudad de Pompeya, en la Costa Amalfitana. Casi sin quererlo, mi paseo por aquel mágico lugar me detuvo junto a unas esculturas que también eran observadas por un grupo de turistas. Eran españoles e iban encabezados por una guía, la cual les daba las correspondientes explicaciones de lo que allí estaban viendo. En este tipo de situaciones, a veces te dejas llevar por la curiosidad de estas enseñanzas o anécdotas que los guías dan a los miembros del grupo, y sin quererlo acabas escuchando lo que hablan. Y de ese instante en el que coincidí en el mismo espacio que ellos, que se me quedó grabado una parte de la charla;

"Ante vosotros podéis ver El foro de Pompeya, que era el corazón de la vida comercial de la ciudad y el centro cívico de la misma, y alrededor del cual se construían los edificios más importantes. También era el escenario político, y por eso que que estas columnas están presididas por estatuas que conmemoraban la vida política de la ciudad, la cual era muy respetada por el ciudadano de entonces. En estas imágenes podéis ver a estos políticos, con sus túnicas, las cuales eran de color blanco, lúcidas y cándidas, para representar la pureza y limpieza de sus acciones. De ahí viene la palabra "candidato", para referirse a alguien que opta a algún puesto o cargo".

Aquello no más provocó los comentarios jocosos y burlones de todo el grupo, dando a entender que cómo ha cambiado el concepto actual sobre los políticos, al menos en España, y como diciendo, "si los romanos levantaran la cabeza....".    

Aunque no creo que haga falta que lo hagan los romanos, quizás bastaría con que lo hiciéramos nosotros mismos, y así derivar en nuestras propias reflexiones. La mía, en este caso es sencilla. Dado que tenemos candidatos políticos con colores azules, verdes, naranjas, rojos, morados...,¿cómo es que a ninguno le ha dado aún por usar el blanco?. ¡Desde luego, que para disgustos, los colores!.



Imagen libre en la red.





Pompeya, 31 de marzo de 2017. Fotografías de Jesús Apa.

           

viernes, 24 de marzo de 2017

Tanto no tienes, tanto vales

La riqueza de la lengua castellana es infinita, y en ella a veces aparecen envueltas las palabras, que en aras de montar curiosas frases de incluso difícil entendimiento, se adornan a modo de refranero, el cual pretende en pocas palabras, dejarte el eslogan que te lleve a un aprendizaje sobre algo. Muchas de esas frases incluso provienen de siglos atrás y te encuentras con ellas de manera casual. Con unas te identificas más que con otras, pero es seguro que te sirven para usarlas en un momento concreto que "te viene a huevo" (y ahí dejo un claro ejemplo de esas frases hechas).

Fue en días pasados que leyendo uno de los episodios del Quijote, obra maestra de nuestra literatura castellana y universal, que me encontré con un pasaje que rápidamente removió mi consciencia:

.... y dijo Sancho; "¡A la barba de las habilidades de Basilio!, que tanto vales cuanto tienes, y tanto tienes cuanto vales. Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una abuela mía, que son el tener y el no tener, aunque ella al del tener se atenía; y el día de hoy, mi señor Don Quijote, antes se toma el pulso al haber que al saber: un asno cubierto de oro parece mejor que un caballo enalbardado. Así que vuelvo a decir que a Camacho me atengo, de cuyas ollas son abundantes espumas gansos y gallinas, liebres y conejos, y de las de Basilio serán, si viene a mano, y aunque no venga sino al pie, aguachirle."

Habría que ver si tenía razón en esto Sancho (o Cervantes). Pero sí que a mano y a pie me vino la conversación de hace una semana en un viaje, y en el cual salieron a relucir varias historias, reales todas ellas, sobre los actos de generosidad que afortunadamente aún nos sigue gustando escuchar. Pero actos que vienen de gente humilde, sencilla, de la gente "llana", como a mí me gusta llamarlas. Personas que lo único que no tienen es precisamente dinero, pero sí en cambio, están llenos de una riqueza interior que deslumbra cual brillante que se precie.

En ese viaje en el que salieron a relucir varias historias, ciertamente todas eran bonitas y con un fondo humano tierno, que te atrapa, y del cual te alegras por el simple hecho de conocer, que aún existe gente ahí fuera que sabe dar, ofrecer y ser solidario a cambio de nada. Porque claro que quizás ser generoso cuando se tiene, y mucho, debe ser más bien sencillo. ¿O será que es tan difícil y por eso no todo el mundo da?. No sé, habría que preguntarlo (sea aceptada la ironía).

El caso es que en una de esas historias, contaron que en un pueblo de aquí al lado del mío, en Calzadilla de los Barros, llegó un pequeño grupo de unas 4 o 5 personas que estaban haciendo el camino de Santiago. En esas, y a pesar de la sorpresa de todos, pero no había ningún bar o restaurante abierto en el que pudieran comer y reponer fuerzas. Pasado un tiempo y ya desesperados en su larga búsqueda por el pueblo para calmar el cansancio, y a la par el estómago, preguntaron a una mujer mayor que estaba asomada a la puerta de su casa; 

"Disculpe señora, ¿sabría usted decirnos de algún bar o restaurante abierto dónde podamos comer?", preguntó de manera atrevida pero sincera un señor de apariencia educada. La mujer, de nombre Matea, amablemente y de forma tan sincera como la de ese señor, respondió;

"No mire usted, pero en un día como del de hoy, encontrará todo cerrado", le dijo Matea. Pero si tienen hambre y desean comer, valga mi mesa en la que mi marido Antonio y mi hija Carmen, seguro que también están encantados de compartir nuestra comida con ustedes". 


Mientras escuchaba esa historia recordé inmediatamente otra, en la que también se ponía de manifiesto la generosidad. Porque ser generoso no implica solamente dar dinero; también se puede ser generoso dando tu tiempo, tu atención y disposición en favor de alguien, y en cuestiones que a veces ni te corresponden. Del mismo modo también se puede ser generoso siendo agradecido al recibir; de esta manera circula en los dos sentidos. En definitiva, implica buscar el bien para otro; así de simple. Forma parte de los valores de cada cual. Por eso será que ahora lo entiendo, y puestos a hablar de valores, no todos los ricos pueden ser generosos.


"La niña de ojos claros y un pelo rubio y alborotado, tenía pegada su pequeña frente al escaparate de aquella majestuosa joyería de la calle principal. No era la primera vez que lo hacía, pero al contrario que las otras veces, su disposición era distinta. Tanto, que decidió entrar y personarse frente al mostrador donde aguardaba de manera discreta el dependiente.

-- Perdone señor. Estaría interesada en ese hermoso collar de color turquesa; es para mi hermana. ¿Sabe usted?. El color es idéntico al de sus ojos. ¡Ya me imagino lo guapa que quedará con él puesto!.--

El dependiente la miró con desconfianza, aunque casi aceptando la inocencia de aquella pequeña. Sin embargo, el dueño de la joyería, que estaba muy atento de la escena, quiso participar de aquel acto curioso que provenía de esa niña con cara de atrevida.

"¿Cuanto dinero tienes pequeña?".

De manera pausada y sonriente, comenzó a quitar uno por uno los nudos de su pañuelo, y una vez deshechos, puso éste sobre el mostrador dejando aparecer su contenido.

-- ¿Esto alcanza, no?.--

Sobre el pañuelo apenas si había unas cuantas monedas. Mirando al dueño con una tierna mirada que mezclaba emoción y tristeza, le dijo:

-- Desde que nuestra madre murió, mi hermana se ha ocupado de mí constantemente, tanto, que sé que no tiene ni tiempo para ella. Hoy es su cumpleaños, y es hora de agradecérselo, así que voy a sorprenderla con este hermoso collar que llevo observando en el escaparate durante meses. Suerte que aún no lo vendieron, ¿verdad?. -- 

Sus pequeños dientes asomaron por su tímida sonrisa. Ambos se miraron, empleado y dueño, sin saber qué hacer ni qué decir. Fue éste último quien reaccionó y entró en la trastienda. Allí, personalmente fue él quien envolvió el collar con su caja en un sencillo papel de regalo y adornado con un hermoso lazo rojo.

Ante el estupor del empleado, entregó la cajita a la pequeña, diciéndole lo llevara con sumo cuidado.

Fue al final del día que apareció una adolescente también de pelo dorado y con unos ojos tremendamente azules dirigiéndose al dependiente, con la intención de devolver una caja que llevaba un collar dentro.

-- Disculpe señor. ¿Este collar fue comprado aquí?.--

El dueño, que se percató de lo que iba a ocurrir, se adelantó a decir;

"Sí señorita. ¿Acaso le ocurre algo al mismo?. ¿Está con algún defecto?."

La chica solo lo miró y volvió a preguntar. -- ¿Cuánto costó?.--

"Lamento no poder darle esa información. Es política de esta empresa que cualquier artículo conserve la confidencialidad de su precio".

-- Ya..., pero mire usted. Debe tratarse de un malentendido. Mi hermana solo tenía algunas monedas que ha juntado haciendo muñecas de trapo con ropa vieja. Mi sueldo es demasiado modesto como para hacerme cargo del collar. Porque insisto, que debe tratarse de un error. Ella simplemente no es posible que haya podido ahorrar lo suficiente para pagarlo.--

El dueño tomó el estuche, rehizo el envoltorio con mucho cariño, le colocó de nuevo la cinta roja y se lo devolvió a la joven diciéndole;

"Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar. Su hermanita dio todo cuanto tenía...."


De una manera u otra, la pequeña solamente estaba haciendo uso de su generosidad, de una forma innata y natural, manifestando unos valores, a buen seguro, transmitidos por parte de su humilde familia.

Del mismo modo que Matea ofreció su sencillo y seguramente improvisado menú, compartiendo su comida con unos extraños, que de manera honesta aceptaron su humilde invitación.

Y como decía antes, que ser generoso consiste no solamente en dar, sino también en saber recibir, hoy Carmen, la hija de Matea, que por aquel entonces estaba en paro, dirige uno de los mayores hoteles de las Islas Canarias, recibiendo muy a menudo la visita de sus padres, que están encantados de disfrutar en ese hotel, y cuyo dueño, era uno de los invitados a la mesa de Matea.

Así que igual por esta vez, al refranero popular le iría mejor la expresión de, "Tanto NO tienes, tanto vales".... 



Imagen libre en la red. Fuente de Cantos, 24 de marzo de 2017.
     



  
   
   

viernes, 17 de marzo de 2017

Metamorfosis

Admiro la capacidad que tienen algunos animales para su adaptación al medio, algunas de las veces, en pro de su supervivencia. Gran culpable de esa aclimatación al entorno es a través de la metamorfosis, que como bien sabemos, es un cambio o transformación de una cosa a otra, especialmente en algo sorprendente o extraordinario. En el mundo de los animales, es un proceso biológico, y el cual desarrollan desde su nacimiento hasta la madurez. Véase el caso de la libélula, o la transformación del renacuajo en rana, o mejor aún, una de mis preferidas, el paso de la oruga a mariposa. Distinto es quizás el caso del camaleón, que más que de una metamorfosis, diríamos que se trata de una estrategia, de un cambio circunstancial y por conveniencia.

En el caso de los seres humanos, podemos hablar de ciertas diferencias con respecto al mundo animal, pues afectan a otras muchas circunstancias más personales, como a su fortuna, carácter, estados de ánimo, etc..... Desde mi punto de vista, el caso de los humanos estaría, de cualquier modo, más identificado con los primeros animales antes mencionados, no tanto con la metamorfosis del camaleón, porque sino, ¿cómo podría uno identificarse con algo que no existe?. ¿Con algo que es tan efímero?. Algo que no ha existido incluso nunca. Aunque bueno, también es cierto que nos encontramos con muchos camaleones en nuestra vida.

Pero en cualquier caso, también, al igual que con respecto a los animales, admiro la capacidad de algunas personas a enfrentarse a los cambios de la vida. Porque hay dos maneras de encarar un cambio; por voluntad propia, o por obligación, este último, a consecuencia de circunstancias que han tenido que producirse. Con la primera, digamos que bastaría con querer que ese cambio se produzca. Cuando se trata por obligación, entonces hay que sacar lo mejor de uno mismo, pues éste nos va a poner a prueba en innumerables ocasiones. Con ambas, el éxito radica en adaptarse a ese cambio lo antes posible.

Si estamos obligados a ello, cuanto antes mejor. Aceptar no es resignación, pero nada te hará perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar. Así que es posible que veamos a nuestro alrededor cómo las personas van cambiando, pero no te ofendas por ello;  es que casi todo el mundo cambia. Es más, igual tenemos que aplicarnos el cuento y preguntarnos si no es momento en que nosotros también cambiemos, porque por norma general, siempre se cambia para bien; al menos se intenta.

A veces nos quejamos de nuestra suerte; más bien de nuestra mala fortuna. Quizás es porque hacemos lo de siempre. Para que la buena suerte llegue, es conveniente crear nuevas circunstancias.

A un discípulo que siempre estaba quejándose de los demás, le dijo el maestro; "si es paz lo que buscas, trata de cambiarte a tí mismo, no a los demás. Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra".

Todo el mundo piensa en cambiar a la humanidad. Casi nadie piensa en cambiarse a sí mismo.

A mí me sigue pareciendo asombroso el caso de la oruga, y lo relaciono con el cambio que a veces tienen que hacer algunas personas. Al principio la oruga se aferra a una rama, y ahí se queda. Sabe que algo está ocurriendo, y tiene miedo al cambio. Porque como sabes, la mariposa no nace tal y como la vemos en su momento de esplendor, con esas alas brillantes y coloridas. Nace en forma de oruga a partir de un minúsculo huevo adherido a una hoja. Durante las primeras semanas de vida, se dedicará a devorar toda hoja que se encuentre y, a medida que crece, mudará varias veces de piel porque no puede caber en su propio "traje".

En un momento dado (la naturaleza sabe bien cuando), la oruga, obedeciendo lo que el instinto le dicta, se cuelga de una rama y se queda ahí paralizada. Por su cabeza quizás pasen todo tipo de pensamientos negativos, del tipo; "Me siento rara; estoy enferma. Estoy muriendo, esto es el fin de todo....". Sin embargo, se encuentra muy lejos del final; más bien está a punto de experimentar un proceso asombroso, que cambiará su vida para siempre.

Durante la metamorfosis se crea un capullo que cubre todo el cuerpo de la oruga y en su interior comienza una actividad biológica frenética. Al fin, transcurrido un tiempo necesario, recupera la consciencia y con gran esfuerzo trata de liberarse de aquello que la tiene apresada. Cuando por fin sale al exterior, después de que la naturaleza haya hecho su trabajo, descubre que no está muerta, que todo lo que antes conocía sobre sí misma ha cambiado; ya no tiene esas patas cortas y torpes con las que se deslizaba por las plantas, y en su favor, sobre su espalda descubre algo que no había visto nunca antes.

Su instinto le dicta lo que tiene que hacer y al cabo de unos instantes la recién mariposa está batiendo sus hermosas alas con energía. ¡Lo ha logrado!. Ha conseguido adaptarse rápidamente a su nueva situación. Realmente ha ocurrido algo maravilloso. 

Y es que cuando la realidad te parece diferente, es señal inequívoca de que has cambiado.

No recuerdo quien fue, pero alguien me contó una vez que a un Rey árabe le regalaron dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Regresaría a ver los avances de éstos pasado un tiempo.

Y cuando pasaron un par de meses y regresó, el maestro le informó al Rey que uno de los halcones estaba perfectamente adiestrado, pero que al otro no sabía qué le sucedía, ya que no se había movido de la rama de donde lo dejó desde el día de su llegada. Había probado de todo, pero no había conseguido ningún resultado.

Al día siguiente el monarca pudo observar desde su ventana que el ave continuaba inmóvil, y como ocurría muchas veces en esos reinos, pidió ayuda al pueblo, comunicando que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.

A la mañana siguiente vio al halcón volando agilmente por los jardines. No podía creérselo, así que pidió a su corte que llevaran ante él aquel que había obrado el milagro.

Allí se presentó un campesino, a quien el Rey le preguntó;

-- Tú hiciste volar al halcón, mientras el mejor maestro de cetrería fue incapaz. ¿Cómo lo hiciste?. ¿Acaso eres mago?.

Intimidado, el campesino le dijo al Rey;

"Fue muy sencillo. Tan solo corté la rama, y el halcón echó a volar...."



Fuente de Cantos, 17 de marzo de 2017. Fotografía de Jesús Apa.



   

viernes, 10 de marzo de 2017

Será porque te quiero

No resulta novedoso saber que el amor es cosa de dos. El amor tal y como lo conocemos a día de hoy, o como nos gustaría que fuera, claro está. Cuando dos personas se aman y se sienten correspondidas, es como si de repente hubieran firmado un contrato en el cual están de acuerdo en todas y cada una de las cláusulas, o al menos, en las más importantes. El respeto, la lealtad, el cariño, la fidelidad...., serían digamos, las cláusulas que van en negrita, subrayadas sobre ese documento firmado simbólicamente, sobre ese contrato al que ambos se sienten sometidos, pero dándole a este término una literatura adecuada de la palabra.

Porque ahí está la cuestión; y es que en una relación no debe haber sometimientos. Sí en cambio una contra prestación mutua, con un intercambio recíproco de sentimientos, pero algo natural y siempre dentro de una armonía o un equilibrio. No hacen falta excesos de los mismos, porque más tarde lo único que destacaría sería precisamente el decaimiento de esos sentimientos. Pero si el amor ya no satisface, no produce las sensaciones que debiera y se pretende rescindir ese "contrato", que no sea por el incumplimiento de alguna de las cláusulas claves de las que antes hablaba. 

Si el amor se acaba porque se gasta, o porque simplemente no se haya cuidado lo suficiente, no hay que ser trágicos, ni tomarse revanchas, ni tan siquiera entrar en la recriminación por la "no correspondencia". Como en todos los contratos, también hay una "letra pequeña", que por si acaso no se hubiera leído, no por ello quiere decir que no se tenga que aceptar o asumir.

Y es que todo el mundo piensa que sabe amar, sin ningún tipo de dudas, cuando resulta que es algo que solo conoce quien recibe ese amor, porque es quien lo siente y precisa de la dosis adecuada a su medida. Pero en verdad el amor es algo complejo, por muy simple que en ocasiones pueda parecer, y si no, que se lo pregunten a quienes fracasan una y otra vez en el mismo. Y es curioso que mientras para unos el amor, es lo que da equilibrio a la vida, para otros, es precisamente lo que más inestable la vuelve.

Es un gran riesgo para el fracaso, encontrar personas que solamente interpretan el amor a su manera, sin importar el sentimiento contrario, hasta tal punto, que no puedan aceptar otra forma de amar que no sea la suya propia, convirtiendo en posesión aquello a lo que ellos llaman amor. Son quienes no aceptan ninguna letra pequeña, y que todo va en relación con su forma de querer. Todas y cada una de sus acciones vienen justificadas bajo el eslogan "será porque te quiero".

También ocurre que a veces el amor es tan intenso, que se convierte, sin quererlo, en algo dramático. Se le pone tanto sentimiento, tanta efusividad, que hasta se llega a un sin sentido. Porque si a todos nos gustaría buscar la manera de amar a alguien para toda la vida, sería bueno empezar encontrando la sensatez e intensidad con la que debe hacerse. No basta con querer o amar a la persona, verbos tan distintos como lo que representa cada acción de ellos.

Para buscar ejemplos, solo bastaría que miráramos a nuestro alrededor, donde encontraríamos historias de todo tipo, llenas de ese intenso e inconsciente amor que llega a extremos inimaginables. Pero hay algunas famosas historias de amor, ciertas o no tanto, en las cuales podríamos encontrar el caso perfecto para, precisamente, no predicar con el ejemplo y tomar nota de cómo no llegar a esos extremos. Algunas de ellas muy curiosas, con un dramatismo inconcebible, pero que casualmente son referencias para quienes hablan de ese amor verdadero y pasional.

Una de las más singulares la encontramos en la magnífica obra literaria de La Celestina, con la historia de Calisto y Melibea, existiendo dos versiones, y siendo la más conocida la tragicomedia. En la historia se cuenta que mientras ambos personajes al fin gozan de su amor, al escuchar gritos en la calle, piensan que sus criados están en peligro. Calisto salta el muro de la casa de su amada, cae y se mata. Desesperada Melibea, se suicida al no poder soportar tal desgracia. 

Tan trágica como la anterior es la historia de los amantes de Teruel, Diego Marcilla e Isabel de Segura. Después de muchos rechazos por parte de los padres de ella, Diego finalmente es aceptado gracias al tesón de Isabel. De inmediato el joven se marcha a la guerra, y a pesar de su promesa en volver a por su amor, no regresa en el tiempo fijado. Ella acaba resignándose a su suerte y es ofrecida por sus padres en matrimonio a otro hombre, después de esperar por más de cinco años a su amado Diego. El día de la boda, un jinete cruza la muralla, y extrañado por el alegre ambiente que reina en las calles, pregunta qué ocurre. Cuando se entera que ese día precisamente es el de la boda de su amada, corre hacia la iglesia, y ante lo inevitable de su suerte, pide a Isabel un único beso de despedida.

Pero la reciente esposa, como ya pertenece a otro hombre, se lo niega, y el infeliz enamorado cae muerto, fulminado a sus pies. Al día siguiente, tienen lugar los funerales por Diego y en mitad de la ceremonia, aparece una dama vestido de luto, que acercándose donde se expone el fallecido, le besa y a continuación cae muerta a su lado. Es Isabel, quien no ha podido sobrevivir a aquella única prueba de amor.

Y qué decir de la maravillosa historia de Romeo y Julieta que todo el mundo conoce. Ella, quien quiso parecer muerta ingiriendo un veneno, y él, quien enloqueció ante tal hecho matando al supuesto asesino, desconocía que simplemente, se trataba de un reclamo para motivar su regreso, sin pensar que provocaría una tragedia con la llamada de atención de Romeo, quien se envenenó, ahora de verdad, al ver a su amada muerta. Julieta, que se recupera en ese momento del letargo, ve a Romeo inerte a sus pies, no puede aguantar tanto dolor y también se suicida, clavándose una daga en el pecho, donde ya su corazón, escasos momentos antes, se había partido pedazos por no poder soportar tanta pena.

Pero historias trágicas de amor hay muchas, no solo literarias. También aquí en España fue famosa la locura de Juana, quien vivió un amor infernal por Felipe el Hermoso, y del cual se dice, que la mató en vida a consecuencia de los celos que en ella provocaba. Pero incluso una vez muerto Felipe, su desconsuelo siguió presente, visitándolo a su cripta todos los días. Tras el estado de gran depresión de Juana, su familia decidió apartarla por siempre, pues a pesar que eran conocedores de ese enfermizo amor, era una deshonra para la Casa Real. En esa reclusión pasó el resto de sus días, y dónde dicen que Juana seguía hablando con Felipe, incluso seguía teniendo delirios de celos, pensando que en el más allá, su esposo seguiría con su lujuriosa vida. A ella en cambio, la mató su propio amor.

Algo parecido le ocurrió al emperador de la India Shah Jehan, quien de manera exagerada, y para seguir demostrando un amor ciego por su esposa ya fallecida, quiso cumplir firmemente los tres deseos que ésta le pidió antes de morir. Que encontrara una nueva mujer a la que amar, que cuidara de sus hijos, y el tercero, no era más que la construcción de una gran tumba en su honor. Pero él, dichoso de amor, se tomó demasiado en serio la tercera petición y decidió construir un enorme y lujoso palacio, el "Taj Majal". Su obsesión se transformó en locura y más tarde en una completa ruina. Tanto, que perdió su reino, siendo derrotado por uno de sus hijos, quien encerró a su padre en un fuerte, donde pasaría el resto de su vida contemplando entre rejas, el monumental mausoleo construido por amor.

Son algunas de las grandes historias con increíbles muestra de amor, aunque no creo que por ello quiera decir, que fueran los ejemplos de un gran amor. Porque seguramente el amor no sea medible, ni cuantificable, y quizás tampoco se sabe cuando es insuficiente. Que quizás pone a prueba el sufrimiento, el dolor o la compasión. Pero lo que sí es seguro, es que el amor ni mata, ni muere, y de ser así, es que no sería el de verdad. El verdadero amor, solamente sabe vivir....



Dibujo propio. Fuente de Cantos, 10 de marzo de 2017.


viernes, 3 de marzo de 2017

Esto no es vida

Desde luego que nuestra cabeza funciona de manera coordinada con lo que vive diariamente. Estamos influenciados por nuestra vasta realidad, y si algo no nos afecta, o se trata de una cuestión efímera para nuestro pensamiento, cae en el olvido. Por ejemplo, prestamos atención a una enfermedad, sea cual sea, solamente cuando nos afecta de manera directa, a nosotros o a alguien cercano. Pero sin necesidad de ser tan trágico, valgan otros sencillos ejemplos; cuando una pareja emprende el camino de convertirse en padres, suelen ver mujeres embarazadas y carritos de bebés por todos lados; cuando decides comprar algo que consideras original, y antes no veías, una vez lo adquieres, te lo encuentras hasta en la sopa.

Así funciona nuestra cabeza, que es quien decide las prioridades que quiere mantener más o menos presentes. Pero ahora, volviendo un poco a ser trágico, o tal vez melancólico, o quizás reflexivo, insisto en que solo cuando tenemos que sufrir una desgracia diariamente, en primera persona o de alguien cercano, es cuando le prestamos atención y nos exponemos a nuestra debilidad interior. Es entonces cuando sale a la luz nuestro lado más humano, o tal vez el más solidario y sentimental. 

Es ahora que se habla en los medios de un nuevo caso de eutanasia, que se reabre el debate del derecho a morir de una manera digna. Darle una muerte honrada a quienes ruegan por dejar de vivir, pero no saben cómo hacerlo. Más bien, no pueden. Recuerdo que fui a ver al cine la famosa película española "Mar adentro", donde se relata la historia de un joven gallego llamado Ramón Sampedro, que lucha desesperadamente por buscar la forma legal, justa o tal vez moral, de encontrar la paz a su sufrimiento a través de la muerte. Ni que decir tiene que salí del cine impactado. 

Aunque ya hace tiempo de esta película, recuerdo que tuve muy presente el caso en mi cabeza por varias semanas; quizás fueran algunos días. Bueno, es posible que no fuera así, y lo más seguro, es que tan solo lo tuviera presente en mi mente por unas horas. Se iría del recuerdo permanentemente y quizás de manera fugaz volviera a ésta alguna vez, por venir de nuevo el caso a mis oídos "accidentalmente", pero ya sin tanto impacto. Como no es algo que me afecte, no suele durar mucho en mi pensamiento. Es la realidad, ¿verdad?.

Pero ahora reabro esos recuerdos con fuerza, cuando escucho en la radio una rotunda pregunta; ¿puede alguien como tú o como yo elegir cómo va a morir?. La respuesta es, que posiblemente no. No podemos elegirlo, porque la eutanasia está prohibida y penalizada en casi todo el mundo. Solamente es posible en 4 países de Europa (Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Suiza), Colombia en América Latina, y en tan solo 5 estados de los Estados Unidos. Solo Bélgica, y desde hace dos años, que no pone límites de edad a la eutanasia. 

Quizás bastaría buscar la opción de cambiar el lugar de residencia y encontrar así la mejor manera de morir. Demasiado triste que tuviera que ser de esta forma y morir lejos de tu tierra, pero supongo que más triste es para los enfermos enfrentarte de lleno a tantos obstáculos cuando más débil eres. Eso contando que pudiera comunicar el terrible dolor al que se enfrenta a diario, porque pudiera ser que ni tan siquiera articulara palabra, ni muecas, ni gesto alguno con el que comunicarse. Por eso siempre que hablamos de derechos humanos nos quedamos muchos de ellos atrás, esos que no vivimos de cerca. ¿O acaso no es un derecho de cualquier humano tener una muerte digna cuando consideran que ya no merece la pena estar aquí?.

Cada cierto tiempo vuelve la polémica, principalmente cuando ocurre un caso extremo que llama la atención de los ciudadanos. Como pasó con el caso de Ramón Sampedro, el que abrió el más largo debate sobre este tema, llevándolo incluso a la gran pantalla. Sampedro, con 25 años se rompió el cuello accidentalmente mientras se lanzaba de cabeza al mar, y quedó inmovilizado en una cama de cabeza para abajo, pero permaneciendo ésta en perfecto estado de salud durante toda la enfermedad. "Eso, decía él, no era vida". 

Más tarde alguien lo ayudó a morir, ya que él por sí solo no podía hacerlo. Pero, ¿por qué no iba a poder decidirlo?. Tras detener a una mujer y soltarla por falta de pruebas, ésta, a los siete años, una vez prescrito el caso, reconoció abiertamente que lo había ayudado a morir. Hay quien dijo que su conciencia la estaba aplastando. Yo más bien pienso, que era una reivindicación necesaria para volver a hablar del tema y que no quedara en el olvido.

Pero en estos debates las razones religiosas e ideológicas siempre se enfrentan a la libre opinión popular. Estas "razones", que se hacen dueñas de las vidas de las personas, no saben que también se apropian de los sufrimientos de éstas. Pero el caso en cuestión que ha reabierto mis recuerdos, excitando mis sentimientos y provocando mis reflexiones, es el de un joven italiano, Fabiano Antoniani, un famoso DJ conocido como Fabo, que tras un accidente de coche quedó tetrapléjico y ciego. ¿Hay algo más terrible que eso?. Pues sí, al menos para él; el hecho de no poder tener una muerte digna por ser ciudadano italiano.

Así que por si ya no tenía bastante, Fabo emprendió una durísima lucha con su país solicitando a las autoridades que le dejaran tener un suicidio asistido, convirtiendo su batalla en una cuestión nacional. Pero sirvió de poco, más aún en un país con unas creencias religiosas tan fuertes. Él solo quería liberarse de los dolores y de la "larga noche" en la que vivía. Un suicidio asistido, pero que para quien lo precisa, no es una ayuda para morir. Se trata más bien de un acto de amor y de compasión. Postrado en una cama, sin sentir ninguna parte de su cuerpo, pero además, quedando ciego para siempre. ¡Y es que si eso no es vida, debería ser muerte!. 

Porque Fabo, a pesar de su fama como DJ o la popularidad que más tarde alcanzaría por este caso, era un chico normal. Según escuché le encantaban los viajes y era un amante de multitud de deportes de aventura. Le gustaba sobre todo hacer snowboard en las heladas montañas de los Alpes. Curioso es que en su último viaje, precisamente tuvo que cruzar estas montañas, esta vez acompañado por su pareja y su madre, para llegar a Zurich, en Suiza, donde ingresó en la clínica que le ayudó a morir.

Que paradojas nos encontramos en esta vida. Mientras hay quienes no tienen la posibilidad de decidir cómo morir, sencillamente porque no pueden, otros, que tienen la opción de decidir vivir como ellos quieran, y sin embargo no lo hacen....



Fuente de Cantos, 3 de marzo de 2017. Imagen libre en la red.