viernes, 31 de enero de 2020

Desde el principio

La pequeña entró decidida en su cuarto, a sabiendas que la situación era bastante complicada. La relación se había enfriado de tal manera, que hacía demasiado tiempo que ni tan siquiera había una conversación fluida entre ambos. Se sentó a los pies de la cama, frente a él, que se encontraba apoyado en su mesa de estudios, como de costumbre. Con esos ojos negros profundos y su boca entreabierta, confiaba en que ella comenzara aquella esperada charla.

"Sé que hace tiempo que existe un distanciamiento entre ambos, y créeme que me siento culpable por ello", -- comenzó a decirle la pequeña  --, pero tal vez, por haberme acostumbrado demasiado a tu presencia y saber que siempre estarás ahí, haya provocado que cada vez te haga menos caso, y estoy dispuesta a cambiar y recuperar el tiempo perdido"

Él, en cambio, no se inmutó ante lo que la chica le decía. Era como si no confiara en todo aquello, tal vez era más de lo mismo o bien, como si aquellas palabras sonaran vacías en su cabeza. Su miraba en cambio, denotaba una ternura especial, una dulzura irresistible para ella. Tal era la candidez que le provocaba, que la pequeña no tardó en dejar de estar a la defensiva.

Se levantó de la cama, se acercó hasta él y lo abarcó con sus pequeños brazos fuertemente. Acercó su cara a la suya, sintió ese olor que tanto adoraba, su pelo esponjoso, su suave cuerpo... El abrazo se alargó en el tiempo más de lo esperado pero a él, no le importó, lo agradecía y lo extrañaba enormemente. Ella, alejó un poco su cara de la de él, para decirle;

"¿Qué te parece, si empezamos desde el principio..."?

Hubo un profundo silencio, pero que ella aceptó. Estaba acostumbrada a aquella reacción.

Lo cierto y verdad es que, si él no hubiera sido un muñeco de peluche, le hubiera contestado algo bonito, pero ella imaginó como buena respuesta, la mejor sonrisa de aquel osito peludo...



Fuente de Cantos, a 31 de enero de 2020. Imagen libre en la red.





  

    


viernes, 24 de enero de 2020

Drácula en obras...

La verdad es que soy un Drácula lamentable. No tengo un buen estilo, ni una capa elegante, ni siquiera llevo el peinado adecuado. Creo que en mis más de doscientos años de existencia, no he conseguido asustar a nadie de verdad. De haberlo hecho, estoy seguro que acto seguido le hubiera pedido disculpas. El caso es que tampoco tengo una voz grave y atronadora, capaz de infundir pavor. 

Pero decididamente me he propuesto cambiar todo esto, empezar de cero. Ha llegado el momento de modernizarse, convertirme en el monstruo que debo ser, imponer respeto. La semana pasada comencé ese curso de coaching que me recomendaron y el próximo lunes, comienzo otro de hipnosis. Vivimos en un mundo donde debemos estar en continua superación de uno mismo, y espero adaptarme pronto a todo eso.

Todo esto lo pienso mientras estoy aquí sentado, esperando mi turno en el dentista. Hoy me ponen los brackets, y me han dicho que será un proceso largo, de al menos dos años. Quizás estoy llevando esto demasiado lejos, así que le diré al dentista, que descarte el blanqueamiento que tenía pensado hacerme... 


Fuente de Cantos, a 24 de enero de 2020. Imagen libre en la red.


viernes, 17 de enero de 2020

El sommelier

Tenía un "Don" especial, como jamás nadie había tenido en el sector vitivinícola. Pero lo más curioso de todo, es que el chico, prácticamente un imberbe, ni tan siquiera había cumplido la quincena de años. Además, su timidez no había superado el enorme poder que tenía sobre los conocimientos del vino y había que impulsarlo a ello, a pesar de que nació y estaba creciendo entre barricas, al igual que sus tres generaciones ascendentes.

Podía distinguir de cualquier vino, no solo las variedades de uva que conferían su resultado final en la elaboración, sino además, podía saber a la perfección la añada, los grados, el tipo de barrica en el que el caldo había reposado, y un sin fin de variedades más que dejaban atónito al sommelier más experto. Pero eso no era todo, pues lo más curioso del asunto, es que todos esos detalles de cualquier vino, los percibía solamente con el olfato. 

En el concurso nacional de los mejores vinos, y donde los principales profesionales se daban cita, el chico, que estaba sorprendiendo a propios y extraños, y a pesar que figuraba en calidad de invitado, era el centro de atención.

El presentador, comenzó anunciando el inicio de la cata;

"Como bien saben los aquí presentes, hoy nos acompaña a este importante evento, Borja Martínez, considerado una de las mayores promesas nacionales en el arte del vino. Pero para los más incrédulos, diremos que es cierto que una de sus grandes virtudes, es que marca las características del vino, al 99% de fiabilidad, tan solo con el olor..."  

La expectación era máxima, y en una mesa estaban expuestas multitud de copas vacías que, unas tras otra, irían siendo catadas solamente con el olfato por este prodigioso chico. Fue el mismo presentador quien le vendó los ojos, y lo acompañó al estrado.

Colocaron en su mano la primera copa de vino, la giró con habilidad y se la llevó a la punta de su nariz. Tras aspirar por las fosas nasales profundamente, comenzó su exhibición;

-- Tinto crianza, año 2017, 14 grados, 12 meses en barrica de roble americano. Variedades Merlot y Shyrah. --

-- Tinto joven, año 2018, 14,5 grados, 6 meses en barrica de castaño. Variedad Cabernet Sauvignon. --

Así con tintos, blancos, rosados... A medida que iba dando su predicción, el camarero que servía, iba levantando la etiqueta para comprobar que, efectivamente, el acierto era total. El público no daba crédito a lo que veía. ¿Cómo era posible que ese chico, tan joven y supuestamente con tan poca experiencia, podía tener ese talento?.

Fue al finalizar la cata, y tras acertar en todos y cada uno de los vinos allí presentes y escogidos al azar por el público, que el presentador le preguntó.

"Magnífico, una demostración formidable. Y ahora, dinos, ¿cuál de todos los vinos que conoces, es el que más te gusta?".

El chico quedó callado, pensativo. Tras un largo silencio, supuestamente cavilando en aquella pregunta, respondió tajantemente;

-- Sinceramente, no lo sé --

"Bueno, seguro que hay alguno que es tu preferido, o el que mejor te sabe, el que más se adapta a tu paladar por encima del resto..."

Tras otro largo silencio, quedó un buen rato pensando en su respuesta. Al ver la impaciencia del público, más aún con la insistencia del presentador, al fin respondió;

"Realmente no los he probado nunca, aún no soy mayor de edad para ello..."


Fuente de Cantos, 17 de enero de 2020. Imagen libre en la red.

viernes, 10 de enero de 2020

Microcuento; El Genio de la lámpara

En esas que iba el chico, teléfono en mano, que no hacía otra cosa que echarse fotos, retocarlas y subirlas a todas las redes sociales habidas y por haber. Ya pueden imaginar su "profile"; presuntuoso, egocéntrico, narcisista y con un único entretenimiento en su vida que no fuera estar "on line" para sus miles de seguidores.

Qué suerte la suya, que en una de esas ególatras poses para el "selfie" de turno, tropezó con un objeto metálico con el que se llevó un buen susto;

"¡Ohhh, qué maravilla! Si resulta que es una lámpara, como esas que salen en los cuentos y que si se frota, sale de dentro un genio. ¿Será que ésta es una de ellas?", -- comentó mientras hacía un vídeo del momento.

Esta vez dejando por un momento su teléfono a un lado, frotó suavemente la lámpara y efectivamente, tras un espeso humo blanco, salió un genio de dentro. El resto, ya lo conocen...

-- Desde ahora, puedes pedir tres deseos. Piénsalos bien...--, le dijo con su voz grave el genio.

"Poco tengo que pensar, pues lo tengo clarísimo. Deseo tener el teléfono con la mejor cámara del mundo y que tenga una batería inagotable, y además..."

-- Para insensato, para, que ya llevas dos deseos. Piensa bien el tercero --, le interrumpió el genio.

El chico ya tenía en su mano un teléfono de última generación, pero único en el mundo. Ahí tenía concedido su primer y segundo deseo.

"Ya lo sé, mi tercer deseo será..., ¡que quiero ser invisible!", -- volvió a decir el chico sin pensarlo dos veces.

Ahí, el genio se encogió de hombros, elevando sus brazos en señal de asombro, o tal vez de asentimiento, como ese emoticono que simula esa conformidad, y fue entonces que concedió su tercer deseo.

Así fue que lo bloqueó por siempre de Facebook, Instagram, Twitter....


Cabeza la Vaca, 10 de enero de 2020. Imagen libre en la red.




viernes, 3 de enero de 2020

Microcuento; La Margarita

La Rosa, celosa y aburrida, plantada sobre aquel elevado muro, la esperaba todas las tardes a la hora en que el sol resbalaba su tacto sobre la pared, a la vez que la teñía de un fuerte naranja. 


La Margarita, despreocupada y risueña, bajaba por la avenida con un contoneo propio del mejor estribillo musical. Con su tallo verde y curvado, pero elegante, dejaba un rastro de optimismo allá por donde iba.

Al pasar a la altura de aquel muro, la Rosa no dudó en preguntarle de forma descarada e irónica;

"Entonces...¿qué? ¿sí o no?"

La Margarita alzó la mirada, con ese único pétalo que le quedaba y que tapaba parte de su rostro. Aún así, con ese pétalo conseguía ser la Margarita más hermosa que jamás haya existido. Ahí, no le dijo nada y continuó obviando el atrevimiento de la Rosa.

"¡Vamos!. Seguro que sabes la respuesta. ¿Será que te quiere, o no te quiere?"

Ahora la Margarita se detuvo, volvió a mirarla lanzándole una sonrisa que no merecía, y esta vez le habló guiñándole un ojo;

-- Es sólo un pétalo, pero me quiere tanto como yo a él... --



Marbella, 3 de enero de 2020. Imagen libre en la red.