viernes, 24 de junio de 2016

Querido nieto

Querido nieto:

Hace tiempo que vengo observando algunos cambios en tu comportamiento. Quiero pensar que a veces la vida te aburre, o que simplemente lo que antes era importante para ti, ahora ha dejado de serlo, y es por ello que no percibo el mismo cariño que antes. Es como si continuamente estuvieras desganado y enfadado con la vida, y créeme hijo mío, que la vida no tiene la culpa de todo. Ni tan siquiera de nada.

Ya sabes que solo soy un pobre viejo, al cuál el paso del tiempo va arrinconando, pero es por eso de ser viejo, que quiero que leas esta carta, que he conseguido escribirte con tanto esfuerzo. Y es con este lápiz, tan viejo como lo soy yo, con el que voy a intentar enseñarte algo. Un simple lápiz; vale cualquiera, aunque ahí puede estar la clave, y es que a pesar de que cada lápiz sea distinto, todos pueden hacer la misma función. Pero éste en concreto que quiero mostrarte, tiene una serie de cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona de bien. 

Así que quiero que leas detenidamente esto, porque creo que es el momento idóneo para que atiendas ciertos consejos. Hay algunas aptitudes que me gustaría que recordaras bien, y que deseo te acompañen en tu vida. Concretamente te hablaré de cinco cualidades que puedes encontrar en este lápiz que sostengo de manera tan torpe, pero a la misma vez, firme y decididamente.

La primera de esas cinco cualidades, son "los valores", y asimilado a un lápiz, digamos que podrían compararse con las funciones básicas que debe tener uno. Extrapolándolo de alguna forma, deben ser los comportamientos esenciales con los que debemos actuar, y teniendo en cuenta que los valores son universales, debes aprenderlos rápidos. Cuanto antes lo hagas, mejor, dado que marcarán el comportamiento que vayas adoptando con el paso del tiempo, conforme vas creciendo. Amor, honestidad, justicia, amistad, igualdad.... son claros ejemplos de valores.

Los aprenderás de tu familia, pero a veces, no todo el mundo tiene la suerte de recibir la mejor educación, así que trata de saber, que ésta, te será enseñada con la mejor intención por parte de tus padres. Incluso en ocasiones recibirás de ellos lecciones de estos valores, sin que ni tan siquiera pretendan enseñártelos. Si eres inteligente, tomarás lo mejor de cada cuál.

Y ahora, la segunda cualidad; "los principios". Éstos, consistirán en hacer respetar esos valores y ponerlos en práctica. Serán un sello personal que te distinguirá en tu vida, y que no deben verse jamás alterados ni por tus éxitos, y menos aún por tus fracasos. Cuando esto ocurra, y tus principios sean reconocidos casi a simple vista, será cuando ya no tengas miedo a que precisamente se vean. Digamos, que se tratará de tu estilo de escritura, único y personal. Creyendo y siendo fiel a tus principios, será tu mano la que guiará siempre el lápiz y no alterará nunca tu caligrafía.

Otra condición que debes cuidar y asumir, la tercera, es "la responsabilidad"; en la toma de decisiones se distingue a las personas. De vez en cuando necesitas dejar lo que estás escribiendo y usar el sacapuntas, aunque el lápiz sufra un poco, pero si quieres seguir escribiendo con la punta afilada, (que es como debe hacerse), deberás asumir la responsabilidad que te corresponde en la vida. Así que debes estar preparado para soportar ciertos dolores, porque cuando los pases, conseguirán hacerte mejor persona.

A veces pararse, es el mayor impulso que recibirás para avanzar más rápido. Las responsabilidades estarán presente en tu vida, acatarlas o no será tu decisión. Pero que nadie decida por ti. Lo ideal es que tu elijas el papel sobre el cual escribir, y que nadie lo haga en tu lugar. Y claro que a veces tendrás que apretar mucho más el trazo, pero lo importante es que serás tú quien siga escribiendo. 

La cuarta cualidad, y que no todo el mundo puede presumir de ella, es "el perdón"; tanto si tienes que pedirlo como si tienes que recibirlo y aceptarlo. Piensa que el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal y no nos gustó. Pedir perdón no debe significar solamente que hicimos algo mal, sino que lo más importante de esta acción, estriba en que queremos corregir algo para mantenernos en el camino correcto.

Y como quinta y última cualidad, es que debes "valorar el interior" de las personas, porque es dentro de ellas donde está lo verdaderamente importante. Al igual que en un lápiz, que no importa su madera, ni su color, ni su diseño...., lo que de verdad importa es el grafito con el que escribes. Por eso es tan importante el interior de las personas, al igual que debes mimar el tuyo; y es que siempre debes cuidar tu corazón, porque de él emana la vida.

Pero la anterior no era la última, existe otra más. Hay una sexta cualidad clave que debes aprender, sobre todo a raíz de algo percibí en ti y que me hizo pensar que es tan importante como las anteriores. Y es que como ya sabrás, un lápiz siempre deja una marca. De la misma manera, que has de saber que todo lo que hagas en la vida, dejará trazos. Por eso intenta ser consciente de cada acción. 

Sé que mi lápiz está gastado, porque son muchos años los que he escrito con él. Sé que no puede presentar a veces un aspecto atractivo y vistoso para ti. Pero créeme, que aunque con mayor dificultad para expresarlo, me gustaría que aprendieras bien para qué sirve este lápiz....

¿Y sabes por qué creo que podrás aprender todo eso si te lo propones?. ¿Recuerdas cuando hace unos meses te burlabas de mi, cuándo te decía que precisaba, a pesar de mi avanzada edad, aprender a escribir? Pues era para enseñarte y a la vez escribirte, la sexta cualidad; "Respeto".

Firmado; Tu abuelo.



Imagen cedida. Fuente de Cantos, 24 de junio de 2016.


viernes, 17 de junio de 2016

100

Es viernes, y aún no he decidido el tema sobre el cuál escribir. Me gusta saber que estás ahí, así que trato de motivarme. Confío en que algo se me ocurrirá. Intento dejar el resto de cosas a un lado, desconectar, quedar la mente en blanco (jamás pensé que esto pudiera resultar tan difícil), y centrarme en la escritura. Y resulta sorprendente el cómo influye el estado anímico en esto de escribir. Es sumamente importante estar bien. Olvidar las cosas cotidianas, como el trabajo, los problemas personales o los de las personas que te rodean, supone un gran ejercicio de evasión mental. Hay que aspirar paz y dejar que salga la inspiración. "Aspirar e inspirar", bonito juego de palabras.

Recuerdo cómo empezó todo, y aún me cuesta creer que continúe con este hábito. Se agolpaban letras en mi cabeza, y trataba de ordenar unas con otras para que dijeran algo, que tuvieran algún sentido. Que te hicieran pensar, con las que pudieras reflexionar; a veces hasta sentir. Así que en mis primeras entradas, sin ni tan siquiera estar el blog aún en marcha, decidí buscar a alguien quien me leyera, pero con la primera intención de buscar una crítica. Alguien que me conociera, pero no lo suficiente; o lo suficiente pero lo justo para no estar bajo cualquier influencia que le impidiera criticarme. Así que pensé en Nazaret, hija de unos amigos, amante de la lectura y profesora de lengua y literatura. Al poco tiempo nos convertiríamos también en grandes amigos.


Pero en esos momentos, (casi dos años ya), no pensaba que esto llegaría tan lejos. Aunque sí recuerdo que le dije, "trataré de escribir todos los viernes", sin saber por qué, pero creyendo que era un buen día para eso. Porque, ¿a quién no le gustan los viernes?. Unas veces por disciplina, y otras por el compromiso que siento con este blog y sus lectores, trato de no faltar cada viernes, y ser fiel a quienes estáis al otro lado. 

Y fue la pasada semana, hablando precisamente con Nazaret, que le dije que la próxima entrada sería la número 100 del blog; "¡parece mentira como pasa el tiempo!", me dijo. Pero realmente lo que me asombra es que semana tras semana, sigan existiendo motivos para que me siente frente al ordenador a escribir una entrada más. Así que con la de hoy, puede ser un buen momento para hablar de esta "relación" que tenemos tú y yo.

Porque de algún modo, este blog es el que nos une, y aunque es un espacio a veces muy personal, es posible que aún no me conozcas. Pero lo que más curiosidad me crea, es que a la mayoría de vosotros soy yo quien no os conoce. No dejo de sorprenderme, como semanalmente, curioseo las estadísticas que me proporciona el blog con respecto a las visitas. Quitando las personas de distintas partes concretas del mundo y que sé que lo leen, me agrada saber que personas de Alaska, Japón, China, Malasia, Turquía, India, Australia, algún país de Africa, y multitud de países de Latinoamérica o Europa, entran todas las semanas a seguirme. 

Es un orgullo increíble, más aún, cuando jamás he hecho público este blog, salvo alguna entrada que alguien ha querido compartir y con la cual, cariñosamente me ha mencionado en la misma. Porque sí que es cierto, que tengo un grupo fiel de lectores, unas diez personas, a las que cada viernes, les envío un mensaje con el enlace (algún día me gustaría saber qué piensan). Ya, por pura tradición, y porque de algún modo, me han estado motivando sin ni que tan siquiera ellas lo supieran. A veces, recibo un saludo de vuelta, otras veces sé que no es necesario que se pronuncien, y cuando lo hacen, ya sé que de alguna manera, les toqué en su interior; les hice sentir algo y levanté en ellos ese sentimiento que todo "escritor" desea alguna vez para con sus lectores. 

Y debéis perdonarme en eso de "escritor", porque en mi caso, Ingeniero de profesión, estoy y estaré muy lejos de ese término. Soy un simple aficionado en esto de escribir. Es más, le dedico muy poco tiempo a esta afición; demasiado poco para lo mucho que me gusta. A veces, en la mayoría de entradas, es en el viernes por la tarde cuando decido sobre qué tema hablaré esa semana. Preciso de mi tiempo para pensar; el deporte me ayuda, la soledad lo favorece, y con el descorche de una botella de vino y música de fondo (suele ser ópera o música clásica), es cuando empiezo a concentrarme. Ahí salen las letras; no me preguntes cómo.

A veces los temas vienen solos. Recuerdo una vez en Nápoles, dando un paseo con mis amigas y hermanas Ale y Emilia, que le dije a esta última, que de repente, en una ráfaga de inspiración, me había surgido el tema para una nueva entrada en el blog. Al menos el cuento o la historia que quería montar (Parténope). Emilia me dijo que no podía creerse que eso fuera así, tan rápido. A lo que yo le dije que tampoco me explico que a veces surja de esa forma. Pero no todo es así de sencillo, pues necesito absorber una gran cantidad de energía positiva para recrearme o inspirarme con algún tema.

Esta inspiración, o estos "sorbitos" de energía, me suelen venir por varias fuentes. Viajar, sin lugar a dudas, es una de ellas. Pero otras veces, me la has dado tú. Un simple comentario, una frase o una reflexión, me ha llegado de tu parte para hacerme pensar. Has convertido, sin tú saberlo, tus palabras, cariño, abrazos, gestos, tus lágrimas o tus risas, en letras para mi. Y así las iba convirtiendo en entradas; muy despacio, pasito a pasito. Viernes tras viernes.

Y creo que este es el espacio y la entrada adecuada, para dar las gracias a María José R.C, quien pacientemente, y me consta que con gran cariño, decidió recopilar todas y cada una de las entradas aquí escritas. Así, uniendo "Amor en un candado; El banco del amor; El carpintero del cielo; Gente pequeña; Otoño en el corazón, o Sábato mattina...., consiguió dar forma a un libro, y con una dedicatoria en su interior, que hizo temblar mis cimientos.  

De estas 100 maneras, he conseguido hablar de la amistad, de la felicidad, del amor, (también del desamor), de los sueños, de la verdad, o sencillamente de la vida. Espero haberte hecho sonreír, emocionarte, sorprenderte, o sencillamente entretenerte. Que imaginaras alguna ciudad, o incluso que vivieras y compartieras ese viaje conmigo. Y pensándolo bien, han sido 100 las veces que lo he intentado o las oportunidades que he tenido para ello. Pero si no he conseguido que sintieras todo eso, y me dices que necesitaré otras 100 para conseguirlo, trataré de buscar la forma de hacerlo.

Aunque lo que hoy quiero hacer, sencillamente, es darte 100 veces las gracias por estar ahí y seguirme cada viernes....



Fuente de Cantos, España. 17 de junio de 2016.


Viajes y Más. María José R.C.




     

viernes, 10 de junio de 2016

Instinto animal

Resulta cada vez más común observar en los aeropuertos u otras estaciones de transporte, a multitud de personas viajando con sus animales de compañía. Forman parte de su familia, de su día a día; en definitiva, de su vida. Los adormecen, para que tengan un plácido viaje, y cuando quieren dar en sí, continúan la aventura al lado de sus progenitores. Casi nada cambia para ellos, y quiero pensar que ambos, animales y dueños, vivirán y recordarán ese viaje como una experiencia compartida, y para estos últimos, igual que si lo hicieran con cualquier otra persona.

A mi me ocurrió algo parecido, pero con un efecto contrario, incluso tal vez contradictorio en cuánto a sentimientos. Y es que llevábamos Rafaello y yo disfrutando en armoniosa compañía durante unos siete años. Cada cual tenía su espacio en casa, su independencia, y ambos nos teníamos mutuo respeto. Excepto algún que otro arañazo, todo estaba correcto por ambas partes. Porque Rafaello era un gato tranquilo, que transmitía paz, solo que el animal, cuando algo no le gustaba, se le notaba. Y lo notaban....; digamos que era una lotería que le cayeras bien o mal.

Pero por norma general, era lindo y sociable, aunque cierto es que cada vez que yo salía de casa por unos días, el gato lo notaba. Y mira que no le faltaban los cuidados, ya que siempre había alguna persona dispuesta a venir a darle de comer. A pesar de eso, me echaba de menos. Y sin que fueran temporadas muy largas, como todo animal, éste necesita interactuar con su dueño. Dado que muchas eran las veces que yo tenía largas conversaciones con él, o miradas y gestos cómplices, si todo eso le faltaba por unos días, llegaba a extrañarlo y entristecer. Aunque también he de decir que el felino no era muy hablador que digamos.

Todo ocurrió una vez que falté de su lado demasiado tiempo, y el reencuentro lo cambió todo. Mucho más delgado, casi enfermizo, triste, y con una pérdida considerable de su precioso pelo dorado. Su estado depresivo me alertó, y entonces me di cuenta, que lo de "animal de compañía" es por algo; necesitan cariño, y también darlo. Así que le pedí a mi amiga Annie que cuidara de él, que lo llevara a su casa, donde sabía que estaría en buena compañía, pues ella cuida todos los días de tres hermosas gatitas, con lo cual pensé que sería el mejor lugar para una nueva vida. 

En ocasiones voy a visitar a Rafaello para acariciarlo y estar un rato con él, que no se olvide de mi, pero ya no me mira igual. Creo que maldice la hora en la cual, siendo aún pequeñito, decidí castrarlo.... "Cosas de la vida", le digo yo. "Tú y tus cosas de la vida, que me has fastidiado, ahora que estoy rodeado de chicas", debe pensar él.

Pero no todo es agradable cuando convives con animales, sobre todo cuando sabes que tienen una corta vida comparada con la tuya. Recuerdo tristemente, que hace un par de años, me enfrenté a una situación que jamás pensé que viviría. La perrita que vivió durante muchos años con mi hermana se hizo mayor, y falleció de muerte natural, pero repentinamente. Nunca se está preparado para eso. El trágico suceso dejó abatida a toda la familia, y me pidieron que fuera yo quien le diera a la perrita una digna sepultura. No olvidaré nunca el amargo sonido de las golpes del pico en la tierra para cavar su tumba. Mis sobrinos, que presenciaban la escena, sostenían al animal inerte dentro de una preciosa cajita. Dispuesto el hoyo, requirieron "su momento en soledad" para dar el último adiós. 

Sinceramente jamás pensé que aquella escena se pudiera convertir en algo tan duro y trágico, incluso para mi, que apenas si tenía roce con el animal. Máxime aún, cuando llegado el momento de introducir en el agujero la preciosa cajita color rosa que contenía a la perrita, comencé a cubrirla con nuevas paladas de tierra, esta vez al interior de la sepultura. Mis dos sobrinos, fundidos en un sólido abrazo, lloraron desconsoladamente por la pérdida de su perra. Sencillamente habían perdido a alguien de su familia; ni más ni menos.

Así que hace unos días, me enteré que una compañera había sufrido la pérdida de una gatita con la cual llevaba casi diez años a su lado. El animal, diagnosticado con leucemia, necesitaba ser sacrificado. Tal era el amor por ella, que pasó los últimos días a su lado, sin hacer nada más, dándole todo el cariño posible, seguramente en las mismas proporciones que ella lo recibió de esa gata. Al funeral fue acompañada por varios amigos, conocedores de la importancia del acto. No dudé ni un instante en llamarla para darle el pésame.

Hace casi un mes, durante mi estancia en Florencia, en la maratón que se celebraba por el centro de la ciudad, paré un instante a descansar y ver la carrera. Personas de todas las edades portaban su dorsal y mostraban en sus caras las satisfacción del deporte. Unos más que otros. A mi lado, una pareja sostenía un perro, el cual se estaba convirtiendo en la atracción de ese punto de paso de los corredores, puesto que saltaba y trataba de juguetear con todo aquel que pasaba a su lado. Así que no me sorprendió en absoluto, la cantidad de personas que detenían su carrera para hacerle carantoñas y seguirles el juego al animal.

No todo el mundo paraba, aunque quienes lo hacían, no les importaba detenerse un momento en la carrera para formar parte del entretenimiento del perro. Entonces pensé, sin causa justificada, que o bien tenían animales, o a buen seguro los amaban. Sin lugar a dudas, aquellas personas que aman a sus animales, tienen un corazón sobredimensionado. 

Fue cuando recordé que una vez me contaron que....


- Un hombre y su perro caminaban largo rato pareciendo un poco perdidos. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que ambos habían muerto en un accidente. Les llevó un tiempo para que se dieran cuenta de su nueva condición. Aún así, y puesto que habían caminado muchísimo y el sol era asfixiante, tenían muchísima sed. Precisaban desesperadamente agua. Bajando por un camino, descubrieron un precioso campo con una gran entrada de mármol, que conducía por una calle engalanada con preciosas flores y que llegaba a una gran fuente de oro, de la cual salía agua cristalina.

El caminante se dirigió a un señor que cuidaba la entrada, para preguntarle cuál era ese lugar tan lindo.

"Esto es el cielo", fue la respuesta.

--Qué bueno que llegamos al cielo, estamos con mucha sed--, dijo el caminante.

"Usted puede entrar y beber agua a su voluntad", le contestó el guardián.

-- Pero mi perro también está con sed--

"Lo lamento, pero aquí no se permite la entrada de animales", le dijo tajantemente aquel que cuidaba la puerta.

El hombre se sintió decepcionado, y aunque con mucha sed, no entraría a beber y dejar a su pobre perro a las puertas, así que prosiguió su camino.

Después de mucho caminar y su fatiga y sed verse aumentada considerablemente, llegaron a un desolado lugar, donde encontraron a un viejo señor a la sombra de un árbol, y que cuidaba la entrada a un camino pedregoso y de tierra. El señor, recostado con un desgastado sombrero de paja parecía dormir...

-- Disculpe señor si interrumpo su sueño, pero mi perro y yo estamos con mucha sed.--

"Hay una fuente bajo aquellas piedras. Es limpia y potable. Pueden beber a voluntad", le dijo éste.

Así que el hombre y su perro fueron a saciar su sed. Bebieron lo suficiente para continuar su marcha, y antes de salir, le dijeron al viejo guardián;

-- Muchas gracias por dejarnos beber y aliviar nuestra fatiga. Pero, ¿podría usted decirnos qué lugar es éste?--

"Estás en el cielo amigo", le respondió el señor.

-- ¿El cielo?--, contestó. No, el cielo queda un poco más atrás. Me encontré con un señor que guardaba una hermosa entrada de mármol y fue quien me lo dijo --.

"Más le mintió, -volvió a decirle-, pues aquello es el infierno".

El caminante quedó perplejo, y le dijo; --Pues esa información debe causar grandes confusiones.--

"De ninguna manera, - respondió el viejo guardián.- En verdad ellos nos hacen un gran favor, porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos."




Rafaello. Fotografía de Jesús Apa.


Florencia, 15 de mayo de 2016. Fotografía de Jesús Apa.





viernes, 3 de junio de 2016

Un día de estos

Un día de estos, te diré todo aquello en lo que pensaste alguna vez. Acariciaré tu oído, susurraré en tus labios, y sorprenderé tu corazón, porque, aunque dormido esté, no sabe soñar. Yo le enseñaré a hacerlo para luego vivirlo. Pero, ¿qué pasaría si en vez de soñar, unimos nuestros latidos?. ¿Y si puestos a suspirar, juntamos nuestros suspiros?. Será un día de estos.

También ese día, desataré tus alas y aliviaré su pena, y podrás volar, pero solo si prometes que será a mi alrededor. Te recrearás en mis ganas de ti. Pero aún debemos guardar silencio, que nadie se entere de esto que aún no existe. Aún debo contener ese grito callado que a veces duele, y me hiere. Aunque el silencio es necesario....esta exclamación silenciosa que excita el aire que te impregna. 

Recostado en mi solitaria cama, solo se escucha el sonido de tu ausencia. Y pienso en ti.... Voy dando vueltas en círculos, y de nuevo acabo llegando a ti. No creas que la confusión es algo nuevo, pero me contaron que los sueños funcionan así, sobre todo cuando no consigues despertar de ellos. El más curioso, ese en el que cavo un túnel que me lleva a ti.

A veces te imagino, te pienso e incluso percibo que existes. Me voy caminando detrás de ti, y tu giras la mirada. Entonces me sonríes, y ¡casi me muero!. Pero en verdad es cuando más vivo me siento. Qué "contradicción" es tenerte sin aún sentirte ni tocarte. Pero a lo mejor no es nada "contra", y sí "adicción".

Ya que vamos a andar juntos, ve más despacio, que ya tendremos prisas. Nada como hacer las cosas a fuego lento. De esta manera no me quedarás atrás. Lo mejor de todo es esa manía tuya de darme la mano; las dos. La única desventaja, es que ya no tendrás que buscarme, tal y como deseabas, porque ya estaré junto a ti. Y ya no caerás porque te tendré agarrada; ¿o es que ya olvidaste que tenemos cogidas nuestras manos?. No vamos a soltarnos.

Aunque a veces mi imagen se desvanece y la oscuridad me ciega. Gracias a que siempre hay una luz que me guía. Y allí a lo lejos veo tu brillo, preguntándote si mientras tanto, yo estaré bien. Curioso que yo no me lo pregunto, más aún cuando sé que lo estarás, aunque todo llevará su tiempo. Porque no serás ni antes ni después; serás a tiempo.

Así, sin tiempo para nada más, imagino nuestra primera noche, dónde disfrutaré estando despierto. Desde esa noche empezará un tiempo nuevo. Sabiendo que sentimos lo mismo, sin decirlo. Empezar sin un pasado es sin duda el mejor futuro. Y es que esa será la primera noche de todas. El resto serán otras noches, igual con tanta magia como la primera; y me consuela que nunca hablaremos de una última.

Ya sé que descubriste mis secretos; más bien me los robaste para hacerlos tuyos. Y te avisé que eso de guardar los secretos de otro harían acelerar tus latidos. Pero me gusta esa idea, esa de romper tus pulsaciones cada vez que escriba tu nombre. Y es que ya estoy vibrando con esa cosa de que tú escribas el mío. Porque me gustan las canciones que hablan de eso. Seguro que las conoces...."Y si te vuelvo a ver pintando un corazón de tiza en la pared, te voy a dar un beso por haber....escrito, mi nombre dentro"....

...."un día de estos, te doy un susto y te pido; seria y formalmente, que te vengas conmigo". Y en esas que me contestarías...."igual un día el susto te lo doy yo a ti, y si me preguntas, te respondo que si"....

Aunque fuera de cualquier canción, algo hay de cierto en eso de que "un día de estos".... Porque sí, será un día de estos, que llamarás a mi puerta, y solo entonces entenderás, que estás llamando a la tuya....



Imagen libre en la red. Fuente de Cantos, 3 de junio de 2016.