viernes, 25 de febrero de 2022

De profesión; Jubilado

Desde que me jubilé, los días se me hacen eternos. Mira que trato de gastar el tiempo en cosas productivas; hacer deporte, leer, cocinar, ver la televisión..., pero he notado que le faltaba chispa a mi vida, sobre todo, algo de humor. Y he tenido que tomar medidas en el asunto...

El otro día fui a la oficina de correos a recoger un paquete para mi nieto. Entré en la sala, esperé a mi turno, me identifiqué y retiré el paquete. Nada más salir, me encuentro con un agente de la policía de tráfico;

"Disculpe, no haga usted eso, por el amor de Dios, que solamente he tardado 5 minutos"

Ni caso. Con su libreta en mano, estaba anotando la matrícula y tramitando la multa.

"¿Pero no se da cuenta usted que soy un pobre jubilado? ¿O es que quieres joderme el día, maldito imbécil?"

Me miró contrariado ante ese ataque de ira que salía por mi boca, y comenzó a tramitar la segunda multa.

"Anda, póngame otra multa, que así es como funciona este país. Los pobres jubilados, con nuestros impuestos tenemos que pagar sueldos de inútiles como tú!" 

No medió palabra, al contrario. Una sonrisa silenciosa pero burlona hacía ver que su venganza ante mis insultos iba en forma de multa que colocaba bajo el parabrisas. Y una de tras de otra, porque yo ya no me callaba y a cada acción de su bolígrafo, iba otro menosprecio e insulto por mi parte. Pero a la décima multa, ya no pude seguir...

"Y aquí paro, ya no insisto más. Soy jubilado pero no tengo más tiempo. Y tiene suerte que ya llegue ahí mi autobús..."

Ensayo cada día como divertirme un poco. A mi edad, es importante no aburrirme.


Toledo, 25 de febrero de 2022. Imagen libre en la red.

 

viernes, 18 de febrero de 2022

Microrrelato; El sueño de Layla

Layla es aún una adolescente. Apenas tiene los complicados dieciséis años, y que como todos sabemos, es la edad donde más sueños tenemos. Su piel suave color canela deja de destacar a la altura de sus preciosos y brillantes labios. Luce ágil su cuerpo esbelto, porque Layla, en las mañanas, sube a la montaña a recoger café de la cosecha. Cuando regresa, sus firmes pechos vienen brincando y los jornaleros tropiezan entre sí por tanta belleza.

En su habitación, entra tímidamente la luz de una farola que ilumina su espejo, y ahí es donde se corta el pelo, pinta sus uñas y riza sus pestañas. Tinta sus labios y se enfunda en un apretado vestido. Vaga por las calles y presencia el desfile de lujosos coches que paran en la acera, donde quienes los conducen son cortejados por aquellas mujeres con sus caras largas y sus trajes estrechos. Entonces vuelve a casa y regresa al espejo iluminado por la farola. 

Sueña con ser prostituta, pero no de esas...



Fuente de Cantos, 18 de febrero de 2022. Imagen libre en la red.

viernes, 11 de febrero de 2022

Error de vacuna

Ayer era el día previsto de mi cita con la tercera dosis de la vacuna. Llegué puntual, pero lo cierto y verdad que había muchísima gente esperando en la fila.

"Debéis esperar al menos un par de horas los que acabáis de llegar", decía a gritos la enfermera, con un más que evidente estrés. 

Así que decidí hacer antes unas cosas, y en las dos horas estimadas regresaría al Centro de Salud. Pasado un tiempo, miré el reloj, y casi había superado la espera prevista. Fui a toda prisa hasta allí, y aunque ya quedaba poca gente, la enfermera seguía con un estado de ansiedad y estrés considerables, así que decidí quedarme en último lugar.

"Debe esperar sentado por unos quince minutos, no sea que tenga un mala reacción", me dijo tras pincharme, y algo más calmada, pues ya no quedaba nadie.

La tarde-noche la pasé tranquilo, pero esta mañana me he levantado con una sensación un tanto extraña. Justo a las ocho, recibo una llamada del Centro de Salud, y al otro lado, la voz de la enfermera, desesperada y aún más estresada si cabe;

"Ayer cometí un terrible error con usted, y no sabe cuanto lo siento. Con tanto jaleo, y como era el último, confundí la dosis, y le puse la vacuna contra la rabia. ¿Puede decirme, si tiene alguna reacción extraña o algún efecto secundario?"

-- Tienes suerte --, le dije calmado. -- Es más, creo que incluso, a pesar de su error, la amo profundamente... --


Cabeza la Vaca, 11 de febrero de 2022. Imagen libre en la red.

 


viernes, 4 de febrero de 2022

Epitafio en prosa

Frente a la casa donde lo despedimos, había unas piedras de pizarra enormes; abajo, el río corría chapoteando; el cielo tenía nubes grises y el sol convulsionaba ofreciendo un brillo de oro sucio.

La estampa era la siguiente; a mitad del río, un pelícano pescaba y en fila, las garzas inmóviles parecían meditar. Las gaviotas pasaban de un lado a otro aleteando jirones de la noche. El agua, con su bamboleo rayaba las orillas, y cuando la lancha rauda rompía la continuidad del manto, el silencio se refugiaba entre las zancas de las aves.

Había que escribir su epitafio, y pensamos hacerlo de forma original, aunque con él, estaba todo dicho. Pese a ello, decidimos hacerlo en prosa, pues iba más con su estilo...

El hombre muerto oía los rezos, pero poco caso les hacía; sólo se veía el reflejo de su silueta en el río cazando los últimos coágulos de luz.


Cabeza la Vaca, 4 de febrero de 2022. Imagen libre en la red.