viernes, 28 de octubre de 2022

Mircrorrelato; en la madrugada

Serían eso de las 4 de la madrugada, cuando mi cuerpo se despertó con mi pulso acelerado. Un gran estruendo movió todo el cuarto, y de repente, una gran grieta comenzó a abrirse por el suelo hacia la cama. 

No tardé en reaccionar e instintivamente, salté del catre y cargué a mi esposa en hombros. Sorteé otra gran grieta que venía hacia mí desde la puerta de entrada, y ya en el pasillo, evité grandes trozos de techo que iban cayendo hacia el suelo mientras corría sofocado. 

Tras sortear todos esos obstáculos, otro gran estruendo retumbó, y fue entonces que sentí un gran golpe en la cara, pero muy parecido a una cachetada. Me recompuse, abrí los ojos, y entonces mi esposa, que aún la llevaba cargaba a hombros, me dijo;  

"Deja de soñar estupideces y bájame de una vez, que ya van dos veces esta semana que me traes en sueños a la sala"

Entonces pensé, que así son las esposas, "ni siquiera cuando las salvas están contentas"...


Fuente de Cantos, 28 de octubre de 2022. Imagen libre en la red. 



  

viernes, 21 de octubre de 2022

Un mundo feliz

Hace una semana compartí bastantes buenos momentos con distintas personas de diferentes países de América Latina. He de decir, que cada vez que "cruzo el charco", mi alma se llena de alegría. Adoro todos esos países, todas esas gentes, me hacen sentir dichoso. He estado rodeado de personas maravillosas de Paraguay, El Salvador, Honduras, Bolivia, Argentina o Uruguay, y una vez más, vengo encantado y feliz.

Y en una de estas conversaciones, justo hablábamos de eso, de la felicidad. De qué hace cada cuál en su vida para ser feliz, cómo busca ese objetivo. Diversas opiniones surgieron, y en la conversación alguien habló  de que hay estudios y listados que indican cuales son los países donde vive la gente más feliz del mundo. Y lo buscamos en internet, y curiosamente en primera posición venía Finlandia, seguido de otros lugares europeos, y olvidándose ese listado de los países de América Latina. Fue entonces, cuando un compañero boliviano, Carlos Hugo, aseguró que él sabía dónde estaba el lugar más feliz del mundo;

"Nada más llegar a ese pequeño pueblo perdido en la selva de Bolivia, ya sabes que ahí encontrarás magia en todo lo que veas. Tiene un aura especial que es indescriptible. Para empezar, os diré que de sus 7.000 habitantes, más de la mitad tocan algún instrumento musical, y tienen por costumbre hacerlo al aire libre. Pasear por sus calles es caminar envuelto en música celestial. Violines, guitarras, violonchelos..., repito, es lo más cercano a tocar el cielo.

Hay una gran tradición a que todos los niños y niñas, desde bien pequeños, aprendan a tocar algún instrumento musical y cuando ya lo dominan, que lo toquen en cualquier parte del pueblo y sin complejo alguno. Del mismo modo, hay otra gran parte de la población, que se dedican a la artesanía de las telas. Hay un masivo número de personas que cosen, y enseñan a otras a coser y a tejer. Suelen hacerlo en la entrada de las casas, que siempre están con la puerta abierta, y en las mismas, hay una silla esperando para quien quiera, se siente y charle todo lo que le apetezca.

Pero hay otra cosa que al visitante le llama poderosamente la atención, además de la música y los susurros de las conversaciones, son las risas y carcajadas de todo el vecindario. La gente ríe, juega, brillan sus estados de ánimo como jamás se ha visto en ningún otro lugar. Y toda esa magia, se remata con la puesta del sol, donde la gran mayoría del pueblo va al rio a bañarse, y lo hacen totalmente desnudos, tal y como lo hacían antiguamente sus antepasados indígenas..."

Todos los presentes escuchábamos atentamente, pero quizás era mi cara la que más dudaba de todas, y tal vez por eso Carlos Hugo se dirigió a mí para saber si le creía o no.

-- Me parece demasiado idílico --, le contesté ante su mirada que esperaba mi comentario.

"Y los es", me dijo convencido. 

Algunos de los presentes, parece ser que ya habían oído hablar de ese lugar. Y Carlos Hugo quiso profundizar más.

"He llegado a ver a hombres hechos y derechos, que venían conmigo acompañándome a aquel lugar, llorar de emoción, al escuchar a cientos de personas poner su música en la calle de la manera más coordinada y bella que jamás uno pueda pensar. Pero todo el que me ha acompañado, ha sabido conversar con los de este pueblo, reír con ellos o bajar al rio y darse un baño en el atardecer"

Yo seguí dudando, y Carlos Hugo quiso sentenciar...

"Busca la forma de visitar Urubichá y de pasar allí unos días, que yo te acompañaré. Y delante de todos estos amigos, puedo decirte que, si cuando decidas regresar no crees que ese es el lugar más feliz del mundo, te pagaré el coste de tu vuelo".

Ya estoy buscando el momento de visitar ese lugar donde todos los que allí viven, son los más felices del planeta... y yo eso quiero verlo.



Fuente de Cantos, 21 de octubre de 2022. Urubichá, Bolivia. Imagen libre en la red.


viernes, 14 de octubre de 2022

Microrrelato; como el agua

Se veían al final de las cataratas todos los atardeceres, justo cuando el río dejaba de ser violento y ruidoso. A él, le decían que no se fiara de las mujeres del agua. A ella, le prohibían el trato con los humanos.

No hablaban, solo se observaban en la distancia. Ella jugueteaba con sus habilidades y cantaba dulcemente. Él, que tenía miedo al agua, solo dejaba beber a su caballo. Luego cada cual, se iba por su lado, incapaces de desobedecer a sus familias, aunque en el fondo, sabían que tarde o temprano, ganaría el amor...


Cataratas de Iguazú. 14 de septiembre de 2022. Fotografía de Jesús Apa


viernes, 7 de octubre de 2022

Microrrelato; Parecido al Otoño

Ese amanecer fue distinto, principalmente porque se despertó más tarde de lo habitual. Además, por la ventana que da a la calle, percibía el frío y la lluvia que caía intensamente. Eso, sumado a la vaga intención de levantarse, lo dejaba por más tiempo en la cama. 

Cuando lo hizo, comenzó a ver plumas caídas en el suelo y que dejaban un rastro como si algún ser las hubiera estado perdiendo de su plumaje. Siguió las huellas esperando encontrar el cuerpo desplumado, pero la pista se perdía y finalizaba en la puerta de salida.

Se quedó sentado, perplejo ante tal acontecimiento. Esperó todo la mañana, toda la tarde, y al caer la noche, una llave sonó en la cerradura y acto seguido entró alguien. Era su mujer.

Nunca había caído en la cuenta que, efectivamente, tenía cara de Ángel. Parecido al Otoño, solo estaba cambiando su plumaje... 


Fuente de Cantos, 7 de octubre de 2022. Imagen libre en la red.