viernes, 25 de agosto de 2023

La tribu

Cuando contaba con más de cuarenta inviernos, a lo mejor no me importaba si el próximo que llegaba, era el último. Pensamientos individualistas, como si de un superviviente se tratara, o como si fuera miembro de una tribu o un clan en la prehistoria. Pongamos el caso, y que así lo era...

"En mi tribu era el jefe por ser el de mayor edad, y también aceptaba mi responsabilidad para con ellos. Era conocedor que cada vez nacen menos, y cada vez enterramos más... Los hijos del clan ya no juegan entre ellos. Las mujeres ya no quieren amamantar y los hombres, caminan cabizbajos y abatidos. Apenas tienen energía para cortar leña y el frío invernal es demoledor.

Debe ser porque el valle, que antes era verde y frondoso, hoy es marchito y desértico. El agua escasea, y la poca comida, la disputamos con otras tribus y otros animales. Nuestro clan, ya sin fuerzas, podría estar al borde de la desaparición. Si ordenara rodear la montaña y salir de caza, sería apresurar la muerte de muchos de ellos. El hielo y los lobos, tienen dientes de sable, y mi motivación es blanda como la espuma del agua. 

En mis salidas para buscar alimentos y encaminadas a mi propia supervivencia, he encontrado sola y herida a una hermosa mujer de otra tribu. He decidido mostrarle bondad y darle cobijo en un lugar junto a mi, al fondo de la cueva. En cuanto cure sus lesiones, le pediré que abandone el clan.

Entre tanto, necesitaré más leña para avivar el fuego, además de otra boca que alimentar. Llamé a cuatro hombres que aún conservan la habilidad y la destreza. Les hice ver mi plan y entendieron que el fin sería pronto, si no uníamos nuestras mermadas fuerzas buscando un cambio extraordinario.

Acababan de llegar al valle una manada de bisontes. A dos de los hombres les dije que esperaran al acecho al otro lado del río, y los otros dos, vendrían conmigo. En la batida buscaríamos al bisonte más débil de todos. Ningún animal nos teme, por lo que no desconfiaron. Con sigilo apartamos dos pequeños del rebaño, nos tiramos a sus patas y conseguimos sacrificarlos antes que el resto de la manada viniera en su ayuda. 

Tomé las pieles para abrigar a la mujer que decidí curar y dar cobijo en aquella fría y oscura cueva. Hubo comida para varias semanas, volví a ver cierta sonrisa en los niños, las mujeres charlaban alrededor del fuego, y los hombres estaban más animados y dispuestos a volver a salir a cazar.

Años más tarde de aquel duro invierno, han venido otros más, pero puedo decir que muchos mejores que aquel del que os he hablado. Ya han nacido nuevos niños y niñas. Una de ellas, fruto de mis agradables noches en la cueva, al amparo del fuego y alrededor de la mujer a la que curé. 

El ulular del viento anuncia la Epifanía de las heladas. Hemos reunido suficiente leña, y la cueva se ha hecho tibia. Ahora puedo ver el sol en nuestros ojos y en su brillo, vive un prometedor futuro.

Los rebaños no nos temen, pero ya nos miran con recelo. Además, ahora me sobran los motivos para alimentar a mi familia." 

Tres mil años más tarde, es la vida misma...


Cabeza la Vaca, 25 de agosto de 2023. Imagen libre en la red.





viernes, 18 de agosto de 2023

El cuento de la lechuza sabia

Habíamos caído en la cuenta de que, lo que más le gustaba a la bebé, era jugar con la lechuza de color rosa. Era despertarse, e ir en busca de ella. Aunque la pequeña apenas tenía dos meses, había avanzado en sus gestos de una forma desproporcionada. Atendía con la mirada, gesticulaba con las manos, e incluso nos pareció que articulaba alguna que otra palabra. 

Había muchos más animales a su alrededor; la cebra, la jirafa, el macaco..., pero solo tenía predilección con aquella coruja. La agarraba para sí, y parecía como si entablase una conversación con ella. De hecho, ¡aún creemos que de verdad ocurría!

Pero también nos dimos cuenta, que cuando la pequeña despertaba en la noche, era imposible encontrar a la lechuza. Buscábamos por todos lados, pero ni rastro. En esas noches de llanto, tenía que conformarse abrazando al macaco, a la jirafa o al elefante.

Fue al cabo del poco tiempo, mientras la niña siguió avanzando de forma prematura su raciocinio, que nos dimos cuenta que la lechuza, para llegar a su enorme sapiencia, tenía que comer todas las noches un ratón de biblioteca!! 


Marbella, 18 de agosto de 2023. Fotografía de Jesús Apa.


viernes, 11 de agosto de 2023

Clic

Hay un murmuro cuando el ave posa sus patas sobre la frágil rama y ésta, hace un traqueteo con la intención de quebrarse. Nadie lo advierte, ni el mismo pájaro que por reflejo extiende sus alas, pero ese "clic", forma parte de su vida. Como tantos otros de ese tipo de detalles hay en la nuestra propia.

Todos los días en la vida de cada quien, se tiene y percibe el breve clic. Pueden ser casi fugaces, como el barro que desprende olores de tierra mojada y, luego, huye con el viento. Pero también, pequeños detalles que pueden pasar por alto pero tienen una gran potencia; esos gestos, como una sonrisa, una mirada efímera e indiferente, un pestañeo, el beso que se hizo rutina, o un latido de más que tenemos en algún minuto del día.

Si prestas suficiente atención, puedes incluso llegar a contarlos, pero ya te adelanto que eso no es sano. Los mejores "clics", son los que se presentan de forma natural o aquellos que tienen algo novedoso. Pero del mismo modo, también hay "clics" que conviene no acostumbrarse a ellos. El chispazo de una ausencia, el golpe de un olvido, o la falta de tiempo que ahora se llama prisa.

Es con la ausencia de esa urgencia, que he conseguido llegar a percibir momentos de un gran valor. Solo busco esos "clics", esos pequeños detalles que me llevan a valorar de la mejor forma los flechazos de la felicidad. Cuando esto ocurre, los detalles minúsculos se hacen visibles y el más mínimo gesto de amor, ocupa todo el espacio. Son esos "clics", lo que despiertan nuestro interior y nos hace, al igual que ese pájaro, extender las alas esperando que algo maravilloso ocurra... 


Fuente de Cantos, 11 de agosto de 2023. Imagen libre en la red.


viernes, 4 de agosto de 2023

Cada quién, con su fe

Es curioso que ahora, no quiero que pase el tiempo tan deprisa, que es cómo nos tiene acostumbrado a hacerlo. La vida no se mueve, pero sigue. Y ahora es cuando te das cuenta que el tiempo es oro, porque de repente, aparecen prioridades en tu vida, que de manera incuestionable centran toda tu atención. Depositas en ello todo tu amor, toda tu confianza, incluso, toda tu fe, si es que te queda algo de ella. 

Con eso reflexionaba estos días, máxime cuando Helena me dijo que quería bautizar a Catarina en el mar, tener un momento a solas con ella, y también supongo que igual necesitaba compartir sus propias confidencias. Obviamente, a mí me pareció bien, sobre todo, porque mi mujer es una enamorada del mar. Necesita ese contacto y por eso es una de las razones por las que quiere vivir cerca de él.

Yo la acompañé pero quería respetar el momento de ambas, aunque en la distancia, iba observando el ritual de madre e hija. Un paseo por la orilla, miradas entre ellas, observar el horizonte..., y al poco, Catarina en brazos de su madre, probó por primera vez en su piel el agua salada del Mediterráneo. Y fue un gesto sencillo, pero no por ello poco emocionante.

Tomé varias fotos sobre los distintos detalles de ese "bautizo particular", y Helena eligió una de las instantáneas donde ambas, en la orilla del mar, mojaban sus pies. Dicha fotografía la utilizó en alguna red social y haciendo referencia a ese "bautizo", tuvo diferentes comentarios de cariño, como no, pero el que más acertó por el sentido que tenía aquel momento, fue el de Otavio, padre de Helena, que escribió; "Cada quien, con su fe".

Y es justo así, que las personas depositamos nuestras creencias en algo, en alguien, sin importar si eso es lo normal para el resto de la gente. Y de esta forma he descubierto, que la fe tiene un poder sobre nosotros, que no podemos llegar a imaginar. Pero tampoco, una vez que llega, podemos llegar a cuestionar.

He pasado media vida en una rutina que pensaba era lo mejor de valga la redundancia, mi propia vida... No existía nada mejor que mi presente. ¡¡ Y cuán equivocado estaba!!. 

Al final, uno se encuentra fastidiado porque la tarde pasa sin pena ni gloria. Con risas monótonas, pero también con bostezos. Sintiendo que la vida avanza, aunque no se mueva. Y eso, por mucho que nos acostumbremos a ello, no es un buen tipo de vida, pues no hay nada con suficiente fuerza, por la que quieras vivir. 

Me sorprendió el gran detalle de Helena con su hija. Con nuestra hija. No sé si lo tenía pensado o programado desde hace tiempo, o fue algo instintivo y del momento, pero lo cierto y verdad, es que me llegó el mensaje de que tengo que vivir otra etapa, otros tiempos, pues llegarán distintos sentimientos muy desconocidos. Y así lo afronto, pensando que ahora tengo lo mejor que me ha pasado en la vida, con otros horizontes, con una única y gran motivación. ¿Sabéis eso de que hay tantos profetas como creencias? 

Yo estoy seguro, que Catarina tendrá el poder de hacerme crecer, de levantarme cuando caiga, de curar todas y cada una de mis heridas. De calmar mi ansiedad, de sacar a relucir mi sonrisa, de desplegar mis alas. ¡Hasta podría hacer abrir las profundas aguas del mar!. 

Ya hay algo, alguien muy poderoso en lo cual creer. Y también hará lo mismo con su madre, o más bien, ya lo está haciendo. 

Pero en mi caso, ella es mi profeta. Y así la veía sumergiendo sus piernitas en las aguas del mar. "Ahí está mi Dios, mi Moisés, mi razón de vivir...", hablaba para mí.

Pero ya no me da miedo decirlo, anunciar que vuelvo a creer, porque lo hago, al fin, con alguien real. Y si existe alguna persona que lo ponga en duda, no habrá mejor contestación que la de mi querido suegro; "Cada quien, con su fe..."

PD: Si aún no tienes alguien o algo que ocupe toda tu fe, vas a tener que buscarlo...




Marbella, 4 de agosto de 2023. Fotografía de Jesús Apa.