viernes, 26 de noviembre de 2021

La sabiduría del chófer

Hace tan solo unos días que asistí de oyente a una charla que se organizó aquí, en el mundo rural, en lo que ahora llaman "la España vaciada". Y me sentí indignado, lastimado y casi humillado, porque fue más de lo mismo. Vienen de las grandes ciudades, a darnos lecciones de qué tenemos qué hacer los que hemos decidido vivir aquí, fijar la población en los pequeños pueblos, para que la gente joven no se vaya y evitar que los pueblos desaparezcan. Y vienen a decírnoslo quienes viven en grandes ciudades, con muchas más oportunidades, todos los servicios y muy pocas desigualdades.

Más indignado aún me sentía, que al tipo lo conozco hace años y lo he visto dar los mismos discursos, la mima verborrea y parafernalia, casi toda su vida, y máxime cuando todos los aquí presentes sabemos que si no se hace verdaderamente nada por los pueblos, es porque a los que están arriba y pueden decidir, les importamos bien poco.

Pero lo curioso de eso, es cuando tras su intervención, llegó el turno de preguntas; los allí presentes, al acabar el acto, comentamos entre nosotros la habilidad que tuvo de evitar las preguntas, y las que contestó, fue con respuestas vacías pero finamente dictadas. Y de allí marchó tan tranquilo, incluso parecía orgulloso de creer que sentaba cátedra con cada frase que decía, que por otro lado, repetidas hasta la saciedad como en otros muchos lugares donde estuvo a lo mismo.

No pude más que acordarme, de esta historia que leí hace tiempo y viene a ser muy parecida a esta experiencia que os cuento; se trata del "conocimiento del chófer", es decir, el conocimiento superficial de las personas que simulan saber y recitan palabras y conceptos con gran elocuencia...

"El alemán Max Planck (1858-1947) fue uno de los padres de la mecánica cuántica. Recibió el Premio Nobel de Física en 1918. Como gran científico y Nobel, era reclamado para dar conferencias en diversas ciudades de Alemania. A Planck lo acompañaba su chófer que, sentado en primera fila, durante meses, se vio obligado a escuchar su conferencia sobre mecánica cuántica.

Con el tiempo, surgió entre ambos una sincera amistad. Un día, el chófer le comentó al científico que debía ser muy aburrido estar contando una y otra vez lo mismo y que él había escuchado su ponencia tantas veces, que se sentía capaz de dar la conferencia. La próxima conferencia sería en Munich y le propuso intercambiar los papeles: él daría la charla de mecánica cuántica y Planck se pondría la gorra de chófer y se sentaría en primera fila a escucharle. Al físico le pareció divertido, aceptó el juego e intercambiaron los papeles. Hemos de señalar que en esos tiempos, era difícil que los asistentes conocieran a ciencia cierta cómo era el científico ya que su imagen solo se conocía por algunos periódicos.

El chófer dio a la perfección una conferencia magistral hasta que llegó el tiempo dedicado a las preguntas. El hombre, con poco dominio sobre física cuántica, se vio acorralado con la primera. Dotado de suficientes recursos retóricos, tras vacilar un momento, respondió, algo indignado, que la pregunta le parecía tan simple que, señalando al verdadero Planck, hasta su chófer podría responderla. En ese momento hizo subir al verdadero profesor."


Fuente de Cantos, 26 de noviembre de 2021. Imagen libre en la red.


viernes, 19 de noviembre de 2021

Clase de lectura

Alfredo es muy curioso; extremadamente curioso diría yo. En las mañanas, él me espera en la puerta del dormitorio, como pidiendo comida, pero realmente está ansioso por saber cómo será mi día, qué ropa voy a ponerme o si voy a volver muy tarde del trabajo.

Tenemos cierta habilidad para comunicarnos, principalmente porque le hablo, y parece que me entiende. Así ha ocurrido con varias situaciones que se han presentado;

"Alfredo, no me pises el suelo que acabo de fregar", y de un brinco se sube al mueble.

"Alfredo, cariño, no corras tras esa gatita, que te recuerdo que eres castrado", y se marcha dejándola a medias... Y así con todo, es como si me entendiera.

¡Pero también es demasiado travieso, y a veces no puedo con él! Me despierta con la patita cuando estoy en la siesta, ronronea bien fuerte cuando necesito silencio, o simplemente, viene a pedirme atención mientras necesito tranquilidad. Ya le he dicho, que solo le aguantaré una vida, no siete. ¡Quizás por eso la quiere aprovechar todo lo que pueda conmigo!

El caso es que el otro día, mientras leía, se puso a mi lado como para intentar comprender. Miraba el libro, luego me miraba a mí, e hizo aspavientos como buscando que le explicara en qué consiste eso de la escritura. Tuve que buscar un texto antiguo, por ahí, no sé si de José Luis Borges, para explicárselo a mi manera, o mejor dicho, a la nuestra. Y le dije algo así;

"Mira Alfredo, para que entiendas... Si no te portas bien, te pondré entre paréntesis para que no te escapes. Además, te pondré entre signos de interrogación para ver si resuelves tus problemas de identidad. Ahora que lo pienso mejor, te pondré en un Anexo para matar tu orgullo o te pondré en una nota a pie de página, para ningunearte. Te pondré una tilde arriba para que sientas el peso del castigo. Y si sigues portándote mal, te pondré una tachadura arriba para anularte, un borrón, un garabato...

No es broma, que me miraba fijamente, otra vez de nuevo al libro, y parecía entender. Con otro gesto, me invitó a continuar...

¿Ves? Ya no existes, te he borrado con la goma de borrar, he rascado la superficie del papel con la uña, y ya no estás. Quizás no sea necesario llegar tan lejos, pero sí te pondré un asterisco para explicar, en una nota marginal, quién realmente eres. O peor aún, te pondré en un punto y final, para no verte más, por ser tan travieso. Sin comas, para que no puedas respirar.

Se me quedó mirando, con una cara de tristeza como nunca jamás le había visto, y como queriendo decir; "Si yo solo tenía curiosidad por aprender sobre la magia de la escritura, por si algún día puedo escribir lo que siento por ti"

Ante tanta dulzura, pues me vine abajo...

¡Te pondré entre signos de admiración, porque te amo!


Cabeza la Vaca, 19 de noviembre de 2021. Alfredo y Telma. Fotografía de Jesús Apa.


viernes, 12 de noviembre de 2021

Microrrelato; la verdad sobre Noé y su arca

En los primeros días del diluvio, aquello era un caos. "Suban obligatoriamente por parejas, y acomódense donde puedan, que tenemos que partir cuanto antes", - se desgañitaba y gritaba Noé metiendo prisa a todos los animales. 

Nadie sabía cuanto tiempo durarían aquellas lluvias, pero era orden de Dios que salvara al mundo y todos los que habitaban en él. Y una vez todas las especies en el barco, partieron sin rumbo. Al poco, Noé escuchó un canto delicado y armonioso... 

Era una hermosa sirena, que pidió posada en nombre de Dios. 

"¿Dónde está tu pareja?,.- le dijo Noé. 

-- ¡Amigo, deberías saber que no existen los sirenos! --

Noé dudaba si hacerla subir, porque aquella sirena cantaba realmente bien, eso sin hablar de su belleza. Estuvo tentado a decirle que sí, pero tenía que cumplir sus propias reglas.

Ante las dudas del patrón del barco, la sirena brincaba, aleteaba, se insinuaba, pero no dio sus resultados, y se fue. 

Lo que ella no sabría, es que Noé quedó sintiendo largo rato aleteos en su entrepierna.

Tal como ocurrió más veces, la tentación, nuevamente, estuvo a un paso de cambiar la historia...


Fuente de Cantos, 12 de noviembre de 2021. Imagen libre en la red.


 

viernes, 5 de noviembre de 2021

Es otro tipo de amor

En mi dormitorio la cama es blanda, con sábanas que abrigan lo justo, y las almohadas suaves y frescas. No tengo lámparas de noche, pero me gustan las velas de colores. 

Apagaré la luz del techo, y si me sonríes, prenderé una con olor a vainilla. Como hace calor, dormiremos solo con las sábanas, y ya te irás acostumbrando al contacto de mi piel. Suelo dormir desnudo, y me consta que tú haces lo mismo.

Me desnudaré, pero no me mires de reojo, haces que me ruborice, y a veces no puedo soportar mi vergüenza con tu mirada.

¿Quieres que me perfume? ¿O me prefieres natural? Bueno, ya me irás diciendo, pero ahora, entra conmigo, busca tu sitio, siéntete a gusto.

¿Sabes de qué me rio? Siempre tengo los pies fríos, y mi deseo inmediato es templarlos con el calor de tu cuerpo, aunque ya sé que no es de tu agrado, así que no lo haré.

¿Apago la velita? ¿O la dejo un rato más?

Ahora es cuando me consta que estás feliz, porque eres tú quien me busca, te recuestas sobre mi pecho, y empieza tu ronroneo. Nunca me defraudas en la cama, pues lo nuestro, es otro tipo de amor...


Fuente de Cantos, 5 de noviembre de 2021. Totó. Fotografía de Jesús Apa.