viernes, 30 de diciembre de 2022

Los vecinos; Parte III

Hace varias semanas se instaló un nuevo vecino en el barrio. Fue justo en la casa de enfrente, quizás la más vieja y descuidada de todas las de la calle. En cierto modo, incluso desentonaba con el resto de inmuebles, como si alguien la hubiera encajado ahí a la fuerza. El chico, joven y con unas proporciones físicas parecidas a las mías respecto a tamaño, salía de casa al amanecer y volvía por la tarde. Desde mi ventana, veía su aburrida rutina en la ida y vuelta de su trabajo, o esa era mi suposición.  

Se le veía un tipo sencillo, discreto, de estos que no se meten en nada y pasan totalmente desapercibidos. Además de verlo salir en las horas fijas del día, a veces iba al supermercado de la esquina a comprar, trayendo apenas unas cositas en la bolsa. Eso, y que absolutamente todos los días llevaba la misma ropa, una camisa a cuadros y unos jeans, me hizo suponer que, además de tener muy pocos recursos económicos, tendría poco gusto. Daba por hecho que también en aquella casa estaría de alquiler, pues su bolsillo no le daría para mucho más.

Era sábado por la tarde, tras un largo día de limpieza y orden en mi casa, me senté en mi sillón frente a la ventana, cuando vi al vecino que salía a hacer deporte. Era la única vez que lo veía con distinta vestimenta. Fue entonces que se me ocurrió, que toda la ropa que ya no usaba y que había estado almacenando en bolsas durante mi jornada de orden y limpieza, donársela a él. Así que salí de casa y antes que el vecino volviera de su carrera, le dejé varias bolsas cargadas de ropa en su puerta. 

A los pocos minutos llegó de su carrera, miró a todos lados de la calle, como buscando respuestas, abrió una de las bolsas para ver su contenido, y entró una tras otra dentro de casa. Volvió a salir fuera, mirando extrañado a su alrededor, también en mi dirección, pero yo le observaba tras las cortinas y hacía que no pudiera verme ni saber de dónde vendría el donativo; la solidaridad. 

Ya el lunes, pude observar un gran cambio en su vestimenta. Pasó de llevar su camisa de cuadros y desgastados jeans, a unos pantalones chinos y un polo de marca. Al día siguiente, se puso una camisa blanca que me encantaba y la combinó con unos vaqueros de color gris preciosos. Los pantalones a cuadros y el polo negro les quedaban perfectos. Así, todos los días, el jodido vecino iba de punta en blanco con mi anterior ropa. Todo le quedaba perfecto, pero es que él lo combinada mucho mejor que yo.

Hace unos días que salí de casa con lo primero que me encontré ya que necesitaba unas cosas de la carnicería pues esperaba visita. Una sudadera vieja y un pantalón de chandal que ya solo usaba para estar en casa. Al llegar a la carnicería, allí estaba el tipo. Lo saludé y me presenté como el vecino. Él, me miró de arriba-abajo, y yo, que imaginaba que lo que observaba eran mis malas pintas, no se me ocurrió otra cosa que decirle; "Me gusta mucho tu estilo". Por su parte, obtuve una sincera sonrisa.

Ha sido esta mañana de sábado, cuando al abrir mi puerta para ir a comprar el pan, he encontrado una pequeña bolsa con algo dentro. Al abrirla, allí estaba la solidaridad; los jeans y la camisa de cuadros del jodido vecino...


Marbella, 30 de diciembre de 2022. Imagen libre en la red.

   


viernes, 23 de diciembre de 2022

Ahí está la Navidad

 -- Ahí tá la navidá! Ahí tá la navidaaaaa! --, gritaba la pequeña mientras montaba el árbol.

"Sí, mi amor. Ahí está la Navidad", le dije poco convencido, pero llevándole la corriente por su entusiasmo e ilusión.

-- Biennnnn, ahí tá la navidá --, señalando una y otra vez la copa del arbolito con todos sus adornos.

Pobrecita. Es que aún es tan chiquita..., que todavía no entiende que la Navidad, no está en el árbol. Pero ahí la veía, contenta, girando a su alrededor, tratando de colocar los regalos a los pies del árbol. ¿Cómo decirle que la Navidad es otra cosa? Si ni tan siquiera puede comprender cosas que tienen una total normalidad en nuestras vidas, tales como la ambición, el odio, el ego..., o incluso el poder, el dinero, las disputas y las trampas. ¡¿Cómo va a comprender lo que es la Navidad?! Mejor que siga pensando que está en el árbol.

Aunque tal vez debería explicarle, que la Navidad es comprar cuantos más regalos mejor, pues debemos estar a la altura del consumismo. También es esperar recibir muchos regalos, y a ser posible, que sean caros, muy caros porque así serán inalcanzables para mucha gente. O cocinar el pavo más grande y caro del mercado (aunque sea insípido y no me guste), y sería bueno hacerle fotos a todas estas cosas y publicarlas por las redes sociales. Al igual que la mejor foto, tiene que ser precisamente a ese árbol, pero apuntando hacia abajo, a los cientos de regalos que están a sus pies.

Podría explicarle que la Navidad es salir a la calle con la mejor de tus sonrisas, aunque lleves un día horrible. Y saludar al vecino, aunque el resto del año no lo hagas, sin saber por qué no le doy ni los "buenos días". Del mismo modo, igual debería explicarle que la Navidad es dar la limosna a la mujercita que está a la salida del mercado, aunque en verdad esté ahí todo el año. Tampoco hay que olvidar que la Navidad debe llevar siempre asociada una obra de caridad o al menos, aparentar que somos compasivos, bondadosos, filántropos, amables, cariñosos, serviciales, altruistas, y, ¿cómo no?, dignos de recibir en nuestro hogar y en nuestros corazones al niñito ese que nació hace más de dos mil años en un pesebre sucio y cochambroso. 

Pero, ahora que lo pienso...¿en verdad es así cómo debe ser la Navidad?

-- ¡Ahí tá la Navidá! --

"Sí mi amor, cuanta razón tienes". Es mejor que sea ahí, donde esté la Navidad...

¡FELIZ NAVIDAD!


Fuente de Cantos, 23 de diciembre de 2022. Fotografía de Jesús Apa.


viernes, 16 de diciembre de 2022

Los vecinos; Parte II

No dejo de observar a los vecinos de la parte de atrás de casa. Es un matrimonio rancio y anticuado que son muy severos con su hija, obligándola a estar en casa antes de las once de la noche, no sea que algún chico la quede embarazada.

Los he observado hablando con la chica, de forma severa para mostrarle obediencia, no sea que nosotros, sus vecinos, pensemos que no son unos padres como dios manda, imponiendo a su hija el yugo de la sumisión, las buenas costumbres, la virtud y la moral cristianas.

Ilusos..., pues no saben, que a buen seguro su hija, de cinco a diez de la tarde, y a modo de venganza impuesta por la propia naturaleza, guarda en la mochila su ropa de colegiala, se suelta el pelo y se dedica a pervertir a los chicos. Solo le bastan esas cinco horas; de cinco a diez.

Antes de las once, viene de regreso a casa, de nuevo con sus trenzas, de nuevo con su falda escocesa, y dando saltitos, con la satisfacción de haber roto varios corazones adolescentes e inofensivos...

Cabeza la Vaca, 16 de diciembre de 2022. Imagen libre en la red


viernes, 9 de diciembre de 2022

Los vecinos; Parte I

Recién me he mudado a otra ciudad. Todo es distinto a cómo venía viviendo hasta ahora; la casa es diminuta y mucho menos acogedora que la anterior, pero sé que me acostumbraré. Llevo apenas una semana, y lo que más me ha llamado la atención son los vecinos. Digamos, que tengo un sexto sentido para saber de la calaña que son quienes viven cerca mía.

Justo enfrente, vive una señora mayor con su hijo, soltero, pero que es un sicario de los malos. Un matón a sueldo que no tiene escrúpulos. Al lado, un banquero impostor que chantajea a los más pobres con amenazas de quitarles sus casas si no acceden a sus aumentos de intereses. 

En la casa cuya fachada es de ladrillos, vive el mayor traficante de drogas de toda la ciudad. Además, lo disimula muy mal, pues conduce un coche viejo y destrozado, mientras lo he visto comprar en la carnicería las mejores piezas de carne. Y ese es otro, el carnicero, que tiene la tienda en la esquina y que estoy seguro está confabulado con el traficante. ¡Menudos sinvergüenzas!.

Y la que menos me cuadra es la mujer delgada y rubia de la esquina. Unos cuarenta y pocos, sin hijos y con pocos amigos, y que estoy seguro tiene algo con el de la tienda de móviles de su lado, ya que no es normal que vaya al comercio día sí y día también. Nadie compra teléfonos a diario. Algo traman.

Y qué decir del cura, que supuestamente da catequesis tres días en semana en la iglesia del final de la calle. Seguro que es un pederasta y que roba todos los donativos de los feligreses que acuden al templo. En fin, creo que no he venido a caer al mejor barrio posible de la ciudad. 

Sin embargo, al que miran raro es a mí, porque voy despeinado y llevo ropa de colores...


Fuente de Cantos, 9 de diciembre de 2022. Imagen libre en la red.

  

viernes, 2 de diciembre de 2022

Microrrelato; Noé

En los primeros días del diluvio, Noé escuchó un canto delicado. Se asomó por la borda, y había una sirena. Era bellísima, con un pelo dorado y unas facciones exóticas de impresión. Ella pidió subir, como el resto de animales, "en el nombre de Dios".

Noé estuvo tentado a decirle que sí, más recordó que también había gatos a bordo y la sirena no deja de ser un pescado; el caos sería evidente. Ante la negativa del patrón, ella se fue. Más tarde Noé se dio cuenta que, de todos los animales del barco, él era el más imbécil de todos...


Fuente de Cantos, 2 de diciembre de 2022. Imagen libre en la red.