viernes, 28 de agosto de 2015

Un millón de estrellas

Cuenta la leyenda, que en una antigua tribu Cherokee, había un humilde y sencillo indio, que soñaba a diario por conseguir el amor de una joven india. Ella, las más bella entre todas, guapa y radiante, tenía a sus pies a todos los jóvenes de la aldea, los cuales, la cortejaban con las más bonitas flores silvestres, y las hermosas y coloridas plumas de las aves más preciadas. Conocedora del potencial de su belleza, y de la adulación sentida por todo aquel que estaba rendido a su encanto, le sacaba el mayor partido a esa situación.

El joven indio, tratando de llamar su atención, ponía todo su empeño en las expediciones de la tribu tanto en las técnicas de caza como en el arte de la guerra. Quería destacar en las mejores disciplinas como un gran guerrero, y de esta manera, la joven india, pudiera poner sus ojos en él y a ser posible, conseguir de alguna manera su amor. Para ello, al igual que el resto de los chicos de la tribu, la agasajaba con detalles y regalos traídos de sus expediciones, tratando de curtir las mejores pieles de animales o los más bonitos abalorios fabricados con todo aquello que rescatara para tal fin. 

Pero una noche de luna llena, el joven indio, sabedor de la dificultad por conseguir el amor de la guapa y bella india, sintió la desesperación de dar por perdida la batalla de conquistar a la chica. Bajo un crepúsculo cálido y limpio, paseaba pensativo y atormentado por buscar la fórmula efectiva sobre la cual esa chica cayera rendida a sus encantos. Fue entonces, mirando al cielo estrellado y bajo la luz emitida por la hermosa luna, cuando tuvo una ocurrencia, pero para ello, debería solicitar la ayuda del hechicero de la tribu, un viejo indio, que sabía todo aquello cuanto pudiera preguntársele.

A la mañana siguiente, y sin pegar ojo pensando en su magnífica idea, se personó en la tienda del hechicero, ansioso por solicitar la ayuda y consejo de éste, puesto que lo que tenía entre manos era de una gran dificultad que requería de un gran hechizo. De esta manera, una vez entró en la tienda, le explicó detalladamente el motivo de su visita, diciéndole lo siguiente; "gran hechicero, he venido a solicitar tus sabios consejos, con el fin de conseguir el amor de la más bella y hermosa de todas las indias de esta tribu. Puesto que existe una gran dificultad para conquistar su amor, ya que al igual que yo, el resto de jóvenes indios le ofrecen los mejores regalos para agasajarla, y cada vez mis esfuerzos por estar a la altura son más complicados, me gustaría hacer la mayor de las ofrendas que pueda recibir y así agotar con esto todas mis posibilidades. Es por lo que vengo a ofrecerte absolutamente todo cuanto poseo, a cambio que puedas proporcionarme mi deseo a través de alguno de tus hechizos; ¡Quiero comprar para ella un millón de estrellas!".

El hechicero, quedó sorprendido ante tal atrevimiento y muestra de amor, pero quiso tomar partido de la situación. Y dado que conocía como nadie la astrología y los acontecimientos estelares gracias a su experiencia y sus conocimientos, accedió al planteamiento del joven enamorado indio, proponiéndole lo siguiente; "Realmente es un gran acto de amor el que quieres proponer a esa bella india, y puesto que lo que solicitas de mi parte es de gran dificultad, aceptaré el ofrecimiento de todo cuanto posees a cambio de tu petición. Será justo dentro de tres lunas, cuando irás con ella a la montaña más alta de nuestra tierra, y entonces invocaré a los espíritus de la noche para que ante ti, tengas el millón de estrellas que me pides. Pero al día siguiente, y como condición, tendrás que presentarte nuevamente aquí para aprender una lección que jamás olvidarás en tu vida", acabó diciéndole confiado el hechicero.

El joven indio, aguardaba impaciente la esperada cita transcurridas las tres lunas, y en la cual, tal y como le había indicado el hechicero, le pediría a la hermosa india que lo acompañara a la montaña más alta que conocía, y allí le regalaría un millón de estrellas, siendo a buen seguro, el mayor de los regalos que pudieran ofrecerle, para así lisonjearla y conseguir su amor. Dentro de esta impaciente espera, también rondaba por su cabeza cuál sería la lección que aprendería al día siguiente por parte de este sabio hechicero.

Así fue, como a la tercera luna, y en una preciosa noche de verano, el joven indio se acercó a la chica, diciéndole que la acompañara para ofrecerle el más bello e inesperado regalo que jamás pudiera recibir. La joven india, aunque dubitativa ante tal ofrenda, pues acostumbrada estaba a recibir los más preciados agasajos, aceptó acompañarle a la montaña que el entusiasmado indio le indicaba. Y tras un largo trayecto y subir a la cima, se sentaron a esperar, tal y como le había dicho sabiamente el hechicero. "Tendremos que aguardar un poco, pero será esta noche, cuando recibas un regalo que jamás olvidarás, y todo ello, como muestra del amor que siento por ti", dijo tajantemente el joven indio, mirando al cielo desesperadamente, ante el asombro de la bella chica. Así fueron pasando los minutos, las horas, y la noche aguardaba en su destino, aunque la joven india se removía incómoda sentada sobre la fresca hierba, impacientada por recibir el regalo prometido por su pretendiente.

Entonces, pasada la media noche, y de manera vertiginosa, una gran lluvia de estrellas llenó todo el cielo bajo el que se encontraban. Centelleantes y brillantes aparecían ante ellos, de manera fugaz y veloz, en un sentido y otro. Durante un largo rato, miles de estrellas incendiaron la noche en un espectáculo de luz sin igual, y del cual, el joven indio quedó totalmente cautivado. Una vez finalizado tal diluvio astral, giró su cabeza entusiasmado por ver la perplejidad que habría causado tal ocasión celestial en la chica, y quedó totalmente paralizado al observar, que la hermosa india dormía plácidamente recostada sobre la hierba. Su "increíble regalo" había pasado totalmente desapercibido para ella. De repente, el chico quedó conmocionado de tristeza, y sus ojos llenos de lágrimas de desamor y frustración. Sin querer despertarla, aguardó a la salida del sol para, una vez entrada el alba, partir nuevamente hasta el poblado, cosa que hicieron sin mediar palabra, pues era tal la vergüenza y arrepentimiento del joven indio, que ni tan siquiera tuvo acto alguno de reproche ante ella.

Una vez en la aldea, el joven indio, y tal y como le había impuesto el viejo hechicero, solicitó entrar en su tienda, para a instancias de éste, explicarle como había sucedido todo, detallándole lo acontecido la noche anterior, mostrándole la gran tristeza y decepción que sentía. El hechicero había cumplido con lo pactado, y a cambio de todos sus bienes, le había ofrecido el millón de estrellas que había solicitado. Y ciertamente "podría haber sido el mejor regalo que la hermosa india hubiera recibido jamás, de no haberse quedado dormida", le insistía él al hechicero, que lo escuchaba atentamente, aunque sin sorpresa alguna por la desolación causada en el joven indio. Y para finalizar, le dijo que solo le quedaba escuchar la lección que tendría que recibir del viejo indio, el cual, de manera rigurosa, le dijo....

...."Incluso antes que me contaras lo que ocurrió la pasada noche, tenía estas palabras para decirte. Y es que en el amor, al igual que en el resto de situaciones de la vida, has de comportarte tal cual eres. Sin excesos ni ostentaciones, pues los sentimientos se miden por su naturalidad y sencillez, sin necesidad que vayan disfrazados bajo ningún regalo. Intenta dar hoy en el amor, aquello que también puedas ofrecer mañana, pues si le brindaste un millón de estrellas, cuando únicamente puedas obsequiarla con una sola, aunque sea la más brillante del universo, siempre quedará insatisfecha. Y además, también has de saber, que quien llegue a amarte de verdad, lo haré por quien eres, y nunca por lo que tienes. ¡Así es como debe funcionar el verdadero amor!".

El joven indio, una vez el viejo hechicero le devolvió lo que le había entregado por su "hechizo", salió contento y feliz de la tienda, sabiendo que había aprendido su primera gran lección en el amor, aunque también, consciente, que no sería la última...


Tentudía estrellada, agosto de 2015. Autor a pie de foto


Joven indio tribu Cherokee.


Joven india tribu Cherokee.


Hechicero tribu Cherokee.
      

     

viernes, 21 de agosto de 2015

La ladrona de corazones

Tu corazón está siempre expuesto. Es el que más sufre en tu busca por esa serenidad que da el amor. A veces se acompleja de tanto desaire, pero siempre anda dispuesto a nuevas aventuras. Es quien, en cada latido, te indica que estás vivo, y mientras eso ocurre, todo puede pasar. Además, siempre te es fiel, pues bien es sabido, que quien escucha su corazón, no necesita nada más para tomar sus decisiones, ya que es gran emanador de sentimientos. 

Así ha ocurrido y seguirá pasando a lo largo de tu vida. Te lo romperán, te lo remendarás, querrá esconderse, y en el momento que asome un poco, nuevamente estará dispuesto para ser entregado a quien lo merezca. Pero también en alguna ocasión, lo ofreces a quien no debieras, de ahí esos grandes accidentes a los cuales lo sometes. Porque a veces pasa, que pueden llegar a rompértelo en mil pedazos, y seguir amando con cada uno de esos trocitos. El corazón es así, que en ocasiones vive en un contrasentido. Ya sabes, que un lado dice "tic", y el otro "tac", en apenas un segundo. 

Pero cuando tu corazón le pertenece a la persona correcta, no hay mayor placer que ese. Se siente cuidado, respetado, valorado. Su tamaño puede aumentar hasta proporciones que no imaginas. De ahí que a veces quiere salirse por la boca, principalmente cuando estés frente a la persona a la cual se lo has entregado. Al fin y al cabo, se trata de un préstamo, y en el cual, lo más justo, es que sea en contraprestación del corazón de la otra persona. Así, todos contentos. Podríamos estar hablando de un buen trato. 

Hace escasos dos meses, mi corazón andaba en calma. Con una paz anhelada y deseada. Habíamos llegado él y yo al acuerdo de no someterlo a tensiones ni a ningún tipo de estrés emocional. "Tú ahí y yo aquí, y limítate a hacer tus funciones propias de bombear y trasmitir sangre a mis venas, no más". Así que nos fuimos a Finlandia, por sorpresa, y de esta manera tantear los corazones de la gente que allí tengo y quiero. Y como en toda sorpresa, los latidos se multiplican, tanto para el que la da, como para el que la recibe. "Anda tranquilo, - le dije yo al mío-, apenas si será una semana, y en la cual solo recibirás amor y buenas vibraciones". "¡Pues tengo una corazonada!!", me dijo, como habitualmente hace cuando se le pasa algo por "la cabeza". "Déjate de juegos y aventuras, que no andas para batallitas de ningún tipo". le recriminé. Con esas mismas, marchamos rumbo al país nórdico. 

Mi reencuentro con Zê, única conocedora de mi visita por sorpresa a Finlandia, fue dulce y tierno. Anhelaba volver a ver a una persona querida y a la cual me unen grandes confidencias y consejos. No podría hablar del corazón de ella, pues jamás conseguiría los calificativos correctos y adecuados, ya que sinceramente he de decir, que nunca encontré nadie con semejante derroche de amor en su interior. ¡¡Y ese gran placer de estar de nuevo con una increíble amiga!!. Tras una hora charlando en coche desde mi recogida y planificar la sorpresa, llegaba el turno de Mikki, al cual Zê llamó para que acudiera en su ayuda y que le diera el visto bueno sobre un mosaico que estaba diseñando para el jardín. Yo lo esperaba en la cocina, de pie, con la impaciencia de quien no ve a alguien querido de hace dos años. Mi corazón se puso un poco revuelto, pero intuyo que el de Mikki paró de latir por un momento cuando me encontró allí quieto, y deseando a que me diera el abrazo esperado. Tras un primer instante hierático, lo hizo al poco rato, y fue cuando vi que llevaba el corazón en uno de sus puños. El mío en cambio latía con fuerza. Nos abrazamos, y fue entonces cuando cada uno se recompuso ocupando su lugar. 

Rápidamente y sin perder tiempo, Mikki quiso que fuéramos al encuentro de Suvi, su actual pareja. Con una ocurrente e inverosímil historia, entró en la casa de ésta para indicarle que un amigo de la infancia andaba por el pueblo buscándola para saludarla, y que justo estaba en la puerta esperando a verla. La cara de Suvi al verme hablaba por si sola. Precisamente es con las sorpresas, como cuando sacas la realidad de los sentimientos de las personas. Y en este caso, exaltaba de alegría por ver al padrino de su hija frente a la puerta de casa y de manera inesperada. Y ella, de gran corazón, llenó con él todo el espacio del hall de entrada. 

Pero claro, quedaba la parte más complicada del día, que era el encuentro con la persona que faltaba por ver, la cual estaba al fondo del pasillo, perpleja pero a la vez serena, contemplando toda la escena. Me observaba fijamente con sus ojos azules, su cabellera rubia, y esa mirada tierna y dulce que siempre lleva consigo. Fue entonces cuando mi corazón llamó mi atención, y casi con un susurro, pero el cual escuché perfectamente, me dijo, "¡¡¡creo que estamos perdidos"!!!.

Pero Inda, con poco más de dos añitos, y a pesar de que tampoco me esperaba, parecía la menos sorprendida, pues al poco rato "me avasallaba" con su amor. Culpa en parte, por las veces que sus padres y madrina le hablan de mi. Eso ayudó a que desde el primer momento, contribuyera a que pudiera pasar una semana maravillosa disfrutando de la pasión y el gran amor que pueden llegar a despertar los niños desde tu más profundo interior. Y cuando eso ocurre, te entregas, y nuevamente tu corazón acaba comprometido y expuesto.  

Es entonces cuando "renegocias" con él, sobre ese pacto unilateral de andar en paz y calma, y no meterte en líos. Porque realmente sabes que poco puedes hacer para resistirte, y más aún viendo el comportamiento del resto de corazones de las personas allí presentes, que literalmente estaban a merced de esa niña. Así que después de valorar los efectos secundarios que produciría mi despedida en los días posteriores, mi corazón y yo decidimos entregarnos, sin oposición ni resistencia. Era como tirarte al vacío sabiendo que estabas bien sujeto. Sin vértigos ni desvanecimientos.  

Y es que dicen, que aquellas personas que desean hijos, y por alguna circunstancia no los tienen o están pendientes de tenerlos, quedan con un pequeño vacío en su interior. En mi caso, puedo decir que tengo claro a qué se debe ese vacío; esa niña, Inda, al igual que les ocurrió a todos los demás, me robó el corazón. De momento, le pertenece a ella. Bendita "ladrona de corazones...."























Zê e Inda.








Suvi.




Finlandia, julio de 2015.




viernes, 14 de agosto de 2015

Puedes besar a la novia

Con el paso del tiempo, vamos madurando la manera de ver la vida o la importancia de las cosas que la componen. Algo parecido a lo que pasa con las relaciones, donde poco a poco, buscas la forma de aplicar tus experiencias para cuidarlas y hacerlas lo más duradera posible. Y fue hablando sobre ello, sobre la importancia de las cosas claves en una relación, cuando mi amiga Zê me dijo; "creo que deberías escribir en una de tus entradas sobre el beso. Es donde empieza todo". Y pensé detenidamente en esas palabras, y no puedo estar más de acuerdo, pero....

Quien no recuerda cuando éramos pequeños, "esa ansiedad" de enfrentarnos a nuestro primer beso, o en soñar dárselo a la persona de la cual estábamos enamorados. Era un estado de nervios difícil de afrontar, sobre todo cuando ibas viendo que podías ser correspondido con el deseo de besar a esa persona. Pero nada más lejos de lo que nos ocurre cuando vamos creciendo y madurando. A pesar de la experiencia, también supone exponer tu cuerpo y mente en tensión durante algún tiempo, aunque se trata de una tensión positiva, claro está. 

Ya sabemos que hay muchos tipos de besos. Entre padres y madres con sus hijos, entre amigos o entre personas queridas. Pero el beso, el que se produce entre enamorados, puede resultar ser imprevisible, no siempre sabes cuando te puede llegar. Y quizás esa es una de las cosas más hermosas del primer beso; estar con la intriga de cuando va a producirse. ¿Cómo averiguar cuándo llegará ese primer momento?. Ni tan siquiera la experiencia puede ayudarte a eso, pues depende en gran parte de la otra persona. Del mismo modo, también han sido muchos, los besos que se han quedado en el aire, que se han perdido, que nunca se dieron. Es cuando el deseo de besar a alguien ha sido superado por el miedo al rechazo, a la vergüenza, o a la falta de oportunidades.

Pero cuando llega ese primer beso, el encuentro suele ser dulce, pasional, estremecedor. Saboreas cada segundo, te entregas a la magia del momento. Es como llegar a la meta después de tu esfuerzo por conseguirlo, aunque tienes más fuerza si cabe, de continuar en esa carrera, en la carrera por besar. Porque el beso, en los inicios de cualquier relación, suele estar presente en todos los momentos que vive la pareja. Los buenos, y los no tan buenos. Es como consecuencia del amor, es evidente. También forma parte de la manera de expresar sentimientos o acciones a causa de amar a esa persona. La pareja se encuentra, y se besa. La pareja se despide, y se besa. Y entre el medio de ambas acciones, se dan besos por doquier. Durante una conversación sin más, en el coche, en un paseo, sentados compartiendo un almuerzo, en una puesta de sol, o bajo un manto de estrellas. Y todos y cada uno de ellos, llenos de pasión. Hermoso, ¿verdad?. Estamos hablando de cosas mágicas!!!. 

La escenificación del beso lo dice todo. Su importancia es tal, que se trata sin lugar a dudas, del Gran Premio al Amor. Así ha venido ocurriendo a lo largo de la historia, y la importancia del mismo no es nueva. En la memoria más reciente, aunque data de bastantes años, está ese famoso beso del marinero a la enfermera, en Time Square, mítico escenario de New York. Además, cabe destacar, que fue un beso entre desconocidos, pues al escuchar en la radio este marinero, que finalizaba la Segunda Guerra Mundial, salió a la calle, y se entregó a una explosión de júbilo besando a una de las muchas enfermeras que sirvieron en aquella guerra. Quizás sea el beso más famoso de la historia reciente.

Pero otros muchos besos han servido como atracción visual al espectador, más aún en la historia del cine. Historias de amor que comienzan con un beso, o que finalizan con éste. Sirva como claro ejemplo, la preciosa película Cinema Paradiso, todo un homenaje al beso. Aunque, fuera de la ficción, y situándonos en la vida real, ¿quién no ha tenido alguna vez un beso "de película"?. Nada mejor que ser protagonista de la tuya propia,  comenzada con un beso. Es sin duda, el más bonito y sincero acto de amor, de afecto y cariño. Pero habrá uno, posiblemente solo un beso, que será siempre para ti el más importante o bonito de tu vida.

Ese beso, el más lindo y dulce de tu vida, será siempre recordado, y jamás se producirá uno como ese. Incluso si se lo das a la persona equivocada, o a aquella que no formará parte de tu vida. No importa, pues nunca lo olvidarás, y será sin lugar a dudas, el beso más hermoso que recuerdes. Para otras personas, quedará en el recuerdo, ese que se produce en alguna ceremonia sagrada o transcendente como el matrimonio, donde el cura o aquel quien oficia el acto, remata el mismo con la famosa frase, "puedes besar a la novia", como premio al acontecimiento, y casi como dando permiso al inicio del ritual de una vida en amor. Es tan sumamente importante, que incluso el "pero si fue solamente un beso", puede llegar a ser un desliz imperdonable.

Lástima que el beso, sufra una importante transformación dentro de las relaciones y con el paso del tiempo, y se le conceda más importancia a otro tipo de hechos, o a otra manera de expresar los sentimientos. Pero nunca éstos podrán desbancar al beso, ni mucho menos. Porque la acción de besar, nunca es sustituida por otra. Sencillamente, la escasez del beso, deberá ser a consecuencia de esa falta de intensidad en la relación, pero aún no entiendo por qué. Entre otras cosas, y a pesar de ser gratis, sí que hay personas que parece los tienen contados. Precisamente, el beso ha de ser un regalo del alma y del corazón hacia quien amas; sin más.

Peor aún es, cuando el beso se acaba, se agota, se esfuma. La ausencia de éste, implica la carencia de otras muchas cosas tan sumamente importantes en la relación. Posiblemente el exceso de besos, no sea proporcional a la "calidad del amor", pero sí que la inexistencia de los mismos, es fiel reflejo del decaimiento de la pareja. Porque el beso es, dentro del amor, la palabra clave, aquella donde debes poner el acento del estado de tu relación, o la que tienes que escribir en mayúsculas.

Será un buen juez, ya que puede llegar a ser el acto más natural y sincero de amor que puedas encontrar. Es por lo que, si quieres evaluar cuál es el momento que vives en tu relación, piensa en los besos que existen en la misma. Igual, incluso llegas a asustarte con ello..... Porque es cierto, que como dijo mi querida amiga Zê, el beso es donde empieza todo, pero también la ausencia de él, te indica dónde termina todo...

Aunque piensa, que de ser así, llegaría a tener fácil solución, pues ya sabes, que siempre "puedes besar a la novia"...



"El estanque del beso", Paysandú, Uruguay. Agosto de 2013. Fotografía de Jesús Apa.


Time Square, New York. 14 de agosto de 1945. Fotografía de Alfred Eisenstaedt. Revista Life




viernes, 7 de agosto de 2015

El viejo puente

Están por todos los lugares del mundo, y normalmente con la misma misión; unir dos puntos separados entre sí. Pertenecen a la historia de la ingeniería estructural, y además de cumplir con su función, también embellecen de forma significativa la ciudad o el río que atraviesan. Los podemos encontrar de cualquier época, pues su construcción suele ser duradera. Aunque también ha ocurrido, que algunos con gran valor arquitectónico o incluso sentimental, se han derrumbado con el paso de los años. Pero a lo largo de la historia, ha habido puentes que han tenido más fama que otros, principalmente por el significado que ha querido darle el ser humano, o bien por otras particularidades que lo han distinguido de alguna manera sobre el resto.

Podría servir de ejemplo el "Puente de los suspiros", de Venecia, que aunque a veces se le ha atribuido este nombre en referencia a que al pasar los enamorados bajo él, dejan fluir su amor, poco tiene que ver con la realidad de este apelativo. Y es que este famoso puente, era el lugar por donde pasaban los prisioneros a los calabozos del palacio Ducal después de ser condenados, y del cual se decía, que al cruzar éstos por el mismo, suspiraban, pues intuían que sería la última vez que viesen la ciudad y respiraran al aire libre. También es archifamoso el Puente de las Artes (Pont des Arts) de París, más conocido por "el puente de los candados", donde los enamorados sellan su amor tirando la llave de los mismos al río Sena, previa grabación de sus iniciales en estos candados. Esos actos de amor pueden verse e otros puentes de diferentes partes del mundo, como el Ponte Vecchio de Florencia o el Ponte de l´Accademia, también de Venecia.

Pero curioso y atrevido me resultó el puente que conocí hace unos días en un pequeño pueblo de Lituania; "el puente a la isla del amor". Haciendo una visita con alguien del pueblo por los alrededores de este lugar, pasamos por un bosque frondoso, y del cual me dijo que era propicio para las visitas de los jóvenes enamorados de la zona. Aunque lo más significativo, era la formación de una pequeña isla en la mitad del río que atravesaba este bosque. Hacia allí, se dirigían los chicos que querían persuadir a las jóvenes de la localidad, llegando a esta pequeña isla en una barquita. Una vez en ese pequeño islote, si sus artes de persuasión no resultaban efectivas, las chicas se veían amenazadas de quedarse en tierra si no "correspondían" el amor que le ofrecían esos chicos. Dado que la controversia y las disputas solían producirse, a buen seguro que por alguna iniciativa popular de estas adolescentes, se construyó un puente desde la orilla hacia esta pequeña isla, de apenas unos 200 metros cuadrados.

Pero siendo consciente que hay leyendas que se crean para enfatizar o justificar alguna acción, siempre se da pie a la duda sobre historias de este tipo. Aunque he de decir, que a las pocas horas, compartiendo una comida con el amigo que hizo de guía, y estando en la mesa su mujer, ésta me preguntó qué lugares habíamos visitado en esa mañana. Y de entre todos ellos, evidentemente le dije, que su esposo me había llevado al bosque de pinos, y que me había contado en nuestra visita la historia del puente que se construyó hasta la "isla del amor", para evitar las situaciones un tanto incómodas por los adolescentes que hasta allí se dirigían en sus pequeñas barquitas. Su mujer, no solamente corroboró la veracidad de dicha historia, sino que además, a modo de reprimenda, dijo que su marido tenía la "lengua muy larga", ante las risas de éste mientras yo contaba mi visita al lugar, dando por hecho que fueron uno de los "enamorados" que visitaron esta isla en barco.

"Así que a modo de historia, podría ser aquella de una hermosa chica, que a menudo paseaba por los alrededores de su casa, en las afueras de un pueblo cualquiera, en una preciosa zona de algún país. El territorio que transitaba era realmente lindo, con flores y arboles de todo tipo, acompañado del sonido del río que atravesaba todo ese camino. Le encantaba dar largos paseos, que la hacían desconectar de su día a día, y en los cuales buscaba la satisfacción que aveces te proporciona la soledad. Fue en uno de estos paseos, que percibió la presencia de alguien caminando al otro lado del río. Dado que la zona de su orilla contenía gran vegetación, y éste no podría verla en ningún momento, ella aprovechó esta circunstancia para observarlo sin ser vista.

Este chico, también casi a diario, y al igual que la hermosa chica, daba largos paseos por la zona, siempre al otro lado del río. A la chica, le encantaba mirarlo, sobre todo cuando éste se detenía para observar la vista que el paisaje y el río le regalaban. Ella, desde la otra orilla, y sin que éste lo supiera, paseaba en el mismo trayecto que él. Recorría la misma distancia y en el mismo sentido que él hacía. Sus pasos casi iban al unísono, parando cuando él lo hacía, y girando cuando él decidía regresar. Entonces, observó que el río podía cruzarse a través de un viejo puente que atravesaba el mismo, pero era algo que ni tan siquiera se plantearía hacer, principalmente porque evitaría a toda costa ser descubierta por el chico, y además, por la poca seguridad que le inspiraba este viejo puente.

Iba pasando el tiempo, y muy a menudo seguía coincidiendo con el chico. Ya estuviera luciendo el sol o a la luz de la luna, bajo la lluvia o el frío, en la mañana o en la noche, sus paseos eran más apetecibles siempre que al otro lado del río, el chico "la acompañaba" de alguna manera. Su curiosidad empezaba a ir en aumento, desde saber cómo se llamaba, hasta intuir sobre cuál sería su forma de vida. Su discreción quería revelarse con el paso del tiempo, pero su miedo a cruzar el viejo puente, la hacían siempre retroceder. --- ¿Qué tengo que perder? ---, se preguntaba, pero siempre aparecía el mismo temor; ese vetusto puente de madera, que le proporcionaba tanta inseguridad. Al menos, eso es lo que ella pensaba.

Pero ya pasado un tiempo, un largo tiempo, ella empezó a sentir algo más que la mera curiosidad. Sin conocer realmente a este chico, su imaginación había actuado en buena consideración hacia él. Además, le resultaba cada vez más atractivo, apuesto y hermoso. Necesitaba a diario esos paseos, y el día o los días que no podía coincidir con él, su angustia iba en aumento. Entonces fue cuando se dio cuenta que empezaba a tener miedo, y que la probabilidad de "perderlo", era lo que le provocaba ese gran temor y ansiedad. Su prudencia y discreción perdían fuerza cada día que volvían a coincidir, y casi le restaba importancia que fuera descubierta por él desde la otra orilla del río, pues sus coincidencias eran cada vez menores y sus oportunidades iban decayendo. 

Fue entonces como su curiosidad, y sobre todo, sus ganas de conocerlo, aumentaban cada vez más, y era lo que le proporcionaba la intención cada vez mayor de cruzar ese maltrecho puente. En algunas ocasiones, probaba cruzarlo tratando de dar algunos pasos sobre él, pero su miedo la hacía retroceder, a pesar del riesgo que tenía a perder la oportunidad de conseguir a ese chico. No creía en sus posibilidades de vencer el miedo, y su frustración iba en aumento.

Tanto tiempo había pasado, y tan pocas veces coincidía ya con el chico, que la tristeza se apoderó de ella. Era conocedora del gran poder del miedo, y que solamente podría ser vencido con valentía, pero a pesar de eso, no entendía porqué nunca conseguía ese valor. Y es que el miedo, solo se quita pasándolo, y ella lo sabía, y se arrepentía cada vez más de no haber superado eso. Pero mira por donde, a veces las adversidades crean oportunidades, y ese año hubo una tremenda sequía que hizo que el río se secara. Sus paseos carecían del agradable sonido del discurrir del agua, pero tendría la posibilidad de cruzar el cauce seco del río a pie, sin necesidad de pasar a través del viejo puente, y esa opción la aventuraba a salir cada mañana a pasear buscando ansiosamente, que el chico, hiciera lo mismo en la otra orilla, y esta vez no perdería la ocasión de ir en su busca.

La suerte, hizo que en una hermosa mañana, ambos volvieran a coincidir. Ella, nerviosa y casi temblando, y una vez que estaba a la misma altura de él, empezó a bajar la pequeña pendiente que llevaba al lecho ya seco del río. Sus pasos seguían siendo indecisos y contrariados, además de lentos y torpes. Comenzó a adentrarse hacía el interior del cauce, donde en ese momento percibía claramente que era observada por el chico, que parado frente a ella era espectador de sus intenciones. Pero su miedo era tal, que quedó paralizada justo en medio de su trayecto, sin poder dar un paso más adelante. Tanto tiempo esperando una nueva oportunidad, y veía que se agotarían nuevamente sus posibilidades, e intuía que esta vez, sería para siempre. Levantó la vista, y por primera vez en todo ese tiempo, se cruzó con la mirada del chico, que la observaba en silencio y de manera respetuosa y conciliadora.

Fue entonces, cuando éste empezó a caminar hacia ella, para a los pocos pasos, llegar a su encuentro. La tomó dulcemente de la mano, sin decir palabra, y la ayudó a cruzar a su lado del río subiendo la pequeña pendiente que los llevarían a la otra orilla, que pisaría por primera vez. Ella, lo miró con gesto contrariado pero agradecida, para acto seguido, darse cuenta de todo cuánto estaba pasando, antes que el chico le dijera....

--- He sido consciente desde el primer momento de tu presencia al otro lado del río, aunque también he sido conocedor de tus miedos. En todos mis paseos trataba de llegar hasta el puente que podría unirnos, pero al ver que no lo cruzabas, es por lo que podría intuir que aún no estabas preparada. A pesar que tus miedos pudieran radicar en la seguridad de este viejo puente, yo sabía perfectamente que se trataba de otro tipo de miedos, pero los respetaba, y por eso era consciente que los primeros pasos, debían corresponderte a ti. Ha sido con tu intento de cruzar el seco cauce, cuando he intuido que podrías estar preparada, y es cuando he ido en tu ayuda para superar tus miedos, que nada tienen que ver con la seguridad del viejo puente. Éstos realmente, has querido superarlos por resistirte a perder las oportunidades que te pueda brindar la vida, y que muy a menudo desperdiciamos ---;

Ella, agradeció su gesto, pero sobre todo, su paciencia y respeto. Y aún agarrados de la mano, siguieron con su paseo para, en la finalización del mismo, cruzar de manera conjunta, y esta vez sí, sobre el viejo puente, hasta la otra orilla del río, sabiendo que jamás el miedo impediría empezar la historia que querrían construir juntos, pues ese temor ya lo habían superado."

Y es que los puentes más hermosos, los más duraderos, y sobre todo, los más resistentes, son los que construyen las personas que deciden hacerlo con cariño, respeto y amor...



El viejo puente, Zagaré, Lituania. Julio de 2015. Fotografía de Jesús Apa.


El puente a la isla del amor, Zagaré, Lituania. Julio de 2015. Fotografía de Jesús Apa.


Pont des Arts, o puente de los candados, París. Enero de 2015. Fotografía de Jesús Apa.


Ponte Vecchio, Florencia. Mayo de 2013. Fotografía de Jesús Apa.


Ponte Vecchio, Florencia. Mayo de 2013. Fotografía de Jesús Apa.