viernes, 23 de febrero de 2024

Microrrelato; La Luna

Nunca fallaste, en todas las noches de mi existencia. Eras a veces un papel recortado, una silueta fugaz en el jardín, un puñado de ternura en la pupila de los ojos.

Eras el baile nocturno, la conversación interminable, el sueño de todas las noches de verano.

Eras la timidez felina, el azul claro en la oscuridad negra. El arco de tu lomo creciendo hacia la caricia, el brillo de tus reflejos en los mares y lagos. Eras, Luna, un retazo de gracia y belleza.

Eras el punto de encuentro de los amantes, y como tales, el día que desapareciste, nunca sabremos si fuiste nuestra o nosotros, tuyos...


Marbella, 23 de febrero de 2024. Imagen libre en la red


viernes, 16 de febrero de 2024

500.- La nube de historias

En este viernes, y como todos los viernes de casi los últimos 10 años de forma ininterrumpida, me siento frente al ordenador dispuesto a escribir alguna historia. Durante el resto de la semana, no le dedico a esto ni un solo minuto; es solamente el viernes el día en el que toca pensar qué escribir en este folio en blanco. Y con el de hoy, son ya 500 post, medio millar de historias. Se dice pronto!.

Algún día dejaré de escribir, o más bien, dejaré de publicar lo que escriba. Algún día no llegará la inspiración o, sencillamente, no habrá más ganas. Y claro, en eso tenía mis pensamientos mientras contemplaba el cielo obnubilado. Esta palabra quiere decir que estoy confundido, o nublado. Y entonces pensé, mirando a la bóveda celeste, en el significado de las nubes, y ahí me acordé de lo que cuentan que ocurre con una de ellas...

"Es cuestión de fijarse bien, pero hay una nube enigmática encima de nuestras cabezas. Una nube que está llena de historias. Realmente, las tiene todas, porque las historias nacen en la tierra pero luego se evaporan, se condensan y quedan ahí almacenadas.

Esta nube de las historias, es enorme y en ella están, -- en estado gaseoso --, todas las crónicas, los sucesos, los textos y los cuentos en todas las lenguas, en todas las culturas y de todos los estilos. Es increíble.

El contador de historias, cuando no consigue inspirarse, no tiene más que agarrar la escalera, subirse y meter la cabeza en la nube y aspirar. Después, se sienta y la historia sale automáticamente por su estilográfica. Lo malo de la nube de las historias es que no todo el mundo consigue verla, está ahí, pero hay que agudizar el ingenio.

Después de aquellos que consiguen verla, hay escritores que se enchufan a la nube desde primera hora y están todo el día aspirando historias. Así les salen unos cuentos larguísimos e insoportables, o unas novelas horrendas y con finales que nadie entiende.

Yo soy más de subir, asomarme y absorber o chupar solo un poquito de esas historias, de tal forma que salgan solamente cuentos cortitos, pequeños destellos, apenas cuatro líneas. Así, si un día dejo de ver la nube, que apenas nadie lo note... Pero hasta entonces, ahí va el "sorbo" número 500...


Marbella, 16 de febrero de 2024. Imagen libre en la red.


viernes, 9 de febrero de 2024

Sobre las discusiones

Después de pasar unos días en Italia por asuntos de trabajo, puedo decir que vengo satisfecho. Y es porque, el hecho de viajar, debe darte más de dos razones de estar feliz por haber realizado ese viaje. La primera, obviamente, contento por el motivo que lo organizaste, que en este caso, ha sido por un asunto laboral. Y al menos la segunda, y todas las razones más que vengan, por haber conocido gente interesante.

Entre estas personas, hablaré de un tipo que, pasado los sesenta, tiene una inteligencia destacada y muchas capacidades que definen el motivo por el que alguien me guste en su forma de ser. Giovanni, es una persona que me ha despertado gran interés, por muchas razones. En conversaciones distendidas, llega a conocerse muy mucho a alguien.  A modo de anécdota, me pareció que era muy peculiar con el interés sobre la edad de las personas. Al menos, de todos los allí presentes, y sin saber de dónde sacó tal información, se sabía la edad y el cumpleaños de todos nosotros.

A veces me frustro conmigo mismo porque digo de hacer una cosa, y luego hago la contraria. Siempre me digo a mí mismo que no pienso gastar energías donde no debo, relacionarme con gente que no me aportan nada o discutir con personas que no merecen la pena ni mi tiempo, y en algún momento y sin saber el motivo, lo vuelvo a hacer.

Me gustó la teoría de Giovanni sobre la edad;

"Hay cuatro franjas de edad que marcan a una persona. Todas van de 20 a 20 años. Desde que naces a los 20, es tu inocencia y aprendizaje. De estos 20 a los 40, es tu etapa de errores. Luego hasta los 60, piensas que lo sabes ya todo.  Y la mejor es ésta última, o sea, hasta los 80, que ya todo te ha puesto a prueba. De ahí hacia adelante, si es que hay otra etapa, nunca se sabe cómo te encontrarás."

Él, con más de 60, fue tajante en su versión; 

"Cuando llegas a esta edad, todo te da exactamente igual. No pierdo energía con nadie, ni discuto con nadie. Puedo decir, que hago lo que realmente quiero hacer y me da la gana. No disimulo si algo no me gusta, pues solo busco mi felicidad, y ni tan siquiera lo someto a discusión alguna".

No pude evitar ante eso, acordarme del cuento del burro y, en este caso, el rinoceronte...


En cierta ocasión se encontraron un burro y un rinoceronte.

El burro le dijo al rinoceronte:

–La hierba es azul.

El rinoceronte respondió:

–No. La hierba es verde.

La discusión se fue acalorando y decidieron someterlo al arbitraje del león, el Rey de la Selva.

Al llegar al claro de la selva donde el león estaba sentado en su trono, el burro gritó:

– Su alteza, ¿no es cierto que la hierba es azul?

El león respondió:

– Cierto, la hierba es azul.

El burro continuó:

– El rinoceronte no está de acuerdo conmigo y me contradice y molesta. Por favor, castígalo.

El rey entonces declaró:

– El rinoceronte será castigado con cinco años de silencio y colgado ante la multitud.

El burro siguió su camino, contento, saltando alegremente y repitiendo:

–La hierba es azul, la hierba es azul…

El rinoceronte aceptó su castigo, pero antes le preguntó al león:

– Su Majestad, ¿por qué me ha castigado? La hierba es verde.

El león respondió:

–Sí, la hierba es verde.

El rinoceronte preguntó:

– Entonces, ¿por qué me castiga?

El león respondió:

– Eso no tiene nada que ver con que el pasto sea azul o verde. El castigo se debe a que no es posible que una criatura fuerte, valiente e inteligente como tú pierda tiempo discutiendo con un burro y, encima, venga a molestarme a mí con esa pregunta.

P.D: Discutir con personas necias y/o fanáticas, que no quieren ver la verdad, es una pérdida de tiempo. Solo desean que se les dé la razón. No gastes un segundo de tu tiempo en discusiones sin sentido que no van a ningún lado.


Escultura de Bombardieri, Brescia, Italia. 9 de febrero de 2024. Fotografía de Jesús Apa.



viernes, 2 de febrero de 2024

La sordera

Después del orgasmo más intenso de su vida, Teresa quedó extasiada sobre las sábanas. Abrió los ojos, y vio que su novio movía los labios, pero ella no escuchaba absolutamente nada. De repente, se dio cuenta que se había quedado sorda.

"Ya te dije que no me susurraras así al oído mientras hacemos el amor", le reclamó histérica a su novio.

Un día después, Teresa entró en la consulta de la Otorrinolaringóloga.

-- Me indica la enfermera, que ha mandado usted un email diciendo que se ha quedado sorda de repente. Cuénteme lo que ha ocurrido --. Escribió la doctora en una pizarra.

Sin escuchar su voz, Teresa ya sabía que la doctora era una mujer de unos cuarenta años, divorciada, excitante y seguramente, ninfómana y viciosa. Al perder el sentido del oído, una percepción extrasensorial había aflorado en ella, o al menos, así lo pensaba.

-- Es extraño -, escribió la doctora en la pizarra, tras escuchar la explicación de la paciente. Se conocen casos de rotura de tímpanos de oídos, pero nunca por susurrar, y menos aún mientras se hace el amor, pues en todo caso, sería por gritar. --

"Debería saber, que mi novio trabaja de telefonista en una línea erótica" 

Tras un largo silencio, la Otorrinolaringóloga tomó el rotulador, y escribió en la pizarra;

-- Dígale a su novio, que venga a mi consulta... --


Marbella, 2 de febrero de 2024. Imagen libre en la red.