viernes, 31 de octubre de 2014

Tutti

Me encanta esta palabra italiana. Sobre todo, escucharla con ese acento; "tutti". Me transmite buenas vibraciones, buen rollo, o como dirían nuestros hermanos latinos, "buena onda". En el lenguaje italiano quiere decir "todo el mundo". Sin embargo, hace unos días le pedí a mi amigo Mikki que me mandara alguna de sus obras con esa palabra escrita, y me dijo <supongo que quieres hacer referencia en tu escrito al significado italiano de la palabra, pues aquí en Finlandia, quiere decir "Chupete">. Enseguida pensé en su hija Inda, pronunciando esa palabra para ponerse el chupete en la boca, calmarse, y buscar sus sueños. Porque, ¿quien no ha tenido sueños desde bien pequeñito?. Los míos, la mayoría de ellos, eran sobre viajar!!!.


Es así, hablando de estos temas, como hace unos años Mikki me contó que su principal sueño desde pequeñito era, que cuando cumpliera los 50 años, hacer un viaje con todos los principales amigos que de alguna manera, forman o han formado parte de su vida. Y ese viaje, sería haciendo el camino de Santiago. Francamente me pareció un bellísimo sueño que cumplir, aunque claro, muy complicado, y más aún cuando él tiene amigos repartidos por cualquier lugar del mundo. 

Siendo consciente que el hecho de hacer el viaje de tus sueños, por norma general, puede resultar caro y no estar al alcance de tu bolsillo, a mí siempre me ha gustado tener mi "reto particular" con esa dificultad. Más que por otra cosa, es porque ese reto trato de convertirlo en ilusión. La fórmula que utilizo para ello es bien sencilla. Tengo una hucha, sobre la cual poco a poco voy echando monedas hasta que, pasado un tiempo, a veces años, consigo llenarla, y con ese dinero embarcarme en uno de esos viajes que soñaba desde pequeñito. Y ya he cumplido más de uno, y el tamaño de la hucha me dice que quizás muy pronto pueda cumplir otro de esos sueños. Nos pasamos todo el tiempo esperando una fecha en el calendario, un acontecimiento, incluso a veces, esperando que llegue el viernes!! ¿Y qué mejor manera de dejar que pase el tiempo lentamente para llegar a tu objetivo poco a poco?

Siempre he pensado que cuando las cosas funcionan bien, ¿porqué no copiarlas?. Pero también es cierto que cada cual usa su propia fórmula en función de sus circunstancias. Y Mikki ha hecho una combinación de ambas para cumplir su sueño, o al menos, que no quede en el intento. Dado que sus posibilidades de ahorro se entrañan dificultosas en estos momentos, y puesto que los 50 los cumple el próximo febrero, viendo una película le vino su inspiración, o mejor dicho, la fórmula para intentar cumplir ese reto. Creo que los sueños, fuera de toda utopía, están para cumplirlos. Cuantas veces me he encontrado en una conversación donde alguien me dice, "mi sueño sería viajar a este país". Siempre contesto lo mismo; Hazlo!!! No creo que sea bueno contener tus sueños...

Como comentaba antes, tener repartidos amigos por distintos lugares del planeta, y querer hacer un viaje, en este caso, recorrer un camino con todos ellos, resultaría una misión bastante ardua. Aún sabiendo que muchos de esos amigos estarían encantados de realizar ese trayecto con él, y cumplir su deseo, siendo realistas, sería muy difícil ponerlos de acuerdo a todos y coincidir en una fecha de interés común para todos los participantes. Pero alguien dijo alguna vez, que "de buenas ideas vive el hombre".

Valga lo cual, hace unos días hablando con él, me dice; "Jesús, ¿recuerdas cuando te dije que cumpliendo los 50, me gustaría hacer el Camino de Santiago con aquellos amigos que han formado parte de mi vida en cada uno de estos cincuenta años?. Pues bien, se me ha ocurrido algo viendo una película que me ha proporcionado una idea y quizás funcione".

Bien es cierto que si hay etapas que van marcando tu vida, o al menos, que son atributo de cómo afrontamos ese determinado momento, son los 18 y los 50 años. Y es que medio siglo de vida es una buena referencia para hacer algo bonito, celebrar de alguna manera, que estás vivo y te sientes como tal. Por lo tanto, llegar a esa edad, es importante para cada cual, pero también para las personas que de un modo u otro, formamos parte de la vida del "cumpleañero".

Entonces Mikki me dijo; "puesto que a todos mis amigos les gustaría hacerme un regalito, aunque sea un detalle simbólico, por la celebración de mis 50, éste año y a diferencia del resto, sí les pediré algo. Puesto que las circunstancias mandan, y la economía no es muy favorable para tal aventura, les pediré un pequeño donativo para realizar el Camino de Santiago".

A mí me pareció una idea brillante, una "fórmula" original y que puede resultar fructífera, independientemente que me dijera que quiere que yo le acompañe en ese viaje, en ese sueño, cosa que haré encantado. Y es que, aunque ese trayecto solamente sea recorrido por él, cargado no sólo con su mochila, sino del cariño de sus amigos, su familia, las personas que han formado o forman parte de su vida, será un viaje distinto. Un viaje lleno de amor, de ilusiones, de retos cumplidos. Porque cuando a veces das un paso para ayudar a alguien, acabas ayudándote a ti mismo.

Es por ello, que no será un viaje exclusivo para él, será un viaje de.....TUTTI.





"Romance entre la vida y la muerte". Obra de Mikki Paajanen.



Mikki Paajanen y Suvi-Tuulia. Calera de León, diciembre de 2012. Fotografía de Suvi.

viernes, 24 de octubre de 2014

Come reza ama

Todo el mundo necesita alguna vez en la vida, realizar un viaje para encontrarse a sí mismo. Un viaje, en el cual te alejes de todo lo que te rodea, salir de tu "zona de confort", y dedicarte tiempo. Como digo, y lo creo con firmeza, todo el mundo necesita algo así alguna vez. Hay quien tiene posibilidades para hacerlo, y lo realiza. En cambio, otras personas optan por lo contrario. Yo me decidí por lo primero. Así fue como preparé mi viaje a Granada, para pasar allí los primeros días del año, concretamente desde el 2 al 7 de Enero del 2007.

Hace unos días vi una película con la cual realmente me sentí identificado y es por lo que quiero relacionarlo en este texto, en esta historia o vivencia. En ella, una mujer, interpretada por Julia Roberts, trata de buscar el equilibrio entre cuerpo y espíritu. Y es que, es justo cuando pensamos que nuestra vida está totalmente estructurada, organizada por un estereotipo social que hay que seguir, te das cuenta que te has olvidado de algo, o en este caso, de alguien, sumamente importante. Tú mismo!! 

Es ahí cuando, o bien sigues en la "zona de confort" que antes mencionaba, o decides parar, y tomar decisiones, cosa que no todo el mundo se atreve. Es entonces cuando en estado de "pause" decido dejarlo todo, aunque sea por unos días, salir de mi entorno, y marcharme a Granada. Y fue desde el primer momento de llegar a esta bonita ciudad, desconocida en esa época para mí, cuando empiezo a sentir los primeros síntomas de alivio. Al igual que Julia Roberts hace en la película, me dedico a comer, pues de bien es sabido que en Granada se come fantásticamente. Y como si de el primer paso de terapia se tratara, recorro la ciudad saboreando todo tipo de comidas. Y tal y como se quiere identificar en la citada película, este hecho va asociado a disfrutar. Y ese resultó ser también mi primer paso. Así pues, aquí va el primer mensaje cuando quieras realizar un viaje de este estilo; COME.

Con una total desconexión del trabajo, de los amigos del día a día, del hogar y la familia, decido esperar pacientemente cualquier cosa que pueda ocurrir en esos días. Y mientras eso sucede, me dedico a reflexionar sobre mi vida, mi futuro, mis angustias o mis miedos. En un lugar, lo suficientemente apartado de todo cuanto poseo, que me permitirá pensar en mi mismo, motivo principal de este viaje. Y es ahí cuando conozco a tres personas, y donde prácticamente de manera accidental, debido a la cantidad de gente que había en el bar donde nos encontrábamos, compartimos una mesa donde apoyar nuestra bebida. 


Y una vez más, al igual que hace este personaje en la película, decido escuchar y aprender de la gente que voy encontrando por el camino, en este caso, de estas tres personas, que curiosamente habían pasado por una situación similar a la mía, y de las cuales recibo sabios consejos. Consejos de personas totalmente desconocidas, ajenas por completo a ti y que juegan un papel neutro en tus decisiones. Y del mismo modo que Julia Roberts anexa el verbo comer a disfrutar, hace lo propio asociando los verbos reflexionar y rezar. Y eso era justo lo que necesitaba, reflexionar, pensar, y a la misma vez aprender y absorber todo cuanto pudiera de las personas que pudiera encontrarme en esos días. Con lo cual, aquí viene mi segundo mensaje si haces un viaje como éste; REZA.


Y cuando decides unir esas dos palabras, y además lo haces en un viaje, forzosamente tienen que aparecer cosas positivas. Tu interior se va llenando de buenas sensaciones, estás llegando al punto que necesitas. Ese que has ido a buscar, ese equilibrio perfecto entre "cuerpo y espíritu". Algo tan necesario y que tan difícil nos cuesta encontrar a veces. Aquello que iluminará el resto de tu camino, por muy pedregoso y oscuro que sea, pues ya estarás preparado con todo lo que te venga y con las decisiones importantes que te atrevas a tomar en la vida, o al menos, en cierto periodo de tiempo. Además, nunca es tarde para realizar un viaje de este tipo.

Y volviendo a la película, y como en la mayoría de historias que ves en una pantalla, has de buscar el mensaje o el sentido de la misma, si es que éste existe y llegas a encontrarlo. Y yo lo encontré en una reflexión que hace la protagonista, y dice así;


"Existe una fuerza de la naturaleza que se rige por leyes tan reales como la ley de la gravedad. La regla de la física de la búsqueda viene a decir algo así: Si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te protege y te consuela, lo cual puede ser cualquier cosa, como tu casa o viejos rencores, y embarcarte en un viaje en búsqueda de la verdad, ya sea hacia lo interior o lo exterior, y si estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje te ilumine, y si aceptas como tu maestro a todo el que te encuentras en el camino, y si estás preparado sobre todo, a afrontar y a perdonar algunas de las realidades muy duras de ti mismo, entonces la verdad no te será negada."

Yo todo esto lo encontré. Me topé de lleno con la "física de la búsqueda". Valga decir que no me resultó fácil, pero creía firmemente en ello y fui a buscar lo que necesitaba. Tal fue mi convencimiento, que el 5 de Enero, dos días antes de lo previsto, estaba abandonando Granada camino a casa. Rumbo a la nueva vida que quería empezar. Totalmente convencido de lo que quería. Y así lo hice.

Y aquí viene mi tercer mensaje, pero esta vez, y lejos de cualquier película, sino en la más absoluta realidad, me saltaré el guión. Así pues; AMA....TE.






La Alhambra, Granada. Enero de 2007. Fotografía de Jesús Apa.


viernes, 17 de octubre de 2014

Santiago no tiene apellidos

Son muchas las ocasiones, y así ha ocurrido en distintos foros, en los que sale a relucir la idea de visitar algún lugar, conocer cualquier destino. Un país desconocido. Podría decir, que en más de una ocasión, me he decidido por visitar ciudades recomendadas a través de cualquier conversación. Pues sin ánimo de persuadir al lector de este texto, solamente es mi intención, la de destacar un viaje realmente mágico, espiritual, sensacional, y del cual, muy pocas personas conocen pero que a la misma vez quisieran descubrir. Sirvan como digo, estas palabras, para hacer entender, y así ponerlo de manifiesto, que aquel que no creé en nada (o creían, valga el suscribe como ejemplo), puede llegar a encontrar todo y cuanto busca a través de un "simple viaje".

Y es que no hace mucho tiempo, cuando a mí llegó a ocurrirme, que no creía en nada. Por no creer, ni tan siquiera creía en eso tan grande que llaman amistad. Pero afortunadamente para el hombre (es de entender que también para la mujer), la vida es "terriblemente" maravillosa y se ensaña contigo de tal manera, que te hace volver a tu sitio con escenarios que están ahí, a tu alcance, absolutamente maravillosos. Herramientas tan sumamente simples, como un camino, unas etapas, un recorrido, una distancia, un reloj...que vuelven a hacerte creer, que la vida es fantástica. Incluso hacerte comprender esa "soledad" que tan pocas personas conocen.

Así podríamos decir que ocurrió, como cualquier viaje improvisado, y que este lo fue, que a veces las cosas menos preparadas son las que mejor salen. Sea como fuere, que precisamente este es uno de esos viajes que no necesita preparación. Podría considerarse ,que es necesaria la parte logística, pero no en cambio la espiritual. De lo que careces o menos tengas, a buen seguro vendrás repleto de allí. Ya es de entender que hablamos de Santiago. Un camino, pero sobre todo un nombre, y al cual vamos a buscar, sin ni tan siquiera conocer sus apellidos.

Así fue como Rubén y yo, hace exactamente siete años, emprendimos ese viaje, del cual todo el mundo habla, y del que toda la gente que lo hace, dice que consigue encontrarse a sí mismo. Aunque he de decir, que más que un viaje de ese tipo, nuestro reto, no llegaba más lejos de ser algo deportivo. Salir de Extremadura el Miércoles por la tarde, empezar a caminar la mañana del jueves, con tres durísimas etapas hasta llegar a Santiago el Sábado, a la misa del peregrino, y volver a hacer los más de 700 kms de vuelta el domingo, suponía todo un reto. Un gran reto físico, claro que sí. Pero inconsciencia la nuestra, pensar que este viaje sería algo físico...

Y resulta paradójico, pero puedo asegurar que es cierto, que cosas mágicas pasan en ese trayecto. No va a ser necesario contar los kilómetros, los pasos andados, las horas recorridas por unas agujas de reloj, que son conscientes, girarán más lentas que nunca. Ahí radica el secreto de este trayecto, de este camino. Olvidar por unos días todo lo que te rodea. Pero es evidente, que yo encontré otros secretos en él.

Podría tener cientos de adjetivos para este viaje, pero dado que estas letras van movidas por la parte emotiva, deportiva, y espiritual, me centraré básicamente en ello. Fueron nuestras ganas y rabias de vivir la vida y todo cuanto nos venía a la cabeza lo que nos hizo salir de Extremadura,  un miércoles cualquiera, y llegar a Sarria de madrugada. Desde este lugar es preciso empezar a caminar, hasta completar los más de cien kilómetros, para conseguir la "compostelana", certificado el cual atestigua, que has completado la distancia suficiente del verdadero peregrino. Y allí casi de madrugada, somos recibidos en Sarria, con una cortesía propia de quienes se buscan la vida con tal propósito. Un camino, unas sensaciones, unas creencias. Justos y merecidos lucros, dicho sea de paso, pues no solamente son fieles a tal acto, sino que creen en ello, lo cuidan, y crecen en tal firmeza.

Salvando ese tipo de cuestiones, diré, que ser recibidos, con frío orujo y cálida hospitalidad no es cualquier cosa, y menos aún, a la espera de poner en un compromiso serio a tus piernas. Y poco tranquilizador fue compartir habitación esa noche, y al amparo de una veintena de literas vacías, con dos hermanos malagueños, que aún insistiendo que el camino era cosa de aficionados, sus pies cubiertos por ampollas delataban otra cosa. Pero si de algo va cargada la mochila para esos días, es precisamente de optimismo y buenas intenciones.

Nada menos que cincuenta y un kilómetros el primer día, otros tantos el segundo, y una veintena en la tercera jornada, dan para muchas cosas. Sobre todo, para pensar. Porque si uno se lo propone en esos días, es tiempo lo que le sobra para pensar. Y además puedo asegurar, que aún a sabiendas que mi compañero es poco creyente de aquello de lo cual no puede tocarse, en esas andaba yo, y valga la redundancia, de hallar todo aquello que años atrás no hubo manera de encontrar, y que sin embargo, me dijeron que allí me toparía con ello. 

Santiago. Ese era mi destino, esa era mi motivación para mover, de algún modo, y con consuelo a veces para ellas, mis agotadas piernas. Kilómetros de caminos, subidas y bajadas prematuras, inconscientes desobediencias de las "flechas amarillas", valles, llanuras, o paisajes que pasaban desapercibidos, no pondrían freno a mi propósito. Llegar a Santiago, y encontrarme con él. En la forma que sea, la que a mi me apeteciera, la que a mi me viniera bien en ese momento. Y en esas estaba yo, y creo que del mismo modo mi compañero de viaje, buscando algún motivo espiritual, que se antepusiera al esfuerzo físico que nos consumía cada vez más.

Para aquellos familiarizados con este fabuloso viaje, decirles que es cierto eso que dicen, que no hay mayor satisfacción que llegar al lugar marcado por ese nombre, "el monte do gozo", pues expresa claramente, el júbilo que los peregrinos sentían al contemplar desde esta colina la ciudad y la catedral de Santiago. Y quiera yo aquí significar la palabra peregrino, pues bien es relacionada siempre con aquel que realiza, de alguna manera, el camino hasta llegar a algún lugar sagrado, o bien a Santiago de Compostela, como es el caso que nos atañe. Porque es para mí endémico o habitual atribuir la palabra peregrino a aquel viajero que anda por tierras extrañas. 

Pero he de señalar, y lejos de atribuirme esa tan reservada palabra de "peregrino", no era mayor mi objetivo, que como he dicho anteriormente, encontrar mi "yo" espiritual, formalizar la relación conmigo mismo. Porque no he de ocultar, que desde el momento que se empieza a andar, algo ocurre en tu cabeza, en tu cuerpo, y tengo que decir, que hasta en tu corazón. Jamás existen momentos de soledad, de silencios ruidosos, y de sentimientos a flor de piel, como con esas pisadas. Algo pasa. Por alguna extraña razón, todo aquel que inicia esa aventura, finaliza la misma siendo otra persona. Termina siendo alguien mejor de quien era. Al menos eso me decían, y yo quería comprobarlo.

Pero tal era mi obsesión en todo aquello, que incluso me estaba permitiendo, y no lo olvidemos, en conseguir realizar un esfuerzo físico poco creíble por muchos. Pero así fue como sucedió. Que Rubén y yo, empezamos a caminar, empezamos a pensar en nuestras cosas, a completar nuestro reto deportivo; kilómetro tras kilómetro, y una etapa tras otra. Y con el paso de esa distancia recorrida, traducida a tiempo, y de alguna manera, extrapolada a conversaciones y opiniones compartidas, íbamos llegando a nuestro destino.

Y puedo decir, que sin reflexionarlo con él, sin ni tan siquiera comentarlo en todos esos días, quiero pensar que mi compañero también tendría sus creencias, más allá de su escepticismo. Y en esa confusión ideológica andaba yo, intentando encontrar a Santiago. Para mí, no más que un nombre. Un nombre precedido por una ciudad. Un nombre, y en este caso, sin apellidos. Motivado por quienes hacían lo mismo que yo en cualquier fecha del año. Sugiriendo a mi cuerpo y mente andar tras unos pasos, tras unas flechas amarillas, tras unas masivas y lucrantes huellas.

Pero vuelvo a insistir en lo mágico de ese viaje. Esos pasos y etapas tan bien programadas, como si de una "recomposición espiritual se tratara". Tratando de volver a nacer o de ser mejor persona. Porque es cierto y vuelvo a repetir, que también yo iba buscando a Santiago. Encontrarme de algún modo con él, y que mis pasos se tradujeran a un encuentro con él, espiritual o no. 

Y es justo al final de mi camino, llegando a la meta de mis pisadas, cuando me doy cuenta, que verdaderamente a quien estoy encontrando, a quien me estoy uniendo, a la persona que realmente estoy conociendo, admirando y respetando, es a mi compañero de viaje. Ese, el cual tiene nombre, y también apellidos....


Rubén Cabecera Soriano, Camino de Santiago. Octubre de 2007. Fotografía de Rubén.





viernes, 10 de octubre de 2014

Via dell´ amore

Él llevaba varios meses esperando ese viaje, y por fin había llegado el día. El destino era lo de menos. En este caso no le importaba el país que fuera a visitar, el motivo del viaje, las personas que allí iba a encontrarse o lo que en ese lugar fuera a ocurrir. Lo que realmente importaba es que "ella" iría en ese viaje. Porque hay muchas maneras de viajar, solo, en pareja, en grupo, a la aventura o en un viaje organizado. Pero este viaje sería distinto. Él estaba enamorado. Era sin duda su primer viaje así y quería disfrutarlo.

Se despertó temprano cual niño pequeño el mismo día que sale de excursión. Ya tenía su maleta preparada. Lo llevaba todo consigo. Ligero de equipaje. Cargado de amor. Estaba a punto de iniciar esta aventura con la mujer de su vida, y está claro, que cuando uno viaja enamorado, muchas cosas cambian. Es una sensación completamente distinta, apasionante, y cuanto menos, llena de los mejores sentimientos y emociones. Tu actitud no puede ser más positiva y es realmente complicado no salvar los posibles obstáculos que puedas encontrarte en tu camino cuando te acompaña, al menos por unos días, la persona que hace que tu corazón trabaje más rápido que nunca.

Llega el momento de encontrarse con ella, y aunque irá acompañado de más personas en el grupo, solamente tendrá ojos para quien ama. Espera un viaje largo, pero no habrá fatiga alguna. El hecho de conversar con ella, mirarla, sonreírle, darle todas las atenciones posibles, será compensado con cualquier cosa y hará que el tiempo pase volando hasta llegar al destino. Es la manera más cómoda y confortable de viajar. Vas continuamente en "primera clase". Llegada la noche y la hora de descansar, cada cual soñará con los días hermosos que le esperan, con los momentos que compartirán juntos y que, a buen seguro ,colmarán sus mejores recuerdos de amor. Al menos así será para él.

Empieza un nuevo día, y su único objetivo es compartir las horas con ella. Visitar la ciudad que le toque, no importa cual, y prestarle todas las atenciones habidas y necesarias para complacerla. Es muy posible que él se pierda parte del paisaje, dejará de prestar atención a cuantos monumentos o edificios visite. Solo tendrá ojos para ella. Su manera de hablar, de caminar, de moverse, conseguirá seducirle hasta límites desconocidos y copará toda su atención. Aún no puede plantearse si verdaderamente ese amor no sería perjudicial.  Todo aquello que le va ocurriendo va acompañado de un aura ilusorio, sobrenatural. Llueve, y la lluvia le agrada, le estremece. Ésta da paso al arco iris, el cual nunca tuvo tantos colores como ahora. Y los rayos de sol jamás podrán brillar más que sus ojos.

De ningún modo podría pensar que iba a disfrutar tanto de ese viaje. No sería lo mismo sin la presencia de ella. Jamás las calles por las que pasaba, las plazas que cruzaba y los lugares que visitaba se llenaron de tanto amor. Como sacado de un sueño, pasean ignorando las personas que van a su alrededor, llegando a un lugar mágico, donde la primavera se encarga de engalanar la calle, suena música a sus espaldas, los acordes de violín visten la atmósfera de color fulgurante y dan paso a la misma vez al sonido tenue que produce la felicidad. Está en su mejor momento con ella, en la cima de la montaña rusa, en el punto más álgido de locura y ceguera que produce el enamoramiento. Podría decirse que se encuentran en el lugar más mágico del mundo. Están en la "calle del amor". 

Ha pasado unos momentos increíbles, inolvidables, y donde el corazón ha sido el principal protagonista. Pero llega el último día, y como en todo viaje, que en su regreso te recuerda de donde vienes y cual es el lugar al que perteneces, empieza a sentir como baja de su montaña rusa particular. La aflicción se va apoderando de él. Ahora la lluvia le golpea amargamente; sabe que detrás de ella no habrá otro arco iris ni un sol con suficiente luz para iluminar la oscuridad que empieza a sentir. Por un tiempo, la música sonará quebrada y la primavera girará sobre sí misma. Se resiste a abandonar ese sentimiento de adoración y pasión. Esa sensación de cerrar los ojos y soñar con ella, y donde incluso a veces conseguía dormirse. 

Porque es cierto que el amor todo lo puede, pero hay cosas por las que ni el mejor corazón está preparado. 

Ella pertenecía a otro...



Vía dell´amore. Pienza. La Toscana. Italia. Fotografía de Jesús Apa.

viernes, 3 de octubre de 2014

El juego del pozo

El invierno se ha marchado y no ha dejado ni una gota de agua. Corre el año 1427 en la ciudad Toscana de Montevarchi, situada formando un triángulo con Florencia y Siena, y al igual que el año anterior, la escasez de lluvias provocará un conflicto de intereses los cuales solo podrán ser resueltos de la manera más traumática. Con la lucha entre los hombres más fuertes de la ciudad. Lucha en forma de juego. El juego del pozo.

Luca cumplirá esta primavera los 20 años y el de hoy, será un día que nunca olvidará. Su barrio, el de San Lorenzo, uno de los cuatro en los cuales está dividida la ciudad medieval de Montevarchi, luchará por el control del agua. Su padre, ha sido durante varios años el capitán de su equipo, que junto con los equipos formados por los barrios de Santa María, San Francisco y Santa Andrea, representan a toda la población de esta ciudad italiana. Semanas antes, Giovanni, el padre de Luca, ha anunciado a los miembros de su equipo que se retira del mismo para dar paso a su hijo. Luca, un chico joven, alto y con un cuerpo esculpido y regado por el sudor de las maratonianas jornadas de trabajo del último año en el campo, cuenta con más posibilidades físicas que las de su propio padre. 

Otro año como el pasado sería catastrófico para los intereses de la familia de Luca, el mayor de cuatro hermanos. Hace dos años, su madre falleció dando a luz a su hermana pequeña, y justo hace un año, el barrio de San Lorenzo perdió el control del agua a beneficio del barrio de Santa María, causa por la cual y debido a la escasez del agua, también perdieron las dos yeguas que ayudaban en las tareas de labranza. Según Luca, eso ha sido motivo más que suficiente para estar preparado cuando le llegara el turno de formar parte del equipo de su padre y luchar por el control del agua de la ciudad, dado que como el pasado año, ésta tendrá un valor incalculable para la supervivencia.   

En la lucha estarán los mejores. Los más fuertes y ágiles de cada barrio. No habrá amigos, ni familiares, solamente existe un interés común por el que pelear. El agua.

El "juego" se desarrolla en la plaza central de la ciudad. Alrededor de un pozo de agua, señalados en la arena, dos círculos concéntricos. El circulo exterior, estará ocupado por el equipo atacante y el interior por el equipo que está defendiendo en ese momento. Los cuerpos sudorosos brillan en la noche Toscana, unos moviéndose rápidamente en círculos para intentar meter una pelota en el pozo, valiéndose de cualquier medio posible, y otros, los del círculo más cercano al punto central, evitando tal acción.  El equipo que pierde la pelota pasará al circulo interior para defender. El juez de la ciudad arbitra el juego bajo la presencia del Gobernador Ludovico de Nannoccio. El equipo ganador debe vencer dos partidos, con una anotación de 15 puntos. Después de ello, y si la falta de agua es considerable por la ausencia de lluvias, será el barrio que racione el agua, teniendo pleno derecho sobre las otras tres zonas de la ciudad, y primando el consumo humano sobre el animal.

La ciudad viste sus mejores galas para asistir a un acontecimiento que marcará del destino de muchas familias. Un juego, respetado por todos y odiado por muchos, y al que asisten para animar a los suyos y arengarlos a la victoria final. Durante varios meses Giovanni ha instruido a su hijo temiendo que la escasez de lluvias provocaría nuevamente un enfrentamiento duro y sin piedad con los otros tres barrios de la ciudad. Pero desde que se propuso esta manera de "disputa" por el control del agua, los años de sequía marcados por el odio, la tensión y la violencia entre los ciudadanos desaparecieron, dando paso a una situación de respeto y disciplina por este bien tan preciado.

Los nervios se han apoderado de Luca, que no ha dormido en toda la noche. Su padre, ha decidido que hoy no lo acompañara a trabajar para que descansara, y eso ha provocado aún más inquietud en él. El pedazo de tocino ahumado sobre una hogaza de pan lo ha vomitado nada más ingerirlo. Se ha pasado la mañana dando vueltas por toda la casa, pensando en su familia, sus hermanos, su madre ya fallecida.... Pensando en la responsabilidad que le ha traspasado su padre. Pero el momento se acerca y debe estar fuerte, sereno, aguerrido. Un contraste de euforia y debilidad recorren su cuerpo. El escudo de su barrio, del barrio de San Lorenzo, va representado a la ropa que le ha cedido su padre para la ocasión. Está preparado para, en cuestión de minutos, reunirse con el resto de integrantes de su equipo y dirigirse a modo de desfile al centro de la ciudad. Estandartes y banderas llevadas por todos los vecinos inundarán las calles de Montevarchi.

Antes de marchar, Luca besa a su hermana pequeña, Julia. Sus mejillas, llenas de lágrimas, empapan la cara rosada de ésta. Luca, está temblando, tiene miedo de fracasar. Pero él aún no sabe, que al finalizar el día se convertirá en el héroe del "juego del pozo".






Versión actual de "il gioco del pozzo", Montevarchi, Arezzo. Italia. Septiembre de 2014. Fotografía de Marco y Elena Cellai.