viernes, 31 de diciembre de 2021

Microrrelato; La Pitonisa

En la comisaría de policía es dónde comenzó el interrogatorio. La mujer, bien parecida y de mediana edad, había acudido aquella tarde de forma voluntaria a declararse culpable de asesinato;

"¿Y dice usted que antes de ser Pitonisa, era profesora de Lengua y Literatura?", le preguntó el inspector de policía.

-- Sí, así es. Lo de ser Pitonisa solamente es algo transitorio hasta que encuentre empleo. Se me da bien, pero lo mío, de verdad, es la enseñanza de nuestra Lengua --

"Y dígame... Fue a su consultorio buscando sus servicios, porque, a este señor, le leyó usted la mano, ¿no es así?"

-- Cierto. Quería saber cómo se le iba a presentar el próximo año, así que vino a mí a que le leyera la mano... --, contestó la mujer mientras quedaba pensativa.

"¿Y bien? ¿Cuál era su predicción para que usted lo asesinara? ¿Era un mal tipo? ¿Iba a hacer algo malo?"

--  No, en absoluto. Leí en su mano que tendría gran suerte en su vida, que todo le iba a ir bien; encontraría por fin el amor, le iría genial en el trabajo, su salud perfecta...prácticamente en lo más importante de la vida, iba a tener éxito --

"Pero..., entonces, ¿por qué decidió matarlo tras leer en su mano todo eso?"

-- El maldito tipo estaba lleno de faltas de ortografía... --


Santa do Livramento, Brasil. 31 de diciembre de 2021. Imagen libre en la red.







viernes, 24 de diciembre de 2021

Hay otra Navidad

He de reconocer que, desde hace bastante tiempo, vivo la Navidad de manera intensa. Podría decir que tengo motivos para hacerlo, pero del mismo modo, también diría que tengo razones de lo contrario, y que ya no pueden ser tan idílicas o felices. Sin embargo, trato de dejarme levar por lo primero, al menos hasta ahora.

Quizás la Navidad está pensada para "arropar" de felicidad a los más pequeños, pues la alegría de los niños es inocente y verdadera. También para unir a la familia, para perdonar, o para volver a amar. Tal vez la Navidad sea todo eso, quizás... Pero lo que estoy seguro, es que estos días se viven de manera diferente por cada persona, por cada hogar. Cada quien tiene lo suyo, y cada cual vive su Navidad como mejor puede, ¿verdad?. 

Echo la vista atrás, y puedo asegurar, que no he vivido una Navidad idéntica a la otra desde hace muchísimos años. Vuelvo a echar la vista atrás, a hacer memoria, y lo corroboro. Pero si miro hacia delante, también he de reconocer que siento un poco de miedo a que ciertas cosas cambien; ya sabes a lo que me refiero. A que me falte (una vez más) alguien importante.

Es consecuencia de ello, de ese pánico o miedo, que he aprendido a vivir la Navidad y todo lo que la rodea con una intensidad máxima. Es ese temor, el que me hace disfrutar mucho más de los que me rodean, sentirlos lo más cerca que pueda. Buscarlos, tocarlos, abrazarlos... El tiempo va muy deprisa, pasa rápido, fugaz, casi de manera violenta. Y estos días deberían servir para conseguir detenerlo, paralizarlo y vivir cada minuto de manera frenética. Y podría ser esto que digo una obviedad, un cúmulo de palabras casi demagogas, pero siento decirte que es muy cierto, y que el tiempo pasa...

Como decía antes, cada Navidad es distinta a la otra, y cada persona la afronta de manera cambiante a lo largo de los años. Unas veces llega en momentos felices, y otras veces no tanto. O cuando llega, tratamos de buscar hueco para estar felices, alegres, contentos, y olvidar aquellos problemas con los que convivimos otros días del año.

No sé en qué momento llega a tu vida esta Navidad, si estás deseando que vengan estos días porque conseguirás unirte con tu familia. O si en cambio los ves asiduamente y eso servirá para celebrarlo aún más, o quizás tienes cualquier otro motivo para vivirla extraordinariamente. O sin embargo, quieres que pasen cuanto antes estos días porque ya nada volverá a ser igual, porque todo te recuerda a esas personas que faltan. Todas las situaciones pueden darse y lo que para algunos estos días son realmente mágicos, para otros muchos son de una tristeza absoluta.

Una vez alguien me dijo que la Navidad solo vale para hacerte ver que ya nada volverá a ser como antes, hagas lo que hagas. Sin embargo, alguien también me dijo que sus hijos se habían convertido en el motivo de volver a creer en la Navidad, y que su casa volvía a llenarse con esa alegría. Así que sea cual sea tu situación, tu momento, de una manera u otra, piensa que siempre hay otra Navidad... No reniegues de ella, porque alguna vez esa magia volverá a atraparte.


Santana do Livramento, Brasil. 24 de diciembre de 2021. Fotografía de Jesús Apa.


      

viernes, 17 de diciembre de 2021

Microrrelato; sueños de adolescente

Tumbado en la hamaca, aquel adolescente meditaba. Lucubraba el sentido de la vida. Casi descubría el Ser y la creación del Universo cuando un sueño voraz y profundo se apoderó de él.

Masticó un chicle imaginario y se puso a roncar. Tuvo la total seguridad de que al despertar tendría todas las respuestas a las dudas de cualquier hombre. Una voz lejana parecía responder de forma detallada a todas sus preguntas. 

La voz pasó de tenue a densa, fue acercándose y con ella, una zapatilla voladora que estalló sobre su cara;

"Levanta de la siesta maldito vago y ayuda a tu madre a las tareas domésticas"...


Fuente de Cantos, 17 de diciembre de 2021. Imagen libre en la red.


 

viernes, 10 de diciembre de 2021

Microrrelato; Perseo y Medusa

Se mueve con la elegancia de un felino, sus ojos son el día y la noche, su mirada es un reto. Estoy impávido pero todo el tiempo la contemplo y si ella, al pasar por mi lado quisiera tocarme, sentiría el galope de mi corazón de granito.

Yo presencié lo que aconteció bajo mi maldición. Todo comenzó aquella tarde en que llegué a su palacio a hurtadillas. Esquivé a los guardias y detrás de los inmóviles guerreros le declaré mi amor. Entendió que me burlaba de ella y que mi propósito era secuestrarla, hacerle daño, o aún peor, darle muerte. Su reacción fue demasiado bárbara; sus pupilas encontraron las mías y quedé convertido en estatua.

Ayer entró en palacio Perseo, y pensé que también sería convertido en piedra. ¡Nunca imaginé que él le daría muerte!

A mi alrededor solo hay otros cuerpos de roca, y la soledad eterna enrolla mi ser. El invierno llega lúgubre y gélido. Me envuelve el viento del sur, pero ni eso puede congelar la tibieza del recuerdo de sus ojos. 


Fuente de Cantos, 10 de diciembre de 2021. Imagen libre en la red.


viernes, 3 de diciembre de 2021

Como una decepción

El joven que había esperado el bus por unos cuantos minutos agarró sus cosas y, a paso lento, abordó el transporte que lo llevaría a su casa. Bajo aquella cara de chico bueno escondía todos los sentimientos, remordimientos y decepciones que un niño de tan solo 17 años podría llevar encima.

Pagó con monedas el pasaje, y mientras el conductor las recibía de mala gana, se dirigió a un asiento vacío. Entre muecas se sentó al lado de la ventana, apoyó su cabeza contra el vidrio y dio una ojeada a su alrededor. Vió unos cuantos durmiendo, un grupo de amigos riéndose como si no hubieran pensamientos en sus cabezas que los afligieran como a él, un par más comía basura en bolsas de plástico mientras miraban sus teléfonos, una chica arreglaba su larga cabellera rubia y otra miraba por la ventana con la vista perdida y los audífonos puestos.

Era uno de esos buses viejos, con olor a óxido y a ropa húmeda, con los espaldares de los asientos padecidos por el implacable pasar de los años y rayados por vándalos inoficiosos; el ruido del motor se metía por los oídos y taladraba la cabeza, los vidrios vibraban como un perro asustado y la puerta abría con odio, era un dinosaurio de una época antigua, un fósil urbano.

En un momento el chico giró la cabeza en dirección a la fría y melancólica ventana, viendo el atardecer opacado por las grises nubes en las que se funden todos los pesares, tristezas y sufrimiento de los hombres. El hermoso e intenso rojo del atardecer se veía a trazos entre las nubes, una pintura magistral digna de un genio, pero indigna para un día tan apático y triste como lo era ese nublado domingo de Noviembre.

Ahí fue en que volvió a recordar cómo es una decepción... 


Fuente de Cantos, 3 de diciembre de 2021. Imagen libre en la red.