viernes, 26 de enero de 2024

Microrrelato; la dieta

Resulta que un sacerdote y una monja, habían decidido hacer una dieta estricta, tanto de comida, como de pensamientos, y lo comentaban mientras platicaban después de misa;

"Hermana, ¿qué tal va la dieta y todo lo demás?"

-- Pues muy mal, padre. No puedo resistirme a ciertas tentaciones. Sobre todo, la de comer dulces. Soy demasiado golosa. --

"¿Y qué haces cuando te entra el antojo?"

-- Pues rezo un Padre Nuestro y se me pasa --

"¿Y eso funciona?"

-- Sí Padre, pero a veces tengo que rezar hasta diez Padre Nuestros seguidos. --

"Bueno, eso es siempre mejor que pecar. Yo también tengo un problema con mis tentaciones"

-- ¿Ah si? ¿Y cuál es? --

"Pues que me encanta el vino, y cuando tomo vino, me viene al recuerdo de cuando practiqué el sexo en mi juventud, y siento un deseo enorme de volver a hacerlo"

-- ¿Y qué haces cuando te entra el antojo?. --

"Pues rezo un Ave María."

-- ¿Y eso funciona? --

"Sí Hermana, pero a veces tengo que rezar hasta diez Ave Marías seguidos."

-- Bueno, eso es siempre mejor que pecar. Y haces alguna cosa más para evitar esas tentaciones --

"No he dicho que las evite, solo que cuando caigo en pecado, rezo aún más esperando el milagro"

-- ¿Qué milagro? --

"Pues que se nos convierta el agua en vino y el pan en chocolate..."


Madrid, 26 de enero de 2024. Imagen libre en la red.







viernes, 19 de enero de 2024

El baile de la lluvia

Minutos antes de que se abra la noche, algo extraordinario parece que va a ocurrir. Bajo el cielo, las nubes obesas avanzan lenta y pesadamente. El sol muerto aún destila. Tiembla, y se ha dejado en el aire una respiración comatosa. Es así; cuando algo excepcional va a ocurrir, da la sensación, precisamente, que es casi imposible que ocurra.

A los lados del río hay un mantel de piedras que se niegan a perder su destello. El perfil de los montes se oculta y es que el azul de la tierra se amontona sobre sus ramas. Los truenos iluminan los ocres del suelo. El río pasa cerca de mis ojos. Corre dando golpes y remolinos a un ritmo acompasado. Abajo, el chapoteo del agua, anima al canto de las ranas. La fuente abre su boca y parece derramar su vida. La noche entera es un silencio sordo. 

La oscuridad quejumbrosa descansa y solo aguarda ver la lluvia, que llega lenta y dichosa, empapando la espera de aquel que ya lo dio todo por perdido. Las gotas caen con sonidos hermosos, como si de un baile se tratara. Quienes llevaban tanto tiempo sin ver llover, sonríen dichosos. De hecho, y dado que yo soy uno de ellos, puedo asegurar que he visto el baile de la lluvia a la vez que cae en nuestros secos campos...  


Fuente de Cantos, 19 de enero de 2024. Fotografía de la Fuente La Malena, Tentudía. De Jesús Apa.


viernes, 12 de enero de 2024

Guardar la felicidad

Será que a veces cuesta tanto encontrar la felicidad, (de hecho, hay quien dice que ya no existe o no es como era antes), me puse a investigar en los orígenes, para saber realmente qué es lo que ocurrió, y por qué es tan difícil creer en ella.

Hacía tiempo que no lo veía por aquí, pero ayer montaron el circo en las afueras de mi pueblo, así que de ahí me ha llegado la idea, de que lo que ocurrió con la felicidad, pudo ser así;

"La caravana llegó destartalada. Parecía un trasto viejo lleno de chatarra subiendo al pueblo. Sobre los gruñidos de la máquina, alguien tocaba efusivamente las campanas alertando de la noticia; habrá espectáculo en el pueblo.

Como todos los domingos en la plaza, la gente compraba y vendía. El tránsito era casi alocado, pero todo el mundo prestó atención al sujeto que salió del carruaje. Comenzó con su dulce verborrea, invitando a las personas a ver la función del mediodía. Lo anunciaba más o menos así; 

-- No falten a la cita, porque será lo más increíble que vayan a ver en sus vidas. Podrán contárselo a los nietos de los nietos y siempre dudarán. Solo sus ojos darán crédito. --

Dos horas después, el gentío se arremolinaba a ver el acto. De la parte de atrás del carruaje, salió un animal jamás visto por nadie, peludo y encorvado, con forma de gato gigante y que ni siquiera en los libros y documentos más antiguos, se había tenido noticia de esa especie. Parecía dócil, pues obedecía a las instrucciones que marcaba aquel títiritero. 

A pesar de que anunciaba que aquello sería inolvidable, el espectáculo se fue alargando demasiado, porque el tipo se recreaba haciendo subir y bajar al animal de una silla, lo hacía girar en círculos, dando órdenes para que se recostara...y aunque la gente reía, aquello fue impacientando al público, y al propio animal. 

El comediante continuó sonsacando al animal, hasta que aquella especie de felino, rompió en un rugido más potente que el de un león, y el público enmudeció. Era el momento de la traca final;

-- Y ahora, señoras y señores, de dentro de este precioso animal, voy a sacar la felicidad. Sí, lo han escuchado bien. La felicidad, que la tengo bien guardada para protegerla, y os la mostraré para que veáis realmente cómo es. --

El animal abrió las fauces y el voceador del espectáculo, metió la cabeza; poco después, solo sus botas quedaron fuera. El bicho, hizo una contracción ventral, y el sujeto desapareció. Llovieron monedas y aplausos de la multitud. El animal, que ahora parecía una bestia, caminó en círculo, levantó los brazos y agitando unas alas que brotaron de su espalda, voló hasta perderse por encima de los árboles y más allá.

Pasó el tiempo, y el carruaje siguió en la plaza. Es media noche, y el viejo más viejo del pueblo, apenas si recuerda aquel episodio, mientras agoniza en su lecho. Es el único superviviente de aquel espectáculo que, años atrás, quedó en la memoria de todos, pero que hoy desaparecerá con la muerte del anciano, el último que recordaba aquel suceso.

Ahora, nadie sabe nada. Solamente alguna vez se ha escuchado decir en el pueblo, e igual es un tanto cierto, que la felicidad no es bueno guardarla, sino compartirla..., pues de lo contrario, puede devorarte a la vista de todos.


Fuente de Cantos, 12 de enero de 2024. Fotografía de Jesús Apa.


 

viernes, 5 de enero de 2024

Tu mejor versión

En la noche de Reyes, siempre se espera que estos cumplan y te traigan todo aquello que pediste en carta. Eres consciente que la totalidad no te puede ser concedido, pero sabes que las cosas de peso, aquellas que deseaste verdaderamente, deberían aparecer bajo el árbol el 6 de enero en la mañana. Los Reyes Magos deben hacer su trabajo, porque tú, ya lo hiciste durante el año y te portaste bien, ¿no es así?.

El día a día nos absorve y no atendemos a si nuestro comportamiento en determinados momentos, está siendo el adecuado. Dependiendo de cómo arranques tu día, ese va a ser el detonante de tu forma de actuar. Bien con un buen carácter, o bien con un tono amargo. A menudo estamos tan pendientes de pedir, que nos olvidamos de dar y perdemos, así, uno de los mejores placeres de la vida: disfrutar de nuestra amabilidad y generosidad.

¡Qué fácil nos hacen la vida las personas amables! ¡Cuánta amabilidad necesitamos en los tiempos actuales!

Recuerda que la agresividad genera violencia y que la amabilidad genera paz. Siempre es mejor tender puentes que levantar muros. Una persona amable y conciliadora ayuda a crear buen ambiente, a desactivar tensiones, a facilitar encuentros, alegría y cordialidad. Quien va por ahí ofreciendo respecto, ya tiene mucho ganado.

Pocas cosas resultan más satisfactorias en la vida que regalar bienestar, tranquilidad, amistad y, a quien no la tenga, esperanza. Esas personas que contagian, que transmiten buena energía, "siempre en mi equipo".

No olvides que te será más fácil ser amable con los demás si eres amable contigo y miras la vida con alegría y flexibilidad. Quererte a ti es crucial para poder ofrecer lo mejor que llevas dentro.

No te arrepientas de dar más de lo que recibes. La generosidad auténtica es la que se da sin esperar recompensa. El premio es la propia satisfacción, aunque haya gente que abuse, actúe con engaño y no valore tu generosidad. Porque habrá de todo, y lo importante es no caer en la frustración.

El mejor antídoto contra la tristeza, la nostalgia o el desánimo es la sonrisa. Esa sonrisa que al principio puede ser, apenas, una mueca, pero que pronto levanta nuestro ánimo, llena de luz nuestros ojos, de latidos nuestro corazón y da paso a la paz y a la esperanza.

Si eres una persona amable y generosa, nunca te canses: ¡tienes un tesoro! Si no lo eres, tienes un reto: intenta dar siempre lo mejor de ti.

Hay una frase de Quino que me encanta y que lo resume perfectamente:

"Comienza tu día con una sonrisa, verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo".


Marbella, 5 de enero de 2024. imagen libre en la red.