viernes, 14 de enero de 2022

Una cesta de frutas

Percibo tu intensa respiración cuando sabes que me estoy acercando para besarte. Aproximo mi cara a la tuya y te saboreo. Empiezo por tu lóbulo, que me sabe a mango. Mi boca circula en triciclo y ruedo por tus pecas que son piel de durazno. Tu nariz me sabe a melocotón y tus mejillas rosadas, son como frutilla. Me hundo en tus párpados como si fueran un melón abierto.

Ahora estoy en tu barbilla que es sedosa como un kiwi pero al llegar a tu boca, es como si penetraran a través de mis labios decenas de frutas del bosque. Ahí me llenas de moras, arándanos, frambuesas, bayas...y manchas mi boca con todos los colores del amor.

Es en ese pequeño espacio, donde irrumpen como sorpresa una docena de uvas y es cuando descubrimos el placer. Tu boca y la mía comen el racimo dejando caer su licor por la comisura y que nuestras lenguas rescatan. Los labios se adosan y ya, cualquier palabra, se aleja como una paloma. Solo nos queda sonreír, como dos cómplices de un amor tan dulce...


Cabeza la Vaca, 14 de enero de 2022. Imagen libre en la red.

   


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