viernes, 4 de febrero de 2022

Epitafio en prosa

Frente a la casa donde lo despedimos, había unas piedras de pizarra enormes; abajo, el río corría chapoteando; el cielo tenía nubes grises y el sol convulsionaba ofreciendo un brillo de oro sucio.

La estampa era la siguiente; a mitad del río, un pelícano pescaba y en fila, las garzas inmóviles parecían meditar. Las gaviotas pasaban de un lado a otro aleteando jirones de la noche. El agua, con su bamboleo rayaba las orillas, y cuando la lancha rauda rompía la continuidad del manto, el silencio se refugiaba entre las zancas de las aves.

Había que escribir su epitafio, y pensamos hacerlo de forma original, aunque con él, estaba todo dicho. Pese a ello, decidimos hacerlo en prosa, pues iba más con su estilo...

El hombre muerto oía los rezos, pero poco caso les hacía; sólo se veía el reflejo de su silueta en el río cazando los últimos coágulos de luz.


Cabeza la Vaca, 4 de febrero de 2022. Imagen libre en la red.

 

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