viernes, 9 de diciembre de 2022

Los vecinos; Parte I

Recién me he mudado a otra ciudad. Todo es distinto a cómo venía viviendo hasta ahora; la casa es diminuta y mucho menos acogedora que la anterior, pero sé que me acostumbraré. Llevo apenas una semana, y lo que más me ha llamado la atención son los vecinos. Digamos, que tengo un sexto sentido para saber de la calaña que son quienes viven cerca mía.

Justo enfrente, vive una señora mayor con su hijo, soltero, pero que es un sicario de los malos. Un matón a sueldo que no tiene escrúpulos. Al lado, un banquero impostor que chantajea a los más pobres con amenazas de quitarles sus casas si no acceden a sus aumentos de intereses. 

En la casa cuya fachada es de ladrillos, vive el mayor traficante de drogas de toda la ciudad. Además, lo disimula muy mal, pues conduce un coche viejo y destrozado, mientras lo he visto comprar en la carnicería las mejores piezas de carne. Y ese es otro, el carnicero, que tiene la tienda en la esquina y que estoy seguro está confabulado con el traficante. ¡Menudos sinvergüenzas!.

Y la que menos me cuadra es la mujer delgada y rubia de la esquina. Unos cuarenta y pocos, sin hijos y con pocos amigos, y que estoy seguro tiene algo con el de la tienda de móviles de su lado, ya que no es normal que vaya al comercio día sí y día también. Nadie compra teléfonos a diario. Algo traman.

Y qué decir del cura, que supuestamente da catequesis tres días en semana en la iglesia del final de la calle. Seguro que es un pederasta y que roba todos los donativos de los feligreses que acuden al templo. En fin, creo que no he venido a caer al mejor barrio posible de la ciudad. 

Sin embargo, al que miran raro es a mí, porque voy despeinado y llevo ropa de colores...


Fuente de Cantos, 9 de diciembre de 2022. Imagen libre en la red.

  

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