viernes, 7 de junio de 2024

La magia de una sonrisa

De pequeñito, me presenté ante el mejor mago del mundo, y me advirtieron que quedaría tan impresionado con sus trucos de magia, que ya no podría jamás distinguir la realidad en la que viviría. Todos mis amigos vinieron a acompañarme a ese evento.

El mago comenzó haciendo lo típico, y se puso a sacar conejos, palomas y otros animalitos de su chistera. Aquello no era nada del otro mundo, sin embargo, excepto yo, todos aplaudieron impresionados. El mago, como agradecimiento a los aplausos de mis amigos, y con la intención de acabar de impresionarme, sacó una mano, tiró unas rosas de su chaqueta y se tragó varias espadas. Sacó una baraja de cartas, las soltó al aire, y con una de las espadas clavó el as de corazones. 

El mago se me quedó mirando, y no vio ni el más atisbo de sorpresa en mi rostro. Sacó de su repertorio todos los trucos antiguos, los de otros colegas, los mejores que conocía, incluso aquellos que habían tenido el mayor éxito mundial, y no acababa de entender cómo no levantó en mi cara ni la más mínima admiración.

Aquel acto había llegado a su fin, y el que tenía ganas de desaparecer para siempre por su frustración, era precisamente el mago. Entonces, mi madre se asomó por la puerta para buscarme entre todos mis amigos. Cruzó su mirada con la mía, nos sonreímos, se acercó y me dijo algo muy tierno al oído. Yo puse cara de asombro, luego de enrome alegría, mostré una gran sonrisa y me abracé fuertemente a ella.

Salí emocionado y contento subido a sus brazos. No solo mis amigos, sino también aquel frustrado mago, entendió, que en la verdadera magia, nunca hay trucos...

Feliz cumpleaños a mi querida mamá!!.


Fuente de Cantos, 7 de junio de 2024. Fotografía de Jesús Apa.


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