Cuando uno está al límite y estresado, lo primero que piensa es en mandar todo al carajo. Cualquiera en la misma situación podría, desde el borde del avión, lanzarse al espacio abierto, buscando algo parecido a una sensación de paz que le invade el cuerpo y el espíritu; en ese preciso instante de vida, le llega la compasión, el amor por la humanidad, sin detalles, sin nombres concretos; la anhelada libertad. Se siente un gran alivio por recibir de golpe, aquello que parecía escondido y que antes le faltaba.
Sin embargo, cuando el paracaídas se abre, sus pensamientos se detienen, respira profundo y vive, porque a la hora de la verdad, si algo le sobra, es una tremenda vocación para vivir.
Fuente de Cantos, 6 de septiembre de 2024. Imagen creada con IA.
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