viernes, 17 de octubre de 2025

Cuentos para dormir; Cambiar el final

Ya sabemos que los cuentos de castillos y princesas, se parecen mucho unos a otros. Ahora que a veces veo a mi hija ver alguna película al respecto, el mundo mágico de las princesas es siempre similar; a mitad de la historia, la princesa queda triste en el castillo, un príncipe difícil de encontrar, y una bruja mala que quiere estropear el final feliz que les espera a ambos, pero que a pesar de las dificultades, todo se alineará para que lo consigan.

Y como ocurre en todas estas historias, los buenos acaban siendo felices, los asesinos y ladrones capturados, y por norma general, el guion suele ser previsible. Solo que, esta historia es un poco diferente...

"La princesa Cata vivía en un castillo con muchas torres como cucuruchos de helado. Cada tarde miraba el cielo y suspiraba:

—Ojalá llegue mi final feliz.

En el bosque, la bruja mala llamada Tormenta practicaba hechizos que sonaban “¡zum!” y “¡zas!”. En cierto modo, no era mala de verdad: le dolía la soledad. Pero como nadie lo sabía, todos decían: “¡Cuidado con la bruja!”

Un día, Tormenta lanzó un hechizo de viento para asustar al caballito del príncipe que pasaba por allí. El viento sopló tan fuerte que le voló a la bruja el sombrero. La princesa Cata lo atrapó al vuelo y corrió hacia ella.

—Es tuyo —dijo Cata—. ¿Quieres entrar al castillo a merendar?

La bruja parpadeó, sorprendida. Nadie la había invitado nunca.

En la mesa había pan calentito, sopa de calabaza y queso de cabra. Tormenta probó una cucharada… y su magia cambió de sonido: “¡plin!”, “¡plin!”, como campanitas.

—Creo que mi final feliz es tener amigas —murmuró.

—Y el mío, compartir el castillo —respondió Cata.

El príncipe aprendió a hornear tartas, la bruja enseñó a hacer nubes con formas de corazones, y el castillo se llenó de juegos.

Desde entonces, cuando soplaba el viento, ya no daba miedo: traía olor a pan y a finales felices para todos".


Marbella, 17 de octubre de 2025. Matera, Italia. Fotografía de Helena Rocha.




  

viernes, 10 de octubre de 2025

Microrrelato; En su regazo

La noche se hizo ardiente y sucumbió a la fiebre. Ella, sobre mi pecho, me mira avergonzada, le sonrío y mi mano alisa su cabello que destella bajo el reflejo de la bujía. Me pregunto: ¿Cómo puede tener esa luz de vergüenza en sus ojos? ¡Si ella fue el ave que me alzó hasta el cielo!. 

¡En su respiración fui flauta y gacela!


Fuente de Cantos, 10 de octubre de 2025. Fotografía de Jesús Apa.



viernes, 3 de octubre de 2025

Cuentos para dormir; Telma, la perrita guardiana de sueños

Había una vez una niña que creía que los animales tenían secretos mágicos.

Su perrita Telma parecía confirmarlo: cada noche, cuando todos dormían, su collar brillaba con una luz suave, como si guardara una estrella en miniatura.

"¿Qué eres en realidad, Telma?" —susurró la niña una vez.

Telma ladeó la cabeza, y con voz dulce que solo ella podía oír, respondió:

—Soy guardiana de los corazones que aman a los animales .

Desde ese día, la niña descubrió que cada caricia que daba a Telma hacía que su estrella brillara más fuerte.

Y cuanto más cuidaba de su perrita, más podía escuchar la risa de los pájaros, el canto de los grillos y hasta los susurros de los árboles.

Telma no era solo una perrita: era un puente mágico hacia el amor por todos los seres vivos.

Y así, la niña comprendió que amar a los animales era el hechizo más poderoso del mundo.


Fuente de Cantos, 3 de octubre de 2025. Fotografía de Telma.



viernes, 26 de septiembre de 2025

Microrrelato; Yutori

El reloj del tiempo pasado sonó, pero no era una orden, sino una invitación.

Ese día decidió caminar más lento, dejar que el aire tibio rozara su piel sin prisa. Descubrió que los colores parecían más vivos cuando no los perseguía.

Comprendió que la vida no era un pasillo estrecho de obligaciones, sino un jardín con bancos vacíos esperándolo.

Se sentó, respiró, sonrió.

Era su cumpleaños y también el primer día en que se regaló "yutori": el arte de dejar que el mundo entrara con suavidad.


Matera, Italia. 26 de septiembre de 2025. Fotografía de Jesús Apa.



viernes, 19 de septiembre de 2025

Microrrelato; Alzheimer

Esa noche terminó de leer el libro del olvido y, en el último instante, las palabras jugaron como niños. Las luces se hicieron mortecinas y sobrevino el silencio, la oscuridad; los ojos veían sin ver y el alma dejó de tener sentido.

Se acabaron los recuerdos de los éxitos, las aventuras y experiencias, y cualquier otro destello que pusiera el brillo en sus ojos. Pero lo que más dolería, sería el olvido del amor, pues era la única certeza que lo mantenía vivo. Cuando intentó aferrarse a ese último resquicio, descubrió que el amor también se volvía niebla, un nombre sin dueño, un rostro sin contorno.

Pero en medio de esa nada, algo tembló; una chispa cálida, ligera como un susurro, que no provenía de la memoria, sino del presente. No era un recuerdo, era la sensación pura de amar, nacida de nuevo, intacta.

Comprendió entonces que el libro del olvido podía arrancar imágenes y palabras, pero nunca la raíz secreta del amor, esa fuerza que siempre sabe volver a germinar en la oscuridad.


Fuente de Cantos, 19 de septiembre de 2025. Imagen libre en la red.



viernes, 12 de septiembre de 2025

Microrrelato; la grieta invisible

Creyó que la amistad era un refugio inquebrantable, un lugar donde la palabra “siempre” pesaba más que cualquier promesa vacía.

Pero cuando extendió la mano en medio de la tormenta, solo encontró aire. Entre ellos solo quedaba una grieta invisible.

El amigo, aquel que tantas veces compartió risas y planes, había elegido la comodidad de su ausencia.

Desde entonces, cada conversación quedó adornada con una sonrisa frágil, como una flor seca guardada entre las páginas de un libro: testimonio de lo que fue, y de lo que ya no volverá a florecer.


Marbella, 12 de septiembre de 2025. Imagen libre en la red.


viernes, 5 de septiembre de 2025

La propuesta

Soplaste aquella vela con delicadeza. Atento veía el humo que dejaba su estela de olor a incienso y se fundía con la luz mortecina de los faroles. Hasta nuestros oídos llegaba la melodía lejana del coro y en el crescendo del requinto, exclamé con una inflexión sutilmente triste:

— Dios creó al hombre y a la mujer para que se unieran y se multiplicaran, estableciendo así el matrimonio como un plan divino 

Tu cara se encajó entre el desconcierto y la sorpresa. Tus pupilas se abrieron luminosas; pero sólo fue un momento pues acto seguido languidecieron hasta ser hielo. Luego, un largo silencio dio paso a tus sorprendentes palabras;

"Eres especial, hemos saboreado días increíbles, pero no es buena la idea". - me dijiste con acento firme."

Hoy estamos alejados, pues aquel momento en misa, fue de mucha vergüenza. Tú vives entre los avatares de la oferta y demanda, y yo continuo entregado a Dios y a mi parroquia, donde sigo recitando en cada celebración de boda, aquella frase del Génesis sobre el matrimonio...


Fuente de Cantos, 5 de septiembre de 2025. Imagen libre en la red.