viernes, 20 de julio de 2018

Buscando a Dios

No es raro encontrarte a veces con preguntas realmente comprometidas pero, una de ellas, es la de si crees en Dios o no. Siempre me ha resultado muy complicado dar una respuesta firme. Eso, debe ser consecuencia de que en cierto modo, sigo creyendo algo en Dios, o quizás, que en cierta medida, me resigno a dejar de creer. 

Realmente me encantaría creer en algo, en un ser superior a quien, en más de una ocasión, poder dirigirme. Principalmente para preguntarle, cuestionar su voluntad..., pero aún no lo he encontrado. Y precisamente esa respuesta; "quiero creer en algo o alguien a quien aún no he encontrado", que me fue contestada con determinación; -- Eso es que aún no has buscado bien. ¿Vas a la Iglesia?. Prueba a buscar a Dios ahí de nuevo --.

Me encantaría encontrar las respuestas en algún lado. Me gustaría mucho saber cómo la mente humana, ante idénticas situaciones, tiene distintas creencias. Entonces pensé que lo mejor es que hubiera una explicación idéntica y una interpretación diferente, y así fue que me acordé que algo parecido, hacen los cuentos. Pero hay unos especiales, que tratan de explicar las cosas bajo un tono menos agresivo al que suelen utilizar muchos dogmas y religiones; Los cuentos sufíes. Así que decidí informarme un poco más sobre estos tipos de cuentos.

El método de enseñanza por historias, por su efectividad, es muy difundido y muchas tradiciones espirituales lo vienen utilizando desde hace muchos siglos o milenios como un medio muy eficaz para contener y transmitir conocimiento y verdades profundas.

La tradición sufí es especialmente rica en historias que siempre tienen, por lo menos, tres interpretaciones o niveles de enseñanza posibles. Algunas hasta siete; la primera interpretación generalmente es chistosa, razón por la cual son muy populares. Cuando recordamos una historia sufí, después de un tiempo, porque se aplica exactamente a un evento del presente, nos damos cuenta de su verdad y la comprendemos de manera profunda.

Sus enseñanzas, que han sido y son utilizadas por los maestros del sufismo, van desde la explicación de fenómenos científicos y naturales de una manera más fácilmente comprensible, a la ilustración de asuntos morales. 

El sufismo es una religión mística de origen persa con raíces en el Islam, aunque hay quienes lo consideran incluso anterior a éste. Su filosofía es la de lo relevante en el aquí y el ahora. Son devotos de los absurdo y detractores de los dogmas. Su búsqueda en la de la verdad que solo se encuentra mirando adentro de uno mismo.

Me gusta aún más porque, conscientes de la imposibilidad de transmitir su sabiduría mística en el lenguaje común, adoptaron el uso de la parábola poética para indicar que la verdad de la vida yace detrás de sus múltiples apariencias. 

Y mira que los personajes de sus historias son casi siempre los mismos como, por ejemplo, "Nasrudín", que se supone que vivió en la Península de Anatolia en una época indeterminada entre los siglos XIII y XV. Nasrudín es un "Mullah" (Maestro) que protagoniza una larga serie de, digamos, "historias-aventuras-cuentos-anécdotas", representando distintos papeles; agricultor, padre, juez, comerciante, sabio, maestro o tonto e ignorante. 

Que esos personajes tan distintos tengan el mismo nombre, quizás venga con la primera enseñanza y sirva para mostrar que nosotros somos, también, cada uno de esos personajes. O tal vez, que tenemos la capacidad de ser o de comportarnos de diferentes maneras.

El pensamiento sufí ha impregnado con sus relatos la cultura tanto de Oriente como de Occidente porque, principalmente, es imposible evitar que el humor se propague. Y estoy seguro que es más fácil aprender con humor, que con otro tipo de enseñanzas más serias o bruscas.

Me gusta el pensamiento sufí especialmente porque, de todos los cuentos y enseñanzas recopiladas de Nasrudín, cada una de esas historias suelen ser humorísticas, con el humor simple de lo cotidiano, y, a veces, con contrasentidos y aparentes absurdos. Por eso que preguntas tan "serias" como la de; ¿crees en Dios?, deberían tener una respuesta que pueda llevar algún aprendizaje o reflexión para quien formula dicha pregunta.

Nasrudín ha resultado inmune al paso del tiempo porque lo importante es el mensaje, no el hombre. Acostumbra a realizar una crítica caústica y mordaz de los comportamientos inadecuados del islamismo representado en muchos cuentos por imanes y jueces. Muchas historias incluyen a su burro, que simboliza su mente, y a su mujer que, a veces, simboliza su conciencia. 

Entonces, no pude evitar recordar un cuento sencillo, corto, pero certero para dar respuesta a esa contundente pregunta...¿crees en Dios?. Bueno, para esta ocasión, me venían mucho mejor dos cuentos en vez de uno...

"Un vecino encontró a Nasrudín cuando éste andaba buscando algo de rodillas.

-- ¿Qué andas buscando, Mullah? --

"Mi llave. La he perdido".

Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un rato, dijo el vecino:

-- ¿Dónde la perdiste? --

"En casa".

-- ¡Pero Mullah!. Y entonces, ¿por qué la buscas aquí? --

"Porque aquí hay más luz"

Y aquí va la primera enseñanza... ¿De qué vale buscar a Dios en lugares santos si donde lo has perdido ha sido en tu corazón?

Y el segundo cuento...


"Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasrudín recorrer apresuradamente las calles de la aldea, montado en su asno.

-- ¿A dónde vas, Mullah? --, le preguntaban.

"Estoy buscando a mi asno", respondía Nasrudín al pasar.

Podría haber muchas reflexiones. Me gusta esta...¡Y es que llega uno a encontrarse con gente seriamente dedicada a buscar a Dios!...


Cabeza la Vaca, 20 de julio de 2018. Imagen de Nasrudín. Libre en la red.  

  

1 comentario:

  1. Me encanta que otras culturas tenga sus propios métodos de enseñanza. Eso enriquece nuestro conocimiento y perspectiva.
    Yo se que Dios vive, sé qué es un Padre Celestial amoroso, que Él escucha nuestras oraciones y está muy dispuesto a ayudarnos porque somos sus hijos y nos ama. Sé que Jesucristo también está vivo y su valiosa sangre ha sido derramada con el fin de remitir nuestros errores. Se que Dios tiene un plan perfecto para cada uno de sus hijos.
    Búscalo en tus experiencias espirituales estoy segura que allí podrás recordarlo y sentir su presencia en tu vida.

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