viernes, 13 de julio de 2018

La suerte del 13

Resulta curioso comprobar como pueden tener tanto peso en la vida ciertas supersticiones. Una de las más comunes, suele ser la relacionada con los números. Muchas personas eligen las cosas de su vida vinculadas a números, cualesquiera, ya sea relacionado con alguna fecha especial, algún acontecimiento importante en su vida o, simplemente, porque se sienten bien con él teniéndolo cerca en sus circunstancias. Pero resulta que también sucede al contrario, y hay quienes evitan estar conectado a algún número que les disgusta o le hace mal. Aquí, el que se lleva la palma, es el número 13.

Hay gente con tanta fobia a este número, que desisten de, por ejemplo, subir en ascensor a la planta número 13, sentarse en la fila del teatro con esa numeración o, como no, ocupar los asientos números treces en el avión. Es tanto el rechazo a ese número, que muchas compañías ya no enumeran esos asientos, pasando del 12 al 14. Al igual ocurre con las plantas de los grandes rascacielos, dónde ni tan siquiera encuentras el 13 en las teclas del ascensor.

El debate de la buena y mala suerte estaría servido, y justificar en qué consiste una cosa u otra, llevaría una eternidad. Cierto puede ser que si hay algo que a veces te da buena suerte ( o eso crees), sí que siempre se trata de evitar aquello que te ha hecho pasar por malos momentos. Asociarlo a los números y de éstos, a la formación de fechas, suele ser lo más habitual. Tampoco sabemos si la buena suerte hay que salir a buscarla, o en el caso contrario, te viene sola. Hay opiniones para todos los gustos. Lo mejor sería ver qué nos dice algún cuento relacionado con ello, ¿verdad? A mi hay uno que me gusta por encima de todos. Te lo resumo...

"La Buena Suerte", de Alex Rovira, es un cuento muy sencillo que va desgranando las claves de la buena suerte, las claves de la prosperidad. El mago Merlín cita a todos los caballeros de un reino y les informa de que en el bosque encantado nacerá en el plazo de siete días un trébol mágico de cuatro hojas, que es el trébol de la suerte ilimitada; a quien lo encuentre le sonreirá la suerte durante toda su vida en los negocios, en la guerra o en el amor.

De todos los caballeros, sólo dos aceptan el reto porque el bosque encantado es enorme, el trébol es diminuto y no hay ninguna pista.

Uno de los caballeros viste de blanco y se llama Sid, que es la afirmación, el Sí, mientras que el otro prefiere el negro y se llama Nott, que es la negación.

Los caballeros van por el bosque encontrando toda una serie de personajes (el agua, la piedra, el viento, la tierra, a una bruja, el árbol, la roca...), y cada uno va facilitando a los dos caballeros exactamente la misma información. La diferencia estriba en que el caballero negro no hace nada, sino que espera a que otros le traigan la buena suerte, mientras que el caballero blanco, en cambio, va pensando qué tiene que hacer con esa información para que la buena suerte llegue.

Es lógico imaginarse que, al final, el caballero blanco hallará el trébol. Sin embargo, no es así, no lo encuentra. La historia tiene un final revelador y claro está, como en todos los cuentos, te deja una reflexión y una serie de mensajes que podrás descifrar y aplicar en tu vida. Incluso quizás, hasta una serie de reglas para estar siempre cerca de la buena suerte.

Porque la suerte no dura demasiado tiempo, porque no depende de ti. La buena suerte en cambio la crea uno mismo, por eso dura siempre. Si ahora no tienes buena suerte, tal vez sea porque las circunstancias son las de siempre. Por eso que es conveniente crear nuevas circunstancias.

Dado que crear buena suerte es solo crear circunstancias..., la Buena Suerte solo depende de ti. 

Al igual que existen las casualidades, las circunstancias no nacen de la casualidad; hay que crearlas.

Casualmente, hoy es Viernes 13. Que tengas muy Buena Suerte. 


Cabeza la Vaca, viernes y 13 de julio de 2018. Imagen libre en la red.






No hay comentarios:

Publicar un comentario