viernes, 20 de septiembre de 2019

La Soberbia

La situación política que a día de hoy tenemos en España, además de ser triste y vergonzosa, no deja de ser un fiel reflejo de lo que es la sociedad actual (y me niego a formar parte de ella). Los buenos valores que se están perdiendo son innumerables, todos ellos en favor de egos, soberbia y una falta de humildad brutal en todos los ámbitos. Pero es que los representantes políticos son los nuevos (y a la vez rancios) dioses, con todos estos defectos, pero con el atenuante de que subidos en el trono, su egoísmo se eleva a la enésima potencia.

Cierto que la humildad es difícil de verla; eso de pedir disculpas, aceptar los errores o tratar de enmendarlos abiertamente, solo está al alcance de unos pocos, y lo más triste es que nunca formará parte de las nuevas modas, esas que sacan todos los días, menos aún en el mundo en que nos estamos convirtiendo. 

Lo más curioso de todo, es que esa soberbia nunca es aceptada por quien la lleva, ¡faltaría más!, iría en contra del significado de dicho término. También implica una visión de la realidad, por parte de estos individuos, totalmente contraria a la del ser humano de a pie, y el problema es que, hacer que vuelvan para atrás, solo sería posible si se les diera una lección como Dios manda... Aunque aún así, tendría mis dudas que se pudiera acabar con tanta soberbia y prepotencia.  


"Cuentan que un día el viejo león se despertó y conforme se desperezaba, se dijo que no recordaba haberse sentido tan bien en su vida.

El león se sentía tan lleno de vida, tan saludable y fuerte, que pensó que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. Con este sentimiento de grandeza, se encaminó hacia la selva, allí se encontró con una víbora a la que paró para preguntarle.

-- Dime, víbora, ¿quién es el rey de la selva? --, le preguntó el león.

"Tú, por supuesto", -- le respondió la víbora, alejándose del león a toda marcha.

El siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo, que estaba adormecido cerca de una charca.

El león se acercó y le preguntó Cocodrilo, -- dime ¿quién es el rey de la selva? --.

"¿Por qué me lo preguntas?" --, le dijo el cocodrilo, -- si sabes que eres tú el rey de la selva. 

Así continuó toda la mañana, a cuanto animal le preguntaba todos le respondían que el rey de la selva era él.

Pero, hete ahí que de pronto, le salió al paso un elefante.

-- Dime elefante, le preguntó el león ensoberbecido -- ¿sabes quién es el rey de la selva? --

Por toda respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo cuál si fuera una pelota, lo tiraba al aire y lo volvía a recoger... hasta que lo arrojó al suelo poniendo sobre el magullado y dolorido león, su inmensa pata.

"Muy bien, basta ya, lo entiendo", -- atinó a farfullar el dolorido león, -- pero no hay necesidad de que te enfurezcas tanto, porque no sepas la respuesta."


Marbella, 20 de septiembre de 2019. Imagen libre en la red.

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