viernes, 21 de febrero de 2020

Dar ejemplo

En estos días he tenido la visita en mi Comarca de periodistas del canal de televisión de la BBC inglesa. Su estancia, que ha durado varios días, era para hacer lo que esperamos que sea un interesante documental sobre la sensibilización y concienciación para con el medio ambiente. Se trataba de ver un poco de todo; sobre cómo vivían nuestras anteriores generaciones sin nada de plástico y otros residuos contaminantes, de cómo aprovechaban todos los recursos, y de ahí, hacer luego una comparación con los jóvenes.

Así, en una de las escenas, una señora de 90 años y madre de un amigo, y con una simpatía desbordante, le explicaba a un joven de 12 años sobre cómo vivían antes con tan pocos recursos. Los utensilios eran de corcho, muchos envases hechos con huesos de animales, otros de porcelana o que, incluso el agua, había que sacarla de los pozos, no salía del grifo.

Además de eso, vivimos y compartimos otras experiencias sobre la cantidad de cosas que al usarlas, generan de forma abusiva y desmesurada residuos de todo tipo difíciles de eliminar. Descubrimos este abuso visitando el mayor centro de reciclaje de la región, quisimos saber la opinión de los jóvenes de cómo ellos, empezarían a cambiar el mundo, y todo ello buscando siempre un optimista intercambio de impresiones dónde la frase protagonista, siempre era la misma; 

"Los que sabemos cómo reciclar y qué hacer, al menos, tenemos que dar ejemplo..."

Lamentablemente, no siempre ocurre así. Por unas razones u otras, con lo fácil que es dar ejemplo, no se pasa el mensaje como se debiera. O no sabemos, o no queremos, o damos mal el ejemplo sin nosotros saberlo. Porque para darlo en condiciones, hay que creérselo y esa, creo que es la clave de todo.

Entonces, claro, me acordé de un cuento para poner un ejemplo...de cómo a veces, si uno no se cree las cosas, es mejor no dar ejemplos...

A propósito de la educación moral de los niños, el Maestro dijo en cierta ocasión:

"Cuando yo era un adolescente, mi padre me previno contra determinados lugares de la ciudad. Recuerdo que me dijo";

- No vayas nunca a un "night-club", hijo mío -

"¿Por qué?", le pregunté yo.

- Porque verías cosas que no debes ver.

Aquello, lógicamente, despertó mi curiosidad. Por eso, en cuanto se me presentó la primera ocasión, entré en un "night-club".

-- ¿Y viste algo que no deberías haber visto? --, le preguntaron los discípulos.

"Ciertamente que sí, - dijo el Maestro -. Vi a mi padre". 



Marbella, 21 de febrero de 2020. Fotografía de Jesús Apa.

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