viernes, 19 de junio de 2020

Haciendo el payaso

Siempre se ha llevado a debate al escribir una historia, qué sentimiento es más difícil sacar al lector, si la emoción o la risa. Es tan difícil hacer llorar, como hacer reír; yo no sabría en qué orden colocarlos. Para que una historia cause emoción, debe enganchar desde su inicio. El lector debe estar predispuesto a poner sus sentimientos en ese texto, sentirse de algún modo identificado, pero no es nada fácil.

Ahora, hacer reír, también es sumamente complicado, principalmente porque lo que a uno le hace gracia, es posible que a otra persona no le parezca en absoluto divertido. El sentido del humor es muy distinto depende de con quién lo pongas en práctica. Además, la cultura de cada cual, el estado de ánimo, la situación actual y otros muchos factores suelen tener influencia para un lado u otro del chiste o broma. 

Pero es verdad que, cuando vamos al circo y salen los payasos, todo el público saca la mejor versión de su sentido del humor y consigue acabar riéndose, a veces a carcajadas. Y es que la mejor manera de reír, es estar predispuesto a ello. Yo ahora mismo, y si te dejas, voy a intentar que al menos sonrías, hablando sobre este tema, y con un texto que me encontré por ahí. Dice así...

"Los payasos actúan en pareja. Por lo general uno de ellos es víctima de las bromas, trucos e ingenio del otro: el que recibe las bofetadas. La parejas pueden ser Augusto y Carablanca, Pierrot y Arlequín, Penasar y Kartala, el inteligente y el tonto, el flaco y el gordo, el guapo y el feo, el autor y el lector"

A mi, me hizo sonreír...


Cabeza la Vaca, 19 de junio de 2020. Imagen libre en la red.

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