viernes, 26 de junio de 2020

Microrrelato; el médico que llevamos dentro

Estaba el tipo arrepentido de la triste y dura vida que había llevado por tanto tiempo. Tantísimo trabajo, tan poco descanso. Demasiados abusos... el estrés, las prisas, el alcohol, las comidas a deshoras. 

"Tienes que cuidarte Manuel, aún eres joven. Debes ir al médico y que ellos te orienten", le insistía su mejor amigo continuamente.

Pero Manuel, siempre había sido muy testarudo. Ni una sola visita a los doctores en toda su vida, y ahora, no salía del hospital, de una consulta a otra. El último susto, un pequeño infarto de miocardio.

Pero aunque parecía haber aprendido la lección, o al menos eso es lo que le contaba a su mejor amigo mientras esperaban para tomar un café, y siempre trataba de llevarle la contraria a los médicos. Que si son muy exagerados, que si se ponen en lo peor, que si las segundas opiniones tampoco valen..., y siempre con una actitud a la defensiva;

"Caminar una hora todos los días, cinco piezas de fruta, fuera las grasas, reducir la sal, el tabaco eliminado, el alcohol ni probarlo..., pero, ¿esta gente quién se cree que son? ¿A mí me van a decir lo que tengo que hacer? Yo, que he estado trabajando toda mi vida de sol a sol y nunca me he quejado de nada" -- contradecía sin parar.

"Nunca es bueno caminar sin saber dónde se va, las piezas de fruta no se cuentan; ¿y si en vez de cinco, quiero tomar diez? Ni voy a eliminar la sal, ni el tabaco, menos mis vasitos de vino... No quiero llevar una vida descafeinada" 

Su opinión personal valía más que la de todos los doctores juntos. Todo esto, mientras abría dos sobres de azúcar y los echaba sobre su taza de café.

-- Pero Manuel, ¿tú no eres diabético? --

"Si, pero tranquilo que no pasa nada. Parece ser que, si das la vuelta al café con la cucharilla en sentido contrario, el azúcar no se deshace..."  


Cabeza la Vaca, 26 de junio de 2020. Imagen libre en la red







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