viernes, 10 de julio de 2020

Fine

"Yo, Ennio Morricone, he muerto".

Así empezaba la carta que este gran compositor dejaba hace unos días para despedirse. "Nadie podía imaginarse que dejara estas palabras escritas con tanto amor", dijeron alguno de sus más allegados. Era hombre de pocas palabras. Un texto lleno de melancolía, un poco de tristeza, en el que solo le faltaba poner algo de música para, seguramente, hacer otra obra maestra de las suyas.

Debe ser duro conocer tu final y hacer una despedida sobre un trozo de papel. ¿Qué decir? ¿A quién dirigirte? Por supuesto a la familia, a los amigos más cercanos, para los que te han acompañado en los últimos años..., pero qué difícil debe llegar a ser. Hay que tener valentía y mucha entereza, pero también buscar las palabras justas.

Casi sin quererlo, y si te gusta la música, acabas conociendo el trabajo de Ennio Morricone. Sus composiciones han ocupado el espacio de grandes películas, y quizás éstas no hubieran sido tan populares sin su música. "El bueno, el feo y el malo". "La muerte tenía un precio". La Misión", o "Cinema Paradiso", para mi gusto, la mejor de todas. Su música sabe buscar el momento perfecto para emocionarte. 

Y volviendo a su carta de despedida, a pesar de la tristeza, hay bellas palabras dentro de ella. Me pregunto por qué dejó ese testimonio escrito, porque a buen seguro ya le diría a los receptores todo eso en vida;

"Yo, Ennio Morricone, he muerto".

"Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto. Es imposible nombrarlos a todos.

Pero un recuerdo especial es para Peppuccio y Roberta, amigos fraternales muy presentes en los últimos años de nuestra vida.

Solo hay una razón que me impulsa a saludar así a todos y a celebrar un funeral en privado: no quiero molestar.

Saludo con mucho afecto a Inés, Laura, Sara, Enzo y Norbert, por haber compartido conmigo y mi familia gran parte de mi vida.

Quiero recordar con amor a mis hermanas Adriana, María, Franca y a sus seres queridos y hacerles saber cuánto los he amado.

Un saludo pleno, intenso y profundo a mis hijos Marco, Alessandra, Andrea, Giovanni, a mi nuera Mónica y a mis nietos Francesca, Valentina, Francesco y Luca.

Espero que entiendan cuánto los amaba.

Por último, María (pero no última). A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar.

Para ella es mi más doloroso adiós..."

¿Qué música hubiera elegido él mismo, de todas las suyas, para que sonora mientras leían este texto? Aunque, ahora que lo pienso, casi ninguna de sus músicas tenía letra, todas eran instrumentales. Violines, violonchelos, arpas, pianos, flautas, trompetas, tubas..., todos sonaban en perfecta armonía, sin casi ninguna letra.

Hay músicas o canciones que nos evocan momentos pasados, remueven nuestra nostalgia. Y es muy cierto eso que dicen que, para cada etapa de nuestra vida, sea en la felicidad o la tristeza, siempre ha existido algún tipo de banda sonora para esos momentos. Una canción que poníamos una y otra vez, sobre todo cuando necesitamos encontrar algún tipo de sentimiento. Y a veces es volver a escucharla, y trasladarnos a esa época.

No es que el escrito de Ennio Morricone haya sido una carta con muchas palabras, con demasiados mensajes. Eran los justos. Está claro que con la música, ya lo dijo todo en vida. 



Cabeza la Vaca, 10 de julio de 2020. Imagen final del Filme Cinema Paradiso.





 

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