viernes, 11 de diciembre de 2020

Descubriendo el destino

Buscando entre sus trastos viejos, encontró de manera casual, la enorme talega con aquellas canicas que había ganado siendo muy pequeño, en cada uno de los barrios de su pueblo. Llegó a ser, sin lugar a dudas, el número uno, el rival a batir por todos los niños de su edad, incluso de los más mayores.

-- ¿Y cómo se jugaba a esto? --, preguntó su hijo, quien ilusionado, sujetaba aquella bolsa de tela.

Corriendo por el salón de casa con gran emoción, deseando recibir las primeras lecciones de los muchos juegos que le había dicho su padre que podía hacerse con esos bolindres, rompió la talega de canicas. Después del estruendo, éstas saltaron y rodaron por miles de caminos.

Las esferas de vidrio, transparentes algunas, otras con el arco iris dentro, otras blancas, negras, con lascas, brillantes..., corrieron a placer. Al rebotar, lucían aún más; eran como pequeñas mariposas que iban girando sobre sí mismas, buscando esconderse entre el mobiliario. Unas quedaron cerca, otras bastantes lejos, y las más atrevidas, buscaron la salida.

Después, todo quedó en silencio. Padre e hijo, también. El niño movía la cabeza y secaba el sudor de su frente con el dorso de su mano, y justo cuando iba a recogerlas y devolverlas a la talega, el padre le dijo;

"¡Espera!. Fíjate cuales, quedaron juntas. Verás que pueden ser, las rotas con las nuevas, las viejas con las más brillantes. Seguro que hasta las mas lindas, con las menos bonitas..."

-- ¿Y eso..., para qué? --

"Eso, lo averiguarás el día de mañana. Pero ahora te diré, que vas a descubrir el significado del destino..."



Fuente de Cantos, 11 de diciembre de 2020. Imagen libre en la red.



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