viernes, 22 de enero de 2021

De fábula: La cigarra y la hormiga

Ya sabemos que las fábulas, suelen ser historias de animales o cosas inanimadas, que hablan y actúan como seres humanos, y que llevan la intención de dejarte alguna enseñanza. Normalmente, vienen muy bien para interactuar con los niños, ponerles algún ejemplo y que, de cara a la realidad, les sirva para entender el mensaje mucho mejor.

Este tipo de historias, las fábulas, que vienen cargadas de multitud de estos mensajes tan interesantes para nuestro día a día, no siempre es de aplicación para niños. Nuestra frenética vida, ya siendo adultos, viene necesitando de muchas fábulas que nos hagan ver las cosas desde una perspectiva más inocente, más tierna y sin tanta toxicidad como a la peligrosamente nos estamos acostumbrando. 

Pero por otra parte, tampoco puede uno aprender mucho si no improvisa, si acaba haciendo lo que todo el mundo y sigue la actitud "borreguil" de la mayoría. Es como si siempre decimos lo que vamos a dejar de hacer para mejorar nuestra vida, y acabamos haciendo lo contrario. O sea, acabamos haciendo lo de siempre. A mí me ocurre que muy a menudo digo, que voy a disfrutar un poco más de la vida, y acabo trabajando más que nunca. A pesar de que es algo que tengo muy claro, y que la vida son días, que hay que disfrutarla con intensidad, pero acabo haciendo lo contrario. 

Para no liarnos mucho, lo voy a contar con una fábula, que si bien es cierto que no es mía, tendría que aplicármela...


"Había una vez una hormiga y una cigarra que eran muy amigas.

Durante el verano y el otoño la hormiga trabajó sin parar almacenando comida para el invierno.

No aprovechó el sol, ni la brisa suave del atardecer, ni charló con los amigos tomando una cervecita después de un día de trabajo…

Mientras, la cigarra, que andaba cantando y bailando con los amigos en los bares de la ciudad, aprovechó el sol y disfrutó muchísimo sin preocuparse por el invierno.

Pasados unos días, empezó a hacer frío. La hormiga, exhausta de tanto trabajar, se metió en su pobre hormiguero repleto hasta el techo de comida. Alguien la llamó desde fuera y cuando abrió la puerta, se sorprendió al ver a su amiga la cigarra dentro de un Ferrari y con un valioso abrigo de pieles.

La Cigarra le dijo:

—¡Hola amiga! Voy a pasar el invierno en París ¿podrías cuidar de mi casa?

La Hormiga respondió:

—Sí, claro... desde luego. Pero ¿dónde conseguiste el dinero para ir a París, comprar este Ferrari y ese abrigo tan bonito y caro?

Y la cigarra respondió:

—Estaba cantando en un bar la semana pasada y a un productor le gustó mi voz. Firmé un contrato para hacer actuaciones en París. A propósito, ¿necesitas algo de allí?

—Sí, dijo la Hormiga. Si te encuentras con La Fontaine (autor de la fábula original)... ¡Mándalo a la mierda de mi parte!".

Moraleja:

Trabajar demasiado solo trae beneficios en las fábulas de La Fontaine.

Trabaja, pero disfruta de la vida que es única. Aprovecha la vida: dosifica el trabajo y la diversión.


Cabeza la Vaca, 22 de enero de 2021. Imagen libre en la red.





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