viernes, 23 de abril de 2021

Malos borrachos

Ahí van los amigos jugando a ser borrachos, risueños y cantarines. Chocando unos con otros y dando traspiés, llevan su garrafa de vino que ahora empinarán, como siempre, a deshoras. En aquel frondoso lugar, juntan unos bloques de hormigón que servirán de bancos improvisados, pues poco tardarán en caer doblados al suelo donde la hierba crece. 

A unos metros, una lumbre decorada con una vieja parrilla va dorando una tira de costillas de carne de cerdo. Uno va sirviendo el vino, otro saca la navaja con el que torpemente corta el queso. El tercero, arrea la candela y el cuarto, por ejemplo, sujeta y acaricia el can que siempre los acompaña y al que convidan con las sobras.

Son una pequeña pandilla, que brinda por lo que pudo ser y no fue. ¿Por qué más lo harán? Se preguntan entre risas. ¿Por aquella mujer que los decepcionó? ¿Por los hijos que no han visto? ¿Por el aprendizaje en las decepciones?

¡Ya sé!, dice el cuarto. Brindemos por nuestra próxima borrachera. Y todos chocan sus copas.

El final es una calca de otros ayeres. Quedan tirados sobre la hierba, anestesiados y hediendo a alcohol, con la garrafa de vino vacía, y el can devorando las costillas que olvidaron en la lumbre.

Si apenas tienen 15 años, ¡qué se puede esperar de estos "malos borrachos"! 


Cabeza la Vaca, 23 de abril de 2021. Imagen libre en la red.


 

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