Por cada año que pasa, el tiempo pesa más y todo en general se va tornando mucho más laborioso. Cierto es, que las semanas pasan volando, pero el esfuerzo diario, tanto a nivel personal como, sobre todo en el plano laboral, es cada vez mayor. Hay mucha más carga en todo, las cuestiones cotidianas requieren de una mayor atención y en cada día, nos suelen faltar horas.
Con todo esto, la cuestión principal, es que la felicidad se va sintiendo cada vez más comprimida. Queda menos tiempo para el descanso, la reflexión, el disfrute, y los objetivos principales de esta vida, como puede ser ese equilibrio entre el esfuerzo y el disfrute, se va descompensando.
Aunque lo ideal, sería ir disfrutando durante todo el camino, con todo lo que hagas, y buscar cada día, esa motivación que compense cualquier dificultad o piedra que encuentres en el trayecto.
"Cuentan que un día decidieron ir a buscar entre las montañas, la famosa Fuente de la Felicidad. El que bebía de ella se sentía plenamente feliz. Estaba lejos y el camino era difícil y empinado, pero ellos eran valientes y aventureros. Andaban, descansaban y pasaban largas noches a la intemperie. Estaban muy cansados, el camino era pedregoso, pero seguían adelante. Algunos no quisieron seguir, pero los más fuertes habían decidido encontrarla.
Llegaron a un camino sin huellas, casi nadie había pasado por allí; aunque dudando y perdiéndose, seguían empeñados en su meta. Por fin, ahí estaba; ¡La Fuente!.
El agua es fresca y transparente, pero es agua como las demás; sin embargo, se sienten felices y comentan: lo que nos da la felicidad, es el esfuerzo..."
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