viernes, 12 de enero de 2024

Guardar la felicidad

Será que a veces cuesta tanto encontrar la felicidad, (de hecho, hay quien dice que ya no existe o no es como era antes), me puse a investigar en los orígenes, para saber realmente qué es lo que ocurrió, y por qué es tan difícil creer en ella.

Hacía tiempo que no lo veía por aquí, pero ayer montaron el circo en las afueras de mi pueblo, así que de ahí me ha llegado la idea, de que lo que ocurrió con la felicidad, pudo ser así;

"La caravana llegó destartalada. Parecía un trasto viejo lleno de chatarra subiendo al pueblo. Sobre los gruñidos de la máquina, alguien tocaba efusivamente las campanas alertando de la noticia; habrá espectáculo en el pueblo.

Como todos los domingos en la plaza, la gente compraba y vendía. El tránsito era casi alocado, pero todo el mundo prestó atención al sujeto que salió del carruaje. Comenzó con su dulce verborrea, invitando a las personas a ver la función del mediodía. Lo anunciaba más o menos así; 

-- No falten a la cita, porque será lo más increíble que vayan a ver en sus vidas. Podrán contárselo a los nietos de los nietos y siempre dudarán. Solo sus ojos darán crédito. --

Dos horas después, el gentío se arremolinaba a ver el acto. De la parte de atrás del carruaje, salió un animal jamás visto por nadie, peludo y encorvado, con forma de gato gigante y que ni siquiera en los libros y documentos más antiguos, se había tenido noticia de esa especie. Parecía dócil, pues obedecía a las instrucciones que marcaba aquel títiritero. 

A pesar de que anunciaba que aquello sería inolvidable, el espectáculo se fue alargando demasiado, porque el tipo se recreaba haciendo subir y bajar al animal de una silla, lo hacía girar en círculos, dando órdenes para que se recostara...y aunque la gente reía, aquello fue impacientando al público, y al propio animal. 

El comediante continuó sonsacando al animal, hasta que aquella especie de felino, rompió en un rugido más potente que el de un león, y el público enmudeció. Era el momento de la traca final;

-- Y ahora, señoras y señores, de dentro de este precioso animal, voy a sacar la felicidad. Sí, lo han escuchado bien. La felicidad, que la tengo bien guardada para protegerla, y os la mostraré para que veáis realmente cómo es. --

El animal abrió las fauces y el voceador del espectáculo, metió la cabeza; poco después, solo sus botas quedaron fuera. El bicho, hizo una contracción ventral, y el sujeto desapareció. Llovieron monedas y aplausos de la multitud. El animal, que ahora parecía una bestia, caminó en círculo, levantó los brazos y agitando unas alas que brotaron de su espalda, voló hasta perderse por encima de los árboles y más allá.

Pasó el tiempo, y el carruaje siguió en la plaza. Es media noche, y el viejo más viejo del pueblo, apenas si recuerda aquel episodio, mientras agoniza en su lecho. Es el único superviviente de aquel espectáculo que, años atrás, quedó en la memoria de todos, pero que hoy desaparecerá con la muerte del anciano, el último que recordaba aquel suceso.

Ahora, nadie sabe nada. Solamente alguna vez se ha escuchado decir en el pueblo, e igual es un tanto cierto, que la felicidad no es bueno guardarla, sino compartirla..., pues de lo contrario, puede devorarte a la vista de todos.


Fuente de Cantos, 12 de enero de 2024. Fotografía de Jesús Apa.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario