viernes, 28 de febrero de 2025

Microcuento; El puente invisible

Hace ya muchísimos años que conocí a un tipo muy peculiar. He hablado en algunas ocasiones de él en estos posts, y siempre tendrá mi reconocimiento como un gran amigo y un hombre lleno de valores. La distancia, hace que no nos veamos a menudo y nuestras conversaciones sean más lentas y difusas, pero ambos sabemos que nos tenemos.

También de estas amistades se alimenta el ser humano; hay que alumbrar el camino y rellenar el espacio profundo que a veces deja la distancia. Como mi hija aún es pequeña, necesitaré explicarle con un cuento, el valor de este tipo de relaciones...


Luna y Leo eran los mejores amigos del bosque. Jugaban entre los árboles, inventaban historias y compartían risas bajo la luna. Pero un día, Leo tuvo que viajar muy lejos, más allá del río que nadie había cruzado jamás.  

—¿Y si nos olvidamos? —preguntó Luna con tristeza.  

—No lo haremos —dijo Leo—. La amistad es como un puente invisible: aunque no lo veas, siempre está ahí.  

Los días pasaron, y aunque Luna extrañaba a Leo, cada vez que veía algo que le recordaba a él—una hoja dorada, una nube con forma de león—sentía el puente fuerte y brillante en su corazón.  

Un día, cuando menos lo esperaba, Luna escuchó su risa llevada por el viento. Miró al otro lado del río y vio a Leo saludando. No importaba la distancia, su puente invisible siempre los uniría. 

 

PD: Feliz cumpleaños, mi gran querido amigo y hermano Mikki Paajanen


Marbella, 28 de febrero de 2025. Fotografía de diciembre de 2012, Córdoba.




viernes, 21 de febrero de 2025

Microrrelato; El carnaval de las máscaras

En medio del bullicio del carnaval, María llevaba su máscara más preciada, una de plumas doradas y piedras brillantes. Nadie la reconocía, y eso le gustaba. Se movía entre la multitud, disfrutando de la música y los disfraces extravagantes, cuando vio a un hombre parado en la esquina, con una máscara tan sencilla que casi pasaba desapercibida. 

Él la miró, sonrió y dijo: "La verdadera libertad está en no esconderse detrás de una máscara." 

María, sorprendida, se quitó la máscara, solo para descubrir que él ya había desaparecido. Ahí se dio cuenta, que ser uno mismo es lo que realmente nos libera...


Cabeza la Vaca, 21 de febrero de 2025. Imagen libre en la red.


viernes, 14 de febrero de 2025

Cuentos para dormir; El primer sí de Cata

Cata ni tan siquiera tenía dos años pero un mundo entero por descubrir. Desde que había aprendido a decir sus primeras palabras, su universo estaba lleno de “mamá”, “papá” y algún que otro “no” rotundo cuando algo no le convencía. Pero hasta hace unas semanas, una palabra en particular parecía no existir en su vocabulario: "Sí".  

Mamá y papá lo notaban con ternura. Cuando le preguntaban si quería más agua, Cata movía la cabeza. Si le ofrecían su muñeca favorita, se limitaba a estirar la mano. Y cuando le preguntaban si quería un abrazo, simplemente se acurrucaba en sus brazos sin decir palabra.  

Pero un día, mientras jugaba en el parque, Cata se detuvo frente a un columpio. Su papá, sonriendo, le preguntó como siempre:  

—¿Quieres que te ayude a subir?  

Cata lo miró, con sus ojos grandes y curiosos, y entonces ocurrió:  

"Sí", asintiendo a la misma vez con la cabeza.  

Papá se quedó inmóvil por un segundo, como si el mundo entero se hubiera detenido solo para escuchar aquella palabra. Luego, con el corazón lleno de alegría, la alzó suavemente y la sentó en el columpio.  

—¡Minha filha falou sim!!! — exclamó mamá, que observaba desde cerca.  

A partir de aquel día, el “sí” empezó a florecer en los labios de Cata como una mariposa que finalmente desplegaba sus alas. Sí a los cuentos antes de dormir. Sí a los juegos en la plaza. Sí a un beso extra antes de dormir.  

Mamá y papá sabían que, aunque el “no” seguiría siendo parte de su pequeño mundo, cada “sí” era una puerta abierta a nuevas aventuras.  

Lo mejor fue, cuando fui a preguntarle algo que llevaba esperando mucho tiempo; 

"¿Quieres mucho a Papá?..."

Y así, con cada dulce “sí” de Cata, la vida se volvía un poquito más mágica. 


Marbella, 14 de febrero de 2025. Fotografía de Jesús Apa.


viernes, 7 de febrero de 2025

Microrrelato; el último bocado

Manuel  siempre tomaba el último pedazo. En cenas familiares, en reuniones con amigos, en cualquier mesa donde hubiera algo que repartir. Lo hacía con naturalidad, como si le correspondiera por derecho.  

Un día, en una expedición en la montaña, una tormenta los dejó atrapados en una cueva. La comida escaseaba y cada uno racionaba lo poco que tenía. Cuando vio el último trozo de pan en el fondo de la mochila común, no dudó: lo tomó y lo devoró a escondidas.  

Por la mañana, sus compañeros, hambrientos pero unidos, compartieron sus últimas fuerzas y encontraron el sendero de regreso. Manuel, en cambio, débil y solo, no tuvo fuerzas para seguirlos.  

Ahí, en la inmensidad de la montaña, comprendió que su verdadera hambre no era de comida, sino de solidaridad. Pero ya era tarde.


Barcelona, 4 de febrero de 2025. Imagen libre en la red.