En medio del bullicio del carnaval, María llevaba su máscara más preciada, una de plumas doradas y piedras brillantes. Nadie la reconocía, y eso le gustaba. Se movía entre la multitud, disfrutando de la música y los disfraces extravagantes, cuando vio a un hombre parado en la esquina, con una máscara tan sencilla que casi pasaba desapercibida.
Él la miró, sonrió y dijo: "La verdadera libertad está en no esconderse detrás de una máscara."
María, sorprendida, se quitó la máscara, solo para descubrir que él ya había desaparecido. Ahí se dio cuenta, que ser uno mismo es lo que realmente nos libera...
Cabeza la Vaca, 21 de febrero de 2025. Imagen libre en la red.
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