El rey Narciso mandó construir un espejo gigante en el salón del trono. Cada mañana, se miraba y exclamaba:
"¡Qué grande soy! ¡Qué majestuoso! ¡Qué divino!"
Hasta que un día el espejo le respondió:
Hasta que un día el espejo se resquebrajó, cayendo en mil pedazos. El rey, alarmado, preguntó al consejero:
"¿Qué ha pasado?"
—Su Majestad —respondió el consejero, agachando la cabeza—, parece que incluso el espejo se hartó de tanta grandeza.
Marbella, 16 de mayo de 2025. Imagen libre en la red.
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