viernes, 10 de abril de 2015

Africa llora

El pasado año, en un viaje a América Latina, tuve el trayecto más largo por el momento en avión, en el cual, por la duración del propio vuelo, y por distintos problemas técnicos y climatológicos para el aterrizaje, me hizo estar en el avión más de 20 horas. Me acompañaba una chica, Beatriz, con una dilatada experiencia en cooperación internacional. Y claro, tantas horas de viaje, te dan para charlar de muchos temas. Pero fue uno concretamente, el que me llamó muchísimo la atención. En su estancia en África, concretamente en Malawi, narró la historia de como, junto con otra cooperante, estuvo a punto de ser violada y asesinada por un grupo de personas, en un intento de secuestro. Afortunadamente, y sin ella misma acabar de creérselo, escaparon de aquella situación con vida para contarlo. Escuchar aquello, me dejó sin palabras. Pero claro, me hizo pensar, que a pesar que son situaciones, que posiblemente ocurren a diario, escucharlo en primera persona, marca y deja huella.


Pero lo que aún más me sorprendió, es que no dijo ni una mala palabra de sus secuestradores. Ni el más mínimo rencor. Aludía este sentimiento, a que realmente, la situación que se vive en África, no es precisamente culpa de ellos mismos. Y conocedora de lo que ocurre en el continente africano, o en concreto, de los países más castigados, entablamos una interesante conversación sobre este tema, y de la cual, saqué mis propias conclusiones, en gran parte, asemejadas a las suyas. Aunque discrepamos de una en concreto.

África es un continente con grandes desigualdades, y por consiguiente, eso crea grandes injusticias. Pero no se puede permitir, bajo ningún concepto, mirar a otro lado con todo lo que allí ocurre. Estamos acostumbrados, desgraciadamente, a escuchar noticas crueles en los distintos países, sean en la zona oriental u occidental del continente, que no permanecen en nuestras cabezas, ni tan siquiera el tiempo que tardamos en escuchar la noticia. Es realmente terrible. Los que tienen el poder en esta sociedad, la occidental, la desarrollada, o como queramos llamarla, no paran de poner a prueba a ciudadanos de los distintos países africanos, sobre todo los más marginados. ¿Cómo es posible, que en el mundo que vivimos, haya sequía en gran parte de la población? Además de sin agua, ¿Cómo es posible, que hoy en día, en el mundo que vivimos "permitamos" esa hambruna tan desastrosa, que "silenciosamente" mata a MILLONES de personas al año?. Sobre todo niños. Incluso son utilizados como conejillos de indias, respecto a la resistencia a las enfermedades, cual laboratorio se tratara. Y claro, eso pasa en el mundo que vivimos, porque sencillamente, nosotros vivimos en "nuestro mundo", no en el de ellos.

Decía Beatriz comentando su historia, que realmente en algunos de estos países, la vida no vale nada. No pude estar en más desacuerdo con ella. ¿Para quienes no vale nada sus vidas?. Para nosotros, no para ellos. Para ellos su vida vale tanto como para nosotros la nuestra. Somos nosotros los verdaderos miserables, los que pasamos desapercibido todo aquello, y precisamente es nuestra causa y nuestra falta de compromiso, lo que nos hace ser cómplice de todo lo que allí ocurre. Y cuando digo "nosotros", más que hacerlo en el estricto sentido de la palabra, me refiero con ello a quienes manejan nuestros hilos. Porque, por si aún no te has dado cuenta, somos manejados a interés de unos pocos. Los poderosos. De momento, y por algún motivo, les interesamos o preocupamos, cosa que no ocurre con los habitantes de algunos países del continente africano.

Solamente en África occidental, han muerto unas 12.000 personas a causa del Ébola. Y este dato continua siendo dudoso. En España, hubo un auténtico conflicto social con los casos que tuvimos, donde SOLO murieron dos sacerdotes, y que precisamente venían de atender a enfermos en África. Y claro, con eso teníamos más que suficiente para sentirnos consternados. Es más, si estos casos no hubieran ocurrido a esos dos españoles, la palabra Ébola la hubiéramos tenido asociada a una diarrea o algo parecido. 

Al igual que ocurre con el terrorismo. Pasan desapercibidos los cientos de ataques terroristas que se producen al año en muchos de los países del continente africano. Recientemente, hablamos de esos casi 150 estudiantes de Kenya, porque han sido cristianos, asesinados por musulmanes. De lo contrario, hubiera sido una noticia más. Estos actos terroristas existen, cierto; Pero en gran parte, debido como digo, a las enormes desigualdades allí existentes, que hacen incrementar esos actos violentos. Y no es el terrorismo lo que mata a millones de personas, aunque sí los hace más vulnerables.

Por estas y muchas otras razones, no me creo eso de que en África, la vida no vale nada. De hecho, tendríamos mucho que aprender de ellos. Su valor primordial precisamente es el amor a la vida; De ahí la importancia que le dan a la fecundidad. El poder, los intereses en la venta de armas, los negocios de grandes especuladores, y otras cuestiones fomentadas por los más ricos, son los que ponen realmente en peligro la vida de un pueblo, que con grandes debilidades y enormes penurias, son cada vez más indefensos. Al contrario que el mundo occidental, más preocupados por cosas triviales, y considerando una y otra vez, que lo que ocurre en África es una "molestia" para nuestros oídos y ojos. O peor aún; Nos resulta indiferente.

Ellos, que tienen que transportar a veces diariamente el agua, aprenden el valor de cada gota. Ellos, millones de ellos, que mueren de hambruna y pasan hambre, conocen realmente el significado de esta palabra, aprenden a valorar debidamente la comida y el esfuerzo que supone conseguirla. En cambio, "nosotros", mientras más dinero tenemos, menos valor le damos a las cosas que realmente dan esencia a la vida. Es todo un contrasentido.

Lo cierto y verdad, es que África llora, y ni tan siquiera nos dignamos a darle un pañuelo...



Imagen libre de web.


Imagen de agencia EFE.

     

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