viernes, 19 de junio de 2015

Aquellas pequeñas cosas

Decía Serrat en su canción; "...son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas. En un rincón, en un papel, o en un cajón". Y es que el mundo está lleno de ellas, de pequeñas cosas, que a veces nos hacen más feliz, sin que necesariamente representen grandes alardes materiales u de otro tipo. Basta con pararse a pensar sobre ello. Sobre ese pequeño detalle que te ha hecho, aunque sea por un instante, un poquito más feliz, o te ha hecho pensar en que eres dichoso con lo que tienes. Que te hace, por un momento, dejar de centrarte en las obviedades que nos rodean, para apreciar lo que tenemos. Para valorar esas pequeñas cosas.

Es tan importante apreciar de quien viene, como el momento en que te tocó encontrarte con ellas. Quizás cuando menos lo esperamos, aparece ese detalle que tanto necesitabas. Ese pequeño gesto de aprecio, que sin tener ningún valor material, puede llegar a levantar la mayor "polvareda" anímica que puedas imaginarte. Y es que, a veces no somos conscientes del enorme poder que tenemos usando esos pequeños detalles. Quizás pudiera ser que no sirven para todo el mundo, pero cierto es, que estamos llenos de estos, y es cuestión de pensar en ellos y regalarlos.

Siempre me ha resultado irónico, escuchar de alguien decir, eso de, "yo es que no soy detallista", aludiendo tal gesto a causas materiales. No puedo entender que de nadie pueda salir cualquier detalle. No cabe en mi cabeza creer, que nadie tiene gestos hacia quien le tiene estima. Me niego a pensar en ello, por el simple hecho, que siendo cierto que cada cual expresa sus sentimientos o acciones a su manera, todos podemos sacar lo mejor de cada uno, sencillamente con pensar un poco en las otra personas, siendo tal cual somos para con ellos. De manera desprendida, pero sin necesidad de nada material ni ostentoso. A buen seguro, algún guiño de este tipo saldrá de ti.

Porque una sonrisa, una mirada, o una palmada en la espalda, pueden ser los más bonitos gestos de cariño, amor o aprecio, con los que necesites encontrarte. Puedo confirmar, que las mejores acciones salen de las personas, y nunca de un regalo, una caja envuelta en papel o de un "cheque en blanco" para gastarlo a tu antojo. Está más que comprobado, que quienes te hacen sentir, son las personas. Un recuerdo hacia ti, un sencillo mensaje, una bonita palabra, derramar una lágrima por alguien, que suelten un grito de tu nombre de manera irónica, pueden llevarte a subir los niveles de felicidad a tu punto más alto. Compartir una copa de vino, que toquen tu pelo, tu cara, tus manos..., o un simple papel con algo escrito, pegado en el parabrisas de tu coche, pueden ser los mayores gestos de amor con los que te encuentres en tu vida, y no los valores a tiempo. Pensar que las pequeñas cosas no cuentan, pueden suponer los mayores errores que cometas.

Esta semana me topé de lleno con "tres pequeñas cosas" de distintas personas. Cosas, que me permiten enfrentarme a cualquier situación con la mejor de mis actitudes, al menos por un tiempo. "Simples detalles", que hacen que creas firmemente que la sencillez de las personas, pueden llenar tu interior con las mejores voluntades. 

Hace una semana, el cartero traía algo para mí. Dos cosas concretamente. Una notificación, y un sobre con un paquetito dentro. La primera, una multa de tráfico. Igual no debería haberme saltado aquel semáforo, cuando el amarillo me decía que el rojo venía de camino. Y en el sobre del paquete, una pequeña cajita con algunos bombones, de los cuales, la otra mitad, envié como regalo a una amiga días antes. Acompañaba una diminuta nota, que decía; "La felicidad es mayor cuando compartes". No sabía hasta entonces, que pudiera haber multas tan dulces.!!!

Hace unos días, recibí un simple mensaje. Sencillo, llano, honesto. Venía de una gran amiga a la que quiero con locura. Una amiga de la infancia, de esas que sabes que siempre están ahí, pero que a pesar de eso, no pasamos el suficiente tiempo juntos que debiéramos. El mensaje, decía así; "Hoy he soñado contigo...que hablamos de cosas que no recuerdo...quizás te echo de menos, hace mucho que no nos vemos. Si no vienes a Zafra, iremos a verte". Y entonces te das cuenta, que necesitas de "esas pequeñas cosas", para pararte a pensar, y apreciar realmente el tremendo valor de la amistad. Un aviso de que había que cuidar algo que para mí tiene un valor incalculable. En unos días iré a verla, y no volverá a pasar tanto tiempo para que eso vuelva a ocurrir.!!!

Y también hace unos días, y como cada viernes, recibo un mensaje. Un mensaje, que recibo siempre en los mismos términos, muy sencillo, sincero, pero sobre todo motivador. Recuerdo que el pasado año, estando en Uruguay, pensé en ella. Apenas si la conocía, pues es hija de unos buenos amigos, y las referencias eran solamente de ese vínculo. Pero todo me indicaba que era la persona correcta e idónea, para que fuera la primera en leer este blog. Alguien neutral, pero a la misma vez, profesora de lengua castellana y literatura, y gran amante de la lectura, para mayor desafío aún si cabe. Y así, un viernes tras otro, sin fallar en su cometido, y tras mi mensaje de ida, de regreso en otro mensaje iba recibiendo la esperada crítica. Y sin ella saberlo, me fue ayudando poco a poco a continuar con esto. Ella, y otras muchas personas que leéis estas lineas. Con un sencillo mensaje de vuelta, un simple "hola", o un escueto "ok", me eran suficientes. O con un "me he sentido identificado o identificada" con ese post.

Pero resulta, que con este último mensaje por su parte, caí en la cuenta que había omitido algo. Solamente me estaba centrando en mi, o en mi texto, y me estaba olvidando de ella. Sobre todo al comprobar, que igual era ella la que necesitaba el aliento que había estado recibiendo una semana tras otra. Y lo percibí, porque el mensaje, de manera literal, decía así; "Leyendo la entrada he recordado un día, al principio de este universo maravilloso de tu blog, que te dije que me encantaría que escribieses una entrada siendo el caminante del poema de Alberti. Pues hoy, al leer ésta, he tenido esa sensación...el caminante haciendo el camino hacia su propio encuentro y guiado por la soledad. No tengo palabras para decirte la sensación que he tenido hoy... Gracias de corazón por hacerme llegar tus palabras hasta lo más profundo de mi ser. Y ahora llega el momento de hacerte una petición...El sábado que viene me examino de las oposiciones, por lo que el viernes te puedes imaginar como estaré. Espero una entrada para la ocasión..."  

Por eso, necesitaba valorar más en quien dedica, de alguna manera, por muy escueto que sea, parte de su tiempo para mi. Y ni que decir tiene, que he estado pensando en ellas toda la semana. En quien haya tenido ese gesto de compartir conmigo, un pequeño regalo que le envié, aunque sea en la distancia. En que una persona haya soñado conmigo, y haya interpretado ese sueño, con un mensaje de necesidad de acercamiento para nuestra vieja y bonita amistad. Y en que otra persona, la "tercera", aún teniendo otras cosas en su cabeza, como son esos sueños que han ocupado la mayoría de sus noches, luchando por conseguir eso que tanto desea, saque tiempo para mi y para enviarme su crítica a modo de ánimos. Ésos, que hoy quiero también transmitirle de alguna manera. 

Igual, el hecho de haber pensado en Yolanda, Irene y Nazaret, para escribir estas líneas, pudieran ser gestos insignificantes. Pero si lo hice, fue entre otras razones porque sus "pequeñas cosas", detalles, pensamientos o alientos, para mi fueron muy importantes. Y es que, si hay quien solamente necesita de "grandes cosas" para sentirse pleno de sentimientos, nunca estará conforme con otras que le vengan de menor calado. Y menos aún, con aquellas pequeñas cosas...Y es que, para estar a la altura de quien tiene ese detalle contigo, has de saber apreciarlo por muy pequeño o insignificante que pueda parecer.

Sencillos detalles, de personas grandes. Ojalá llenáramos el mundo todos los días de eso, de aquellas pequeñas cosas..., que una tras otra, consiguen llenar la bandeja de entrada de tu vida...



Fotografía de Jesús Apa. 19 de Junio de 2015.







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